Viernes, marzo 29, 2024

Puebla y Lobos, en el limbo

Destacamos

En una misma semana el Apertura 2018 rebasó la tercera parte de su recorrido y los dos equipos locales no le dicen al público absolutamente nada, según se desprende de las paupérrimas entradas que siguen registrando tanto CU como el Cuauhtémoc, absurdamente ampliado por el gobierno anterior. La franja, al menos, pudo dar cuenta el miércoles del colero Atlas –otro que sobra en Primera División–, pero los licántropos  –doble derrota, ante Monterrey y Querétaro– continúan arrastrando penosamente el nombre de nuestra universidad. Y como no le va mucho mejor a Pericos en el Hermanos Serdán, la afición poblana al deporte de paga seguirá suspirando por tiempos mejores.

¿Cruzazulear cambia de significado? Por contraste, una buena demostración de que cuando peor parecen ir las cosas, resulta que pueden tener arreglo. El Cruz Azul del “Forcado” Caixinha sigue en la punta y además invicto luego de seis jornadas (escribo esto antes de su difícil visita de ayer tarde a Torreón). Más que por las excelsitudes de su juego, asombra en la ex Máquina el cambio de actitud: esa tenacidad, ese esfuerzo solidario, ese optimismo para encarar los partidos y sobreponerse a los inconvenientes –puntuar dos veces en inferioridad numérica– sí que es nuevo en ellos, dicho sea sin menospreciar el buen trabajo del DT portugués y las acertadas contrataciones que reforzaron este año al elenco cementero, empezando por la de Ricardo Peláez como director deportivo. Con Elías Hernández como líder dentro del campo y goleador de categoría, con el orden y respeto que impone atrás Pablo Aguilar, con la pronta adaptación del argentino Marcone y la inesperada revelación del joven Alvarado –por hablar solamente de los recién llegados– Cruz Azul es la sensación del campeonato, a falta incluso de un “9” de auténtica categoría. Súmese la recuperación del enorme potencial de Chuy Corona, el segundo aire de Gerardo Flores y las actuaciones parejamente buenas de los Domínguez, Aldrete y Baca, más el contagioso voluntarismo de Méndez y tendremos la explicación de algo que nadie esperaba: la reconversión del optimismo por una afición largamente castigada por su propio equipo.

No es un caso equiparable al de las escuadras poblanas, que navegan en la precariedad y sobrevivirán únicamente porque la gavilla abolió el descenso.

América, premio a la tenacidad.  Que Miguel Herrera sabe insuflar de espíritu guerrero a sus equipos es algo fuera de discusión. Ya si nos ponemos a buscar en su conducción puntos finos la cosa cambia, pero la verdad es que el América, desde que Televisa lo tomó a su cargo, 60 años ha, fue adquiriendo un sello mucho más cercano a la refriega que a la estética, a despecho de las muchas estrellas que han pasado por sus filas. Y ese sello lo mantiene, véase si no lo ocurrido el sábado en el Azteca, bajo un aguacero y en inferioridad numérica durante la mayor parte de un encuentro de rompe y rasga, muy pobre como expresión de buen futbol pero fiel en todo momento a la herencia de agresividad impetuosa adherida a la camiseta y la piel del americanismo –de ahí las dos expulsiones y alguna más que debió añadirse. Ese ímpetu, la mayor parte de las veces ciego, terminó por encontrar un empate casi heroico –gol de Henry Martín en tiempo de compensación– ante unos Pumas que son la pura indefinición, futbolística y anímica, y que –once contra nueve– resultaron incapaces de sostener el 1–2 con que se arribó a ese último minuto. Insoslayable fracaso, fuente de los muchos rumores acerca de la inminente remoción de Patiño como entrenador del devaluado conjunto del Pedregal de San Ángel.

Rachita rojiblanca. Todo mundo está de acuerdo en que el actual Guadalajara no pasa de equipito, desmantelado a conciencia por su dueño y el administrador que en mala hora puso al frente del legendario club de Colomos. Pero algo tiene Pepe Cardozo que hace indómitos a sus equipos –hay excepciones, como lo fue el Puebla–, y luego de un descolorido principio, a partir de su visita a la Bombonera (2–2 en la cuarta fecha), el Rebaño ha puesto el alma en la cancha y, aun con apuros mortales, no ha dejado de puntuar. El martes, jugando en casa, venció por la mínima al Necaxa, y el viernes, en el Jalisco, resolvió por el mismo marcador –impresionante latigazo de Orbelín Pineda– el devaluado clásico contra el pobre Atlas, que ya suma siete fechas sin anotar un mísero gol.

