Aprovechando que tiene una relación cordial con todas las expresiones priistas en el estado, una figura pública que ha empezado a analizar la posibilidad de buscar la postulación como candidata del PRI a la gubernatura de Puebla es Rocío García Olmedo, la actual coordinadora de la fracción tricolor en el Congreso local.
García Olmedo acaba de pasar una prueba de fuego que consistió en proponer a Guillermo Pacheco Pulido como aspirante a gobernador interino pese a la abierta oposición que había de la presidente nacional del PRI, Claudia Ruiz Massieu, y el dirigente local del tricolor, Javier Casique Zárate, quienes siguen inmersos en la alianza que se construyó –durante el sexenio de Enrique Peña Nieto– entre la cúpula del Partido Revolucionario Institucional y el morenovallismo.
Previo a la designación del gobernador interino, los cuatro integrantes de la fracción priista del Congreso local se entrevistaron con Ruiz Massieu para pedirle que el Comité Ejecutivo Nacional del PRI, en congruencia con la militancia priista de Pacheco Pulido, hiciera suya la propuesta de impulsar al dos veces ex presidente del Tribunal Superior de Justicia. La respuesta de la dirigente del partido fue el silencio. Se concretó a decir que daba acuse de recibo de la solicitud en cuestión.
En el lenguaje cifrado del PRI ese silencio significa rechazo, pero sin reconocerlo públicamente para evitar cuestionamientos de que el tricolor se rehusó a respaldar a un cuadro priista de fuerte peso político, como es el caso de Guillermo Pacheco Pulido.
A lo largo de la mañana del lunes de esta semana, hubo intentos de la dirección nacional del PRI de evitar el apoyo de los diputados locales priistas a favor de Pacheco Pulido, para de esa manera buscar favorecer a Jesús Rodríguez Almeida, el aspirante del PAN. Sin embargo, García Olmedo resistió la presión y al final hubo un respaldo –a favor de Pacheco Pulido– de todo el grupo de legisladores tricolores, pese a los titubeos de Javier Cacique de jalar parejo con los integrantes de su bancada.
Eso explica porque Marcelo García Almaguer, quien el lunes todavía era coordinador de la fracción del PAN en el Congreso, se quejó –o mejor dicho se justificó– que el PAN no pudo impulsar a Rodríguez Almeida porque falló “un aliado estratégico”, es decir el PRI.
Y el propio Guillermo Pacheco Pulido ha declarado que no tuvo del todo el apoyo del PRI para obtener la cabeza interina del Poder Ejecutivo.
De alguna manera, el lunes pasado García Olmedo ganó de manera silenciosa una importante batalla política, pues se logró imponer al grupo de Enrique Doger Guerrero –el anterior candidato a la gubernatura– que tiene el control del PRI estatal y actúa bajo los intereses de la facción del extinto ex mandatario Rafael Moreno Valle.
Oriunda de Atlixco, con una larga trayectoria como militante del PRI, como legisladora local y federal, como férrea defensora de los temas de género, Rocío García Olmedo ha colaborado con los últimos cuatro gobernadores del PRI, desde Mariano Piña Olaya hasta con Mario Marín Torres, lo cual le abre las puertas de todos los grupos priistas de Puebla, pese a los problemas que ha enfrentado por su fuerte carácter.
Por esa razón algunos líderes del tricolor han empezado a construir la idea de que la actual legisladora local tiene dos ventajas fundamentales: podría ser un factor de cohesión de las facciones priistas y no la persigue ningún escándalo de corrupción, derrotas electorales o de alianzas vergonzosas con el morenovallismo. Y eso la puede hacer una atractiva candidata del PRI.