Los diputados locales que buscaron la reelección marcaron su distancia con la ciudadanía de manera tangible desde el momento que consintieron la instalación de muros en el Congreso para que nadie les moleste. Dijera el fracasado aspirante presidencial de Todos por México: “!No hombre, qué genios! Por ello, no es de extrañar que regresen con la derrota en sus espaldas a despachar dos meses más.
El rechazo a la reelección es una muestra evidente de que la ciudadanía, aunque se le margine, está pendiente del actuar de sus representantes populares y quizá decidió no apoyar, ni sus propios correligionarios, a personas que se pasaron por el arco del triunfo la ley durante su periodo de licencia, ello al impedir que tomaran protesta sus suplentes.
Pero si los tlaxcaltecas creíamos que ya habíamos visto todo con la falta de trabajo legislativo, incumplimiento a diversos mandatos, desalojo a trabajadores de medios de comunicación y una lista interminable de omisiones, los legisladores mostraron de nueva cuenta su poca ética política al burlarse de seis suplentes este martes, a quienes les tomaron protesta y 90 minutos después se reintegraron a su encargo los que estaban con licencia.
Ahora regresan con la etiqueta de perdedores a refugiarse al Congreso local para que en el muro de los lamentos lloren su fracaso y la ciudadanía no los vea cómo cicatrizan sus heridas.
La LXIII Legislatura tendrá mayoría de diputados de Morena y en aras de que se mejore el trabajo parlamentario, no estaría por demás que tomen nota de todo lo que no debe hacer un diputado, sin importar las siglas partidistas, y asumir con responsabilidad la confianza depositada por la ciudadanía en las urnas.
Ya está trillada la frase de que esta es la peor Legislatura en la historia de Tlaxcala, hagamos votos porque la que viene no se gane esta opinión, pues por fortuna la que se va solo fue de un año y ocho meses, pero la entrante será de tres años, que pueden ser cortos o largos, según la labor de sus integrantes.