Dos premisas: 1) El derecho a decidir es un derecho humano fundamental, no un derecho jurídico. Lo tenemos. 2 ) La mayoría de los países europeos se han creado en el siglo XX, y Cataluña sigue un proceso actual que es general, histórico y social: fragmentar los grandes Estados –al servicio de los intereses económicos– en naciones que velan por el bienestar de sus pueblos.
Además, Cataluña es una nación que se remonta al siglo X, un hecho que España no quiere aceptar. El presidente actual es el número 134 de presidentes legítimos de Cataluña. Cataluña quedó integrada a la monarquía castellana primero por cuestiones hereditarias y luego por Conquista (Guerra de Sucesión, 1714). Cataluña intentó en tres ocasiones por lo menos zafarse del lazo español: en 1640, en 1714 y en 1931. La transición no resolvió los problemas entre Cataluña y España.
En la actualidad el sentimiento independentista de los catalanes se fundamenta en básicamente en tres aspectos: insatisfacción en las relaciones políticas, económicas y sociales con el Estado (expolio económico que impide el pleno desarrollo económico y social); desprecio del Estado español por la singularidad lingüística y cultural de Cataluña; negativa de España en negociar la inserción justa y equitativa de Cataluña en el conjunto español. Los catalanes, tienen derecho a decidir su futuro tanto desde el punto de vista de la legalidad internacional como de la legitimidad histórica.
La victoria de la coalición independentista el día 27 de septiembre inicia un proceso de negociación y reconocimiento internacional en el marco de un proceso constituyente propio, encabezado por la sociedad civil, cuya hoja de ruta fija un plazo de 18 meses, después de lo cual se hará un referéndum para aprobar la Constitución Catalana y se convocarán elecciones en el marco de la nueva República Catalana. El objetivo primero es conseguir el reconocimiento internacional, pero algunos sectores no descartan una DUI (Declaración Unilateral de Independencia) que tendría consecuencias económicas de grandes proporciones para la Unión Europea y sobre todo para España. Se abre un periodo incierto pero sin duda apasionante.