Las autoridades siempre tendrán una responsabilidad en su actuación por acción o por omisión, y aunque los diputados parecen estar resueltos a concluir ya con la novela de la designación de los integrantes de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), ésta podría complicarse.
El ex presidente del Instituto de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales de Tlaxcala, Edgar González Romano ha metido en predicamento a los integrantes de la LXII Legislatura local, ya que su postulación como aspirante a la presidencia de la CEDH podría complicar todo.
En estricto sentido, el señor González Romano –quien hasta el 31 de diciembre pasado vivió del erario– incumple con los requisitos de elegibilidad que establece la Ley de la CEDH, ya que para ser presidente se requiere, entre otros aspectos, “al momento de la designación no ser servidor público de la Federación, del estado o del municipio o haber sido gobernador o servidor público de primer nivel en la administración pública estatal, procurador General de Justicia, diputado local, senador, diputado federal o presidente municipal, durante un año previo a su designación.
El señor fue funcionario de primer nivel y él lo sabe. Sin embargo, a decir del presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales y que lleva este proceso electivo, Ignacio Ramírez Sánchez, mintió, porque firmó una carta de postulación en la que aseguraba que cumplía con los requisitos de elegibilidad.
Ello podría mostrar que el ex funcionario, encargado en su momento de la transparencia en Tlaxcala, mintió y ello, a simple vista, podría generarle un nuevo problema, porque a decir del priista Ramírez Sánchez, lo denunciarían penalmente.
Sin embargo, la estrategia de González Romano parece que es estar en posibilidad de negociar, más allá de la presidencia de la CEDH. Juega a tener elementos para poder bajarse del proceso o, en su caso, evitar alguna impugnación o litigio, a cambio de su cuenta pública del último trimestre de 2016.
Son varios los señalamientos en contra del mitómano ex funcionario –no solo ha mentido a estos diputados–, así que pareciera que su estrategia es fuerte, aunque de decirse, los diputados no cederían a ningún chantaje disfrazado de acuerdo.