En próximos días se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer en su edición número 18, tras la aprobación de la Asamblea General de la ONU. En este marco es pertinente revisar los avances, los retos y las resistencias encontradas para lograr erradicar una de las más catastróficas y demoledoras violaciones a los derechos humanos. Esta problemática nos afecta a todas las mujeres del mundo y las atrocidades son tan inhumanas que llegan a la infamia de la minimización y hasta de su invisibilización.
En México abundan los hechos que revelan el grado de tolerancia, impunidad e injusticia ante las violencias contra las mujeres; baste retomar las palabras cargadas de misoginia de un “hombre de dios”, con cargo de obispo emérito de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez, quien en la irresponsabilidad total ha asegurado que las mujeres son víctimas de feminicidios “por su imprudencia”. La torcida idea que prevalece en el colectivo social es la de castigarla y culparla a ella, atenuando y justificando a quienes sin derecho alguno trasgreden la seguridad y la integridad de las mujeres, por eso el acoso constituye la gran evidencia de las sutilezas de la violencia.
En la Corte Interamericana de los Derechos Humanos se han presentado los testimonios y la exigencia de justicia de las mujeres violadas y torturadas sexualmente en Atenco hace 11 años. La reclamación es puntual: identificar y sancionar a todas, todas, las personas responsables, por acción, omisión o negligencia, que permitieron que estas mujeres fueran abusadas por policías.
En España, el caso de los violadores de San Fermín, los integrantes de “la manada” y el actuar de las autoridades judiciales que han tomado en consideración el informe de unos detectives privados contratados por una de las defensas que siguieron a la joven durante un fin de semana y que ha concluido que la víctima siguió haciendo vida normal y no quedó “traumatizada”. Dejando la puerta abierta a la impunidad y la injusticia. Bajo estos contextos, la tarea ciudadana que realmente aporta es exigir se dejen de trivializar los temas y se incida puntualmente para materializar el anhelo de construir una sociedad libre de violencia.