En el marco de la reforma político–electoral local, existen temas que han generado controversia y que han encontrado eco por el descontento popular, como el planteamiento de reducir el número de curules y la posibilidad de que las regidurías y las presidencias de comunidad sean honoríficas, argumentando que de esta manera se haría un importante ahorro económico y que dichos recursos tendrían un mejor uso e incluso, se dice, que con estas medidas estaremos mejor representados. Es claro que existe un hartazgo social y que se mira a quienes asumen estas funciones de representación popular de manera negativa y en muchos casos, con razón, las personas que ocupan dichos cargos son consideradas como parásitos, corruptas e inútiles. Así que es fácil sucumbir ante el señuelo de la reducción en la cifra de las diputaciones y en quitar fuerza en las regidurías y las presidencias de comunidad.
El gran problema es que en ninguna de las propuestas se habla de mecanismos tendientes a dignificar el trabajo público, de nada servirá reducir el número de 32 a 21 diputados, si no logramos que cada curul sea ocupada por personas con vocación de servicio y valores cívicos, con una clara definición ideológica y un profundo compromiso social. ¿Cómo se garantiza que esta reducción evitará el posicionamiento de perfiles arropados por mecenazgos políticos con intereses particulares? ¿Esta reducción cómo generará un contacto más directo de cada representante con sus representados y cómo abonara en una real rendición de cuentas? ¿Cómo esta reducción posibilitará la revocación de mandato?
Con la situación económica tan limitada que vivimos, cuántas personas tendrán la vida resuelta, como para realizar actividades en sus municipios en las regidurías y presidencias de comunidad honoríficamente. Acaso la reforma no tendría que ver con impulsar una educación cívica real, con asumir la responsabilidad ciudadana con el desarrollo de la tierra en que vivimos, con hacer del trabajo público una disposición para el servicio “de una nación libre, amante de la democracia y la justicia social”.