El asunto es para ponerse a temblar, pues los rojinegros pertenecen al mismo consorcio –TV Azteca– que tiene las manos más que metidas en el franjado Puebla. Menos mal que Morelia –el otro club “hermano” de los anteriores, en cínica refutación del falso pacto gavillero de hace casi tres años para dizque suprimir la multipropiedad– navega viento en popa, y el sábado sacó un punto más que meritorio de la difícil cancha del sublíder Monterrey (2–2), abucheado una vez más por sus defraudados seguidores.

Santos mantiene la figura. Se pensaba que el actual minicampeón –tan sistemáticamente saqueado– acusaría la sorpresiva baja de Dante Siboldi al frente del equipo, pero es el caso que, con Chava Reyes a los mandos, el cuadro lagunero no ha perdido frescura ni efectividad en las áreas adversarias. Hasta ayer –partido sin pronóstico contra la Máquina de Caixinha– solo perdió una vez, empató otra y ganó cuatro de sus encuentros, entre ellos vistoso 3–1 sobre Tigres –tuvo que visitarlo el Veracruz para que saliera de su peor racha en años, tres reveses al hilo– y, a media semana, el empate a dos en Tijuana, cuyos Xolos andan de capa caída.

Mbappé. Lo estuve observando durante el PSG–Angers del sábado (3–1, con goles de Cavani, el propio Kylian y Neymar) ¡Qué jugador! En la época en que el futbol se juega a toda prisa, dientes apretados, ansiedades en pugna, chocar y machacar, seduce su calma extraordinaria, que no es morosidad sino control del tiempo, visión del campo, serenidad de espíritu. Contra la ansiedad circundante, dominio pleno del balón y de la escena. En su gol, el toque preciso y suave hacia donde el arquero nunca llegará. Y en el que le sirve a Neymar, ojo de lince para ubicar al compañero, empeine flexible para hacer del pase atrás un sencillo modelo de precisión, sonrisa distendida para festejar.

Sin saber aún hasta dónde llegará semejante fenómeno, y a sabiendas de que no es la liga francesa el mejor escenario posible, qué jugador extraordinario.

Meritorio “Checo”. Force India había tenido una semana infernal, declarada la quiebra del equipo y en duda su participación en lo restante de la temporada de fórmula 1. A última hora el canadiense Stroll adquirió la endeudada escudería y, sobreponiéndose a dolencias que no lo abandonaron durante el fin de semana, Sergio Pérez –responsable además de la denuncia de insolvencia que llevó a la declaración de quiebra– pudo abordar el nuevo auto que Force India tenía previsto. Lo hizo para ofrecer en Bélgica una espléndida demostración de su madurez como piloto, firme de trazos, valiente sin temeraridades y resuelto a defender el cuarto puesto de salida conquistado el sábado, detrás de su coequipero Esteban Ocón, al que rebasó limpiamente en la primera curva. Si terminó quinto fue porque su auto nada tenía que discutir ni en potencia ni en aerodinámica con el Red Bull de Max Verstapen –tercero en el podio, detrás de Vettel y Hamilton– ni con el Mercedes de Bottas, que partió último por castigo reglamentario pero finalizó cuarto luego de espectacular remontada. Pero lo del “Checo” ha sido notable, su mejor carrera del año al grado de convertirse, para los expertos, en el protagonista principal del GP de Bélgica.

La prueba empezó con Hulkenburg embistiendo por detrás al McLaren de Alonso, haciéndolo volar peligrosamente por encima del joven Lecrerc a la salida de la primera curva. Y con Vettel rebasando espectacularmente a Hamilton, dueño de la pole y líder del campeonato, aunque ya sólo sea por 17 puntos sobre el vencedor de ayer, que una vez consumado el sorpasso dejó al británico muy atrás para obtener una cómoda victoria, la cuarta suya en un circuito de 7.1 kilómetros, el más largo de la F–1. Allí donde el récord para la anterior versión de Spa Francorchamps –que abarcaba 14 km– lo poseerá hasta la eternidad el mexicano Pedro Rodríguez, convertido en misil su BRM de 1970 para conquistar su tercera victoria en la categoría reina, un año antes de su trágica muerte en aquella malhadada carrera de prototipos de Nuremberg (11.07.71).

Ultimas

Sentencias contra hermanos Tiro Moranchel no garantizan que permanezcan en la cárcel: representante de defraudados

La reciente confirmación de sentencia de nueve años contra Leonardo Tiro Moranchel, propietario de Sitma, no garantiza que él...
- Anuncios -
- Anuncios -