Coxcatlán.-Justicia, fue el llamado que hizo el sacerdote Anastasio Hidalgo Miramón, al celebrar ayer la misa de cuerpo presente de las víctimas de la masacre cometida la noche del jueves en El Mirador.
Hidalgo Miramón, quien durante más de 10 años fue párroco de Coxcatlán, recibió a las puertas de la parroquia de San Juan Apóstol, los 12 féretros, el más pequeño perteneciente al pequeño de ocho meses de gestación, quien fue asesinado en el vientre de su madre.
El pueblo se desbordó para expresar su solidaridad a los familiares de las víctimas, desde la noche del domingo llegaron a la explanada del Palacio Municipal, para acompañar a los dolientes, quienes con lágrimas en los ojos agradecieron la solidaridad de los pobladores de Coxcatlán y sus alrededores.
A las siete de la mañana los féretros fueron trasladados a la parroquia, donde el padre Anastasio Hidalgo, quien durante más de 10 años fungió como párroco de este municipio, ya los esperaba para la celebración de la misa.
Se necesita justicia para víctimas
Habló primero en náhuatl, lengua que se habla en El Mirador, para hacer saber a las familias enlutadas su solidaridad, así como exhortarlos a poner la confianza en el dios de la vida.
Pero también pidió que no prive la indiferencia ante esa realidad, “lo menos que podemos exigir a quienes les toca ejercerla, es justicia, que se haga justicia”, sin embargo reconoció que pedir justicia es convertirse en una voz que grita en el desierto.
México no tiene memoria histórica, manifestó el sacerdote, al cuestionar que cuánto muertos tienen que ser para que se atiendan esos casos, e hizo un recuento de otras masacres como la de Tlatlaya o la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Tras la misa, los féretros fueron cargados en hombros hasta el panteón municipal, donde se les dio sepultura, entre cantos, flores y llanto de sus familiares, quienes reiteraron su decisión de no regresar a vivir a El Mirador.