Ella entró como es:
Un rayo alto de la luna
Y subió sus pies a la orilla
De mi cama, atrevida, sin decoro.
Me erizó con un beso congelado
Y sentí que nací en el lecho de aquél lago.
Ella es la mujer
Que se fue con la flor de primavera
Y volvió, otra vez, con la luz de madrugada.
Me abrazó por atrás
Transformándome en su hombre
y latió, me creció un deseo alrevesado.
Ella olió mi dolor
Como quién raspa limones
Y brotó en su piel su piadosa hechicería.
Me lamió la razón como quien sorbe la nieve.
Endulzó con placer un brebaje que da vida
Y bebió mi sabor en mil tragos de saliva.
Esta vez se quedó
A mirarse en el espejo los lunares
Y tomó mi pincel para inventarse veinte bocas.
Masticó mi sentir con el hambre de una loba
Y revivió mi temblor sacudiendo sus caderas.
Luna es, luna fiel
Del árbol verde de la vida.
Se clavó en mi ser como flecha en un venado,
Me rindió, sucumbí a su lengua en mis heridas
Y me ató al cordel de su luz enamorada.
Luna es, visitó
Esta balsa de mis sueños
Y voló con el sol, retrasada a su trabajo.
Desperté y escribí estos versos de abandono.
Sigo aquí con su olor, asumiendo que hay milagros.
Ricardo Landa, abril 17 de 2003.
Imágenes: Analines: Luna; Franz Von Stuck: Circe; internet: Visita y Mi pequeño universo de Beatriz Adriana.
Blog: htps://www.elrojodelalengua.wordpress.com