Sueños, aspiraciones y uno que otro exceso estarán por revelarse cuando poderes, organismos autónomos, ayuntamientos y dependencias de la administración pública den a conocer sus pretensiones de gasto para el próximo año.
En todas habrá una gran carga política y electoral; el año 2020 es la antesala del proceso de sucesión gubernamental. Muchos querrán ocupar el gasto público, ese que no les cuesta ni merma su patrimonio, para pavimentar sus aspiraciones o acceder a otro pedestal electoral.
En casi todos los casos, sus anteproyectos de gasto tendrán de todo, pero en especial habrá incrementos que superarán los dos dígitos, por lo que esperarán hasta el último momento para entregarlos a la Secretaría de Finanzas y Planeación (SPF) a fin de evitar las críticas o escarnios por sus pretensiones. Es más, muchos aprobarán y entregarán éstos en la opacidad y en lo oscuro.
Esta semana será crucial en la integración de sus propuestas, porque la mayoría de los entes públicos elaborarán su gasto bajo la máxima popular de pedir más para negociar, pese a que entregaron malas cuentas en 2018 y en las de este año van por el mismo tenor.
La base del presupuesto federal para Tlaxcala, de acuerdo con las estimaciones de la senadora Minerva Hernández Ramos, será de 21 mil 971 millones de pesos, que representan 680 millones más a los etiquetados para la entidad este año.
A partir de ese monto, todos querrán un importante incremento, aunque la cobija es solo una y para todos.
Los diputados locales, en especial quienes representan al partido en el gobierno federal que impulsa la austeridad republicana, quieren, al menos, 500 millones de pesos a fin de crear fondos para obras, acciones y campo; es decir, dinero para repartir y quedar bien a fin de prolongar su estadía en el Congreso o estar en condiciones de competir por una alcaldía.
En Derechos Humanos querrán recursos para la adquisición de otra camioneta de lujo y otras nimiedades, aunque en 2018 lo suyo no fue la correcta aplicación del dinero. En el ITE pedirán más de 10 millones de pesos para poner fin a esa pesada losa generada por despidos injustificados.
En fin. Serán muchas exigencias, pero pocos los recursos y exiguas propuestas para incidir en el desarrollo de Tlaxcala. Total, el dinero que se habrán de gastar no es suyo, así que a soñar y negociar con la bonanza.