Viernes, abril 19, 2024

Publica la Scult federal una memoria de los retos de la restauración en México tras el 19–S

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Experiencias en la restauración de los conventos franciscanos de la zona central de Puebla, es el título del estudio elaborado por Francisco Morales, director de la Biblioteca Franciscana de San Pedro Cholula, que fue incluido en el libro Sismos y patrimonio cultural. Testimonios, enseñanza y desafíos, 2017–2018.

El abordaje sobre este tema es una de las crónicas, análisis, informes y estudios de destacados especialistas y escritores que se presentan como una memoria acerca de los retos de la restauración en México, así como el registro de las labores de restauración en las edificaciones patrimoniales afectadas tras el escenario de emergencia ocurrido en septiembre del año pasado.

El volumen ha sido coeditado por la Subsecretaría de Diversidad Cultural y Fomento a la Lectura y la Dirección General de Publicaciones de la Secretaría de Cultura (Scult) federal. Dividido en cuatro secciones, cada una acompañada de una galería fotográfica que da cuenta del llamado Plan Maestro diseñado por la institución cultural, participan especialistas en diversas disciplinas como restauración, arquitectura, dereho, ingeniería y geología, así como diversos sectores de la sociedad.

De acuerdo con el censo levantado por la Scult federal, 2 mil 340 inmuebles históricos y de valor patrimonial y cultural registraron daños tras los sismos de septiembre de 2017.

El primer apartado, titulado “Voces del sismo”, presenta el texto La memoria herida, de la escritora y académica Mónica Lavín; la segunda sección, Perspectivas desde la geología, la ingeniería y la arquitectura, ofrece los trabajos: La realidad geológica, una amenaza al patrimonio cultural de México (los sismos de 2017), de los investigadores Xyoli Pérez–Campos y Víctor Hugo Espíndola Castro; La ingeniería civil ante los efectos de los sismos de 2017 en los edificios patrimoniales (el equilibrio entre la autenticidad y la seguridad), de Roberto Meli Piralla, especialista en seguridad estructural de edificios históricos; La responsabilidad del arquitecto–restaurador ante los edificios patrimoniales dañados por el sismo, de Xavier Cortés Rocha, profesor emérito de la Facultad de Arquitectura de la UNAM; y Restauración participativa, del arquitecto J. Francisco Serrano.

En la tercera sección Nuestra casa, nuestras piedras: análisis desde las instituciones, se encuentran los textos Sismos y patrimonio cultural. Destrucción y restauración, de Diego Prieto, director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH); y Restauración del patrimonio artístico dañado por desastres naturales, de Lidia Camacho, directora general de Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). Asimismo, Retos para la salvaguarda del patrimonio artístico afectado por los sismos, de Ernesto Martínez, director del Centro Nacional de Conservación; y Vinculación antropológica e institucional, clave de la respuesta para salvaguardar el patrimonio cultural mueble, de Liliana Giorguli, directora de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural. Es en esta sección donde se incluye el trabajo de Francisco Morales, director de la Biblioteca Franciscana ligada a la Universidad de las Américas Puebla.

En su último apartado, Alternativas: el futuro y su desafío, la obra presenta: Los sismos en México: su desafío social y jurídico en el ámbito cultural, de Bolfy Cottom, especialista en legislación cultural e historia de las políticas públicas en materia cultural; Fondo Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural e Histórico: una propuesta, del escritor, académico y analista político Federico Reyes Heroles, integrante del Comité Ciudadano que  acompaña a la Scult en los trabajos de restauración, así como una conversación sostenida con Alejandro Aravena, arquitecto chileno reconocido con el Premio Pritzker, en 2016.

En el texto de presentación, la secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda señala cómo en 11 estados, entre ellos Puebla, como una de las entidades más afectadas, la naturaleza enfrentó a la sociedad a los desafíos a los que México respondió con solidaridad y fuerza.

“En cada rincón de la República, hombres y mujeres contribuyeron desde su propia trinchera para responder ante la emergencia. Un desafío que, por su alcance, dimensión, extensión y costo, nos llamó a tomarnos de la mano y sumarnos al esfuerzo conjunto de restaurar el patrimonio cultural, alma y corazón de nuestras comunidades. La emergencia nos convocó a levantar bóvedas, arcos y campanarios; a devolver el esplendor de pirámides y murales; a reconstruir inmuebles en pueblos y ciudades; a trabajar en lo que nos une y nos enorgullece”.

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