Jueves, abril 25, 2024

Protección Civil de Puebla tardó cuatro horas en llegar a zona siniestrada a dos calles de sus oficinas

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El tema del socavón mortal en el Paso Exprés, de la Autopista del Sol, por enésima vez vuelve a poner sobre la mesa el tema de la nula prevención de desastres, y resulta que en la ciudad de Puebla las autoridades municipales de Protección Civil deben poner sus barbas a remojar, porque es evidente su negligencia. Una pequeña muestra es lo ocurrido el pasado martes, ya que los encargados de esa área tardaron en llegar cuatro horas a una zona siniestrada, con el pequeño detalle de que estaban a dos calles de distancia.

Las lluvias que cayeron el martes por la tarde–noche provocaron serios estragos en la zona norte de la ciudad de Puebla. Uno de los edificios de la sección 23 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y las oficinas de Prospera, el programa del gobierno federal para atacar la pobreza, se inundaron y lo cual provocó la pérdida de documentos y equipo de cómputo. En el segundo caso el siniestro se extendió a un estacionamiento, donde la caída de una barda ocasionó que el agua se acumulara y 12 vehículos acabaran cubiertos por el líquido.

Por si fuera poco, en el SNTE se tuvo que desalojar al personal, lo cual llevó a una maestra y una trabajadora del sindicato a salir del edificio en medio de la lluvia y sin que eso importara, fueron asaltadas en la vía pública con violencia, por ladrones que se aprovecharon de la situación.

Desde que se empezó a percibir en el SNTE y en Prospera que subía el agua, que las instalaciones hidráulicas no eran suficientes para captar el líquido y que eso se iba a convertir la situación en un desastre, llamaron a la Unidad Operativa Municipal de Protección Civil, cuyo director es Luis Gustavo Ariza Salvatori y la secretaria se llama Adriana Rodríguez Flores.

Luego de esa llamada las cosas fueron empeorando. El edificio del SNTE en su parte baja se llenó de agua. En Prospