La sospecha de la posible operación del crimen organizado en el estado (independientemente de las redes de tratantes de personas con fines de explotación sexual) es añeja y crece con el paso del tiempo ante la falta de precisiones contundentes por parte de las autoridades para demostrar lo contrario. Diversos sucesos ocurridos inexplicablemente en la que es una de las entidades más seguras del país, solo alimentan suposiciones.
El manejo institucional poco claro de esos hechos abre paso a una serie de versiones sin sustento entre la sociedad, desde la presunta presencia de narcotraficantes que en sexenios pasados cobraban cuota a los gobiernos para no alterar la paz social, hasta actividades de lavado de dinero con fachada de empresas de cualquier giro y extorsiones a presidentes municipales o la colusión de éstos con la delincuencia.
La penetración del crimen organizado en Tlaxcala ha sido negada oficialmente al menos en los últimos 13 años. Los incidentes son catalogados como aislados, pero el rumor se fortalece con acontecimientos como la reciente aparición de supuestas narcomantas atribuidas al Cartel Jalisco Nueva Generación, caso que aún no ha sido esclarecido, aunque Tito Cervantes, secretario de Gobierno, declaró que ya se investiga para determinar si ese tipo de delincuencia tiene intención de ingresar a este territorio.
En julio del año pasado el Ejército mexicano halló un plantío de amapola en Hueyotlipan, donde también descubrió artefactos rudimentarios para la extracción de goma de opio, sin embargo, hasta ahora se desconocen los resultados de la indagación de la Procuraduría General de la República (PGR) que esclarezcan a quién pertenece el predio y el destino de la producción. La presunción sobre la existencia de más sembradíos, aumenta.
Hace poco, la Secretaría de Salud (Sesa) del estado reconoció que en la entidad ha incrementado “rápidamente” el consumo de marihuana entre adolescentes. Si la distribución de esta droga ilegal no es una actividad del crimen organizado, ¿a quién se le puede adjudicar o cómo se le puede llamar?
El supuesto de que la delincuencia en sus diferentes modalidades echa raíces en Tlaxcala, acrecienta. Peor aún, ilícitos como el huachicol, tanto de mercancía robada como de extracción ilegal de combustible, comienzan a normalizarse entre la sociedad.