E l presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso local, Mario Riestra Piña, anunció una reforma jurídica a las juntas auxiliares del estado que busca acotar sus funciones y que podría derivar en la desaparición de aquellas que ya no cumplen los motivos por los que fueron creadas.
El planteamiento hecho por el líder del Poder Legislativo, que a su vez es eco de la iniciativa planteada por el presidente municipal electo, José Antonio Gali Fayad, es errónea, y no sólo porque las demarcaciones administrativas y de gobierno deban permanecer como hasta ahora, sino porque, incluso, es necesario que haya más juntas auxiliares.
Los ortodoxos del sistema neoliberal seguramente pretextarán la eficiencia administrativa y de ejercicio de recursos para tratar de apuntalar la idea de reducir el número de juntas auxiliares, pero la más elemental lógica política, social y hasta económica da cuenta del alejamiento que actualmente tienen los gobiernos de sus sociedades.
Esa distancia entre la autoridad y la gente a la que debe servir sólo abona a la desarticulación del tejido social, y en muchos sentidos a la incredulidad y la desorientación, por lo que es necesario, indispensable, que esa cercanía sea recuperada y lo mejor es la creación de administraciones nuevas donde se necesiten.
Es en verdad frustrante observar cómo el grupo que detenta actualmente el poder en Puebla sufra de la miopía de sólo enfocarse en las victorias electorales o la supuesta eficiencia en el ejercicio del gasto en vez de intentar fortalecer los procesos democráticos de la sociedad a la que se debe.