Miércoles, abril 24, 2024

Irinea busca justicia para Mariana

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La luna de miel de Mariana terminó cuando a las tres semanas de casada Julio César le propinó la primera golpiza. La tragedia fue el desenlace de 18 meses de violencia.

Así lo cuenta Irinea Buendía, madre de la víctima.

Llegó del Estado de México a Tlaxcala para dar testimonio del suceso y de su lucha, iniciada hace cinco años, para exigir ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que el caso sea investigado como feminicidio.

La historia de Mariana Lima Buendía es narrada en voz de su madre, en el auditorio de la Pinacoteca de Tlaxcala.

Rodolfo Rodríguez Márquez, director del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, y otros activistas, la han acompañado en el viacrucis legal en demanda de justicia, de castigo a Julio César Hernández Ballinas.

Irinea se aferra al micrófono. El volumen de su voz es fuerte. Habla sin vacilaciones ni consternación frente a los reporteros de la prensa local.

“El 29 de junio de 2010 recibo una llamada de parte del esposo de mi hija, un policía judicial, y me dice que mi hija se ahorcó. Entonces lo primero que le digo es que ya la mató”, expresa.

“Porque en febrero de 2010 él ya me había hecho otra llamada en la que me dijo que la iba a matar. A los tres o cuatro días se presentó en mi casa y le pregunté por qué me había dicho eso y le dije que nosotros sí amábamos a mi hija”.

“Él respondió que le quitaría la vida y que la iba a meter a la cisterna, que él ya tenía a dos o tres viejas, que ella no había aprendido a tratarlo como él se merecía. Caminó junto a la puerta y me dijo, jefa, yo para consejitos ya estoy muy grande. Y se fue”, recapitula.

Dice que recomendó a Mariana denunciar a su pareja.

“Porque el hombre que golpea una vez a una mujer no deja de golpearla nunca. A las tres semanas de casada con Julio César, mi hija recibió la primera golpiza. Ahí se acabó la luna de miel y empezó un martirio de 18 meses”.

Irinea señala que cuando Mariana decidió refugiarse en casa de la familia, recibió amenazas de muerte por parte de Julio César para que retornara a su lado.

“Le decía que si no regresaba la iba a matar, que al fin a él nadie le iba a hacer nada porque era policía judicial. En este momento ya es comandante del grupo de policías judiciales”.

Por momentos Irinea suena fría. Da la impresión de que la pena por la pérdida de su hija la ha dejado en el camino recorrido en busca de una sentencia favorable.

Retoma que tras la llamada telefónica del 29 de junio, ella se trasladó a la casa de Julio César a corroborar el deceso de Mariana. No había policía ministerial, porque –asegura– “él nunca le habló”. Afirma que ese hombre se encargó de realizar los trámites.

“Desgraciadamente en el Estado de México hay mucha corrupción e impunidad”, ataja.

“Encontré el cuerpo de mi hija acostado en la cama, en ningún momento suspendido de algo, Empecé a buscar de dónde podía haberse colgado, pues según el dicho de Julio César, ella se colgó del clavito de la cortina con un cordón”.

“Llegué a las 8:10 horas al lugar de los hechos y el Ministerio Público lo hizo a las 8:20 horas. En ese momento, Julio César declaró que él descolgó el cuerpo y mostró dos fotografías tomadas con su celular, donde se veía que mi hija estaba sentada en un buró que él mismo ya había movido”.

“En 10 minutos las autoridades terminaron la inspección ocular y lo único que se llevaron fue el cuerpo. Yo salí de la habitación a petición de la policía y aproveché para revisar otras áreas de la casa”.

Hace memoria y comenta que en una recámara observó que había maletas de Mariana ya preparadas para dejar la casa que compartía con su cónyuge y que el baño estaba húmedo. “Había dos tambos con agua, uno estaba casi vacío y el otro a la mitad”, detalla.

“En ese instante arribó la policía municipal, a la cual había llamado mi hija mayor, pero Julio César le pidió que se fuera”, agrega.

“Entonces yo lo enfrenté y le dije, ya debes estar satisfecho, ya mataste a mi hija, debes sentirte contento. Me dijo que la iba a incinerar y que se quedaría con sus cenizas, pues esa había sido la voluntad de ella. Yo le dije que quería quedarse él con sus cenizas para borrar todas las pruebas que lo pudieran culpar. Julio César me comentó que no se realizaría la autopsia porque así ya lo había resuelto”.

“Se llevaron el cuerpo al Centro de Justicia, él hizo todo el papeleo; inicialmente yo iba a vestirla, pero finalmente no supe quién lo hizo porque no me permitieron siquiera verlo”.

Le dieron la orden de investigación a la Policía Ministerial, pero él determinó que no fuera porque, según, no era un hecho violento. “Ingenuamente pensamos que el comandante Rebollo iba a investigar, sólo hizo algunas preguntas sobre los hechos, pero nada más”.

Irinea indica que denunció el contexto de violencia en que transcurrió el matrimonio de Mariana, pero nunca fue tomado como antecedente. Entonces, esta mujer señaló a Julio César como el asesino de su hija.

“Pero ni siquiera lo escribieron de esa manera, pues sólo quedó asentado (en el acta), contra quien resulte responsable”. Así menciona algunas inconsistencias en la querella.

“Todo esto nos llevó a iniciar el viacrucis de lo que finalmente las autoridades en sus omisiones y negligencias no quisieron hacer absolutamente nada, porque determinaron que ni siquiera lo que yo denuncié iba a ser tomado en cuenta, solamente el dicho de Julio César Ballina, el de que se había suicidado mi hija”.

Irinea y sus abogados activistas llevaron el caso hasta la SCJN. Lo atrajo en septiembre de 2013 y le asignó el folio número 554/2013. Apenas el pasado 25 de marzo de este año los ministros emitieron el fallo a favor de Mariana y una jurisprudencia que –acentúa– deberá ser aplicada “en todos los casos de mujeres asesinadas con violencia, en feminicidios”.

“Afortunadamente los ministros tuvieron a bien reconocer lo que Julio César había hecho y que el supuesto suicidio sólo fue una simulación del verdadero homicidio que perpetró el asesino de mi hija”, acusa.

Apresurada por el tiempo, pero satisfecha por la resolución, Irinea puntualiza: Finalmente el caso será investigado como un feminicidio, con perspectiva de género. Tenemos que pedir peritos y servidores públicos que conozcan del tema porque desgraciadamente los ministerios  públicos ignoran de qué se está hablando; sólo revictimizan o no atienden con la debida diligencia.

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