A las 22 horas de este sábado, con el cual el mes de septiembre termina, las cacerolas han comenzado a sonar en Cataluña. Como cada noche desde hace más de una semana, la gente se ha asomado a su balcón a golpear trastes como manifestación de apoyo al referéndum que habría de tener lugar el día de mañana. En las escuelas de cada barrio, los vecinos se ha congregado para mantener los recintos abiertos con tal de poder tener dónde votar el día de mañana. La convocatoria es para llegar a las 5 de la mañana a cantarle al amanecer, dado que, además de la votación, será el día internacional de la música.
Las fuerzas policiacas han advertido que a las 6 am llegarán a cerrar todos los colegios, donde padres de familia y demás miembros de la sociedad civil dormirán con tal de que la votación sea posible. En general, el ambiente ha sido celebratorio y familiar, con las niñas y niños jugando al fútbol o al basquetbol, cenando los emparedados que se han hecho en casas y bebiendo el café que alguien aportó con una máquina de cápsulas. En un colegio del barrio Poble Nou, en Barcelona, padres e hijos se han puesto al centro de la cancha para formar, con sus fajas en el torso, el icónico castell catalán, esa torre humana que, en este caso, han culminado con niñas de menos de diez años.
La cadena privada de televisión española La Sexta ha informado que los tres cuerpos policiacos encargados de ejercer la justicia española el día de mañana, La Guardia Civil, la Policía Nacional y la policía catalana, Los Mossos d’Esquadra, han dicho que no aplicarán los mecanismos de defensa ante las manifestaciones pacíficas, pero que sí harán valer la Constitución española impidiendo lo que formalmente sería una votación ilegal. Esto deja una generalizada expectativa sobre lo que podría ocurrir mañana cuando la policía y la sociedad se encuentren en el intento de votación, el cual ha sido organizado por un sitio web ahora desaparecido donde se le indicó a cada ciudadano qué lugar le tocaba para sufragar.