Tirar huevos o limones es un delito en épocas de crisis. La situación económica del país no está para bollos, ni los gobierno priistas ni panistas, ni el retorno del primero han podido mejorar las condiciones de vida del país, las asimetrías se mantienen y la brecha entre ricos y pobres se amplía, el caso del comportamiento del precio de productos como el huevo y el limón muestran el deterioro en el poder de compra de los mexicanos, los salarios no crecen al ritmo de los productos y, en la gran mayoría de las viviendas, la escasez es parte de su cotidiana realidad. El modelo económico neoliberal es el mismo cobijado de democracia electoral.
En la mayoría de los hogares se pregunta: ¿por qué el dinero no alcanza?, la respuesta es compleja porque hay múltiples factores que explican el fenómeno de la escasez; sin embargo, se vuelve simple cuando se analiza el comportamiento del salario, éste no ha presentado tasas de crecimiento sostenidas, es decir, durante al menos 30 años hay una política de contracción que impide que éste aumente de forma real, los tecnócratas han aludido que el férreo control sobre la paga ha reducido de forma significativa los índices inflacionarios, lo que demuestra para ellos que el éxito de la baja inflación es producto de disminuir las presiones en los precios de los productos. De hecho, mantener a raya el ingreso genera que los compradores disminuyan sus opciones de compra y prefieran adquirir lo mínimo necesario.
Lo que no ven los tecnócratas es que estas medidas han logrado variaciones importantes en la distribución del ingreso–gasto, en su mayoría los mexicanos han visto cómo sus alacenas y refrigeradores están cada día más vacíos y la compra de las despensas que se hacía de forma mensual o semanal se haga ahora casi por día, esto último se debe a que el comprador prefiere resolver los gastos previendo escenarios de escasez, pensado en el ahora, pues la posibilidad de encontrar ofertas o reducciones en los precios provoca que se esté a la caza de esas “ofertas”, el problema se ha agudizado porque el crecimiento de los precios está también en los productos de la canasta básica, así, por ejemplo, el kilo de bistec de res está en 100 pesos, el de huevo por arriba de los 25 pesos y el limón se ha mantenido entre los 40 y 60 pesos, si se añadiera el litro de leche obtendríamos que al menos éste producto ha tenido tasas de crecimiento sostenido muy arriba del crecimiento de los salarios desde hace algunos años, lo que viene a comprobar que la escalada de precios no obedece a coyunturas, periodos estacionarios o fenómenos atípicos, es una tendencia.
Cuando los productos inician un ascenso en los precios, éstos no regresan a su precio de origen, pasó con el kilo de tortilla, con el huevo y seguramente ocurrirá con el limón, la leche ha tenido esa misma trayectoria. Este fenómeno es muy interesante porque la mayoría de los analistas de la microeconomía y la macroeconomía han sostenido durante muchos años que los productos primarios eran los que menos cambios presentaban en los precios de venta, esto ha cambiado de forma dramática al menos en México.
De entrada, el fenómeno afecta a millones de bolsillos, pues se requiere destinar más recursos del salario para la compra de estos productos, es decir, se dejan de adquirir otros iniciando con los derivados, se disminuye en la dieta el huevo, la tortilla, la leche, los yogures, quesos, mantequilla, crema, etc., aunado a lo anterior se debe considerar la presión a la alza sobre otros productos, sube uno, suben todos, generando un efecto de bola de nieve que llega de manera directa en la oferta de servicios, ya ocurrió en la venta de elotes preparados con chile, pero sin limón, decisión del vendedor para mantener el precio, el resultado fue una caída en las ventas totales; de hecho, en las verdulerías se ha visto mermas importantes y hay negocios que han visto reducir sus ventas por el simple hecho de prescindir del huevo o limón en la elaboración de alimentos, pues su única opción es aumentar el precio del platillo.
En ese sentido, el discurso del gobierno federal sobre la recuperación de los precios es una enorme mentira, ni la apertura comercial para la importación de productos ha logrado regresar a los precios de hace uno, dos o tres años, podrán detener una mayor alza, pero nunca volver a los niveles anteriores. Las estrategias de regulación, acaparamiento y distribución no son la solución. En el caso del limón se ha promovido una estrategia de acaparamiento para estabilizar el precio en 26 pesos por kilo, mismo que podrán adquirir los compradores en las distintas tiendas de Diconsa; sin embargo, es un hecho que el factor distancia disminuye la posibilidad de asistir al punto de venta, lo que en práctica significa añadir al precio del limón el costo del transporte. Si la parada mínima, al menos en la entidad, es de 6.50 pesos, el ir a comprar dos kilos, que es lo máximo que se vende por comprador, tendríamos entonces que añadir 13 pesos, lo que llevaría a que cada kilo estaría en casi 33 pesos, ¿cuál ahorro?, la medida no es una solución, si en realidad se quisiera se puede regular y estabilizar el precio de la leche, tortilla, limón y huevo de todo el mercado mexicano, regresar a precios subsidiados, tal como ocurre en los países desarrollados, esto no ocurrirá porque acostumbrados a obedecer el recetario del FMI, Banco Mundial y la Secretaría del Tesoro de Estados Unidos, agacharemos la cabeza antes de cambiar el estado actual de deterioro en la calidad de vida de los mexicanos.
Los gobiernos corruptos están estrangulando a la población, ésta que cada día se lamenta por el tipo de políticos que tenemos, mientras éstos comen caviar, tiran los huevos y limones, la mayoría sigue comiendo frijoles sin huevo y ahora sin agua de limón, veamos si el hambre despierta a las masas o se mantiene el sistema de control, subordinación y obediencia a los pseudo líderes que dicen defender las causas de las mayorías, pero que en la práctica los usan para seguir viviendo con las riquezas generadas por prácticas de corrupción, a cambio de… nada. Ver para creer.