Jueves, abril 25, 2024

Reconocen a Blanca Buitrón, científica que descubrió estrellas de mar del Cretácico en Puebla

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Por más de dos décadas, Blanca Estela Buitrón Sánchez fue la única científica mexicana que estudiaba equinodermos fósiles, uno de los grupos de organismos más antiguos de la Tierra, los cuales solo han habitado en las profundidades saladas de la inmensidad acuática, por eso su presencia es el rastro contundente que deja el mar. En Puebla, en Tepexi de Rodríguez, descubrió las primeras estrellas de mar del Cretácico en México.

Lirios, erizos ofiuras y estrellas de mar petrificados han cobrado sentido bajo el lente y el ojo erudito de Blanca Buitrón, una mujer nacida en 1939, en el pueblo de Xilotepec, estado de México. Su casa estaba rodeada de milpas y campo, donde solía jugar con insectos, caracoles y plantas que coleccionaba.

A los 13 años sus padres la llevaron al mar: “Fue un impacto increíble, ver cómo el agua se fundía con el cielo”, recuerda. A esa edad, en la playa de Mocambo, no se imaginó que, una década después, podría “sumergirse” a las profundidades marinas del Paleozoico y Mesozoico, a buscar lirios y estrellas, en las rocas sedimentarias de las montañas.

La científica se formó en la UNAM, pero ha dejado su huella en casas de estudio de todo el país, donde ha extendido sus conocimientos a través de sus alumnos y como cofundadora de facultades y departamentos relacionados con las ciencias de la Tierra. Por su responsabilidad social en el ejercicio de la paleontología, aportaciones científicas, docencia, formación de recursos humanos, valor ético y generosidad, fue reconocida por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, a través del Consejo de Paleontología.

Blanca Buitrón explica la ciencia con exactitud, pero como si contara un cuento, quizá, ese es el secreto por el que tantos estudiantes la consideran su maestra y le expresan agradecimiento, admiración y cariño. “Me dediqué a la ciencia toda la vida. Cuando mi esposo me preguntó si me quería casar, le contesté que no tendríamos hijos porque yo quería dedicarme a la investigación: ¿Nos casamos o no?, Dijo sí. Fue un convenio con la pareja y una decisión muy personal”, recuerda. Terminó de estudiar su licenciatura en 1962 y se recibió como bióloga en 1964. Desde entonces no ha dejado la ciencia, ni el campo de la docencia, en el que se inició en 1971.

Los padres de Blanca Buitrón fueron maestros rurales en la época de Lázaro Cárdenas. Su padre, Rafael Buitrón, de niña le llamaba “Estrella” y le leía el poema A Margarita de locas, de Rubén Darío, y le puso por nombre Margarita.

“Descubrí las primeras estrellas de mar del Cretácico en México”, refiere la paleontóloga. “Fue en Tepexi de Rodríguez, Puebla, una región marina cercana a Tehuacán”. Cuando encuentra equinodermos, Blanca Buitrón sabe que esa tierra firme fue mar: le ayuda a comprender la geografía del pasado.

“Los equinodermos también nos dan la edad de la Tierra, e información sobre el ambiente. Son muy antiguos, hay organismos de ese grupo, como los erizos, de hasta 540 millones de años. En México tenemos localidades del Paleozoico con abundantes lirios de mar. Los fósiles son prueba contundente de la evolución de la vida”, anota la investigadora.

A sus casi 80 años –que cumplirá el 17 de octubre–, Blanca Buitrón dice que el ojo que pega al microscopio le falla, pero su memoria no. En 2007, la UNAM otorgó a la paleontóloga el Premio Sor Juana Inés de la Cruz, un reconocimiento que le significó mucho por la admiración que tiene hacia la Décima Musa. Conoce perfectamente sus sonetos y los recita. Está convencida de que la vida misma es poesía, solo basta mirar a cualquier pequeño organismo para darse cuenta.

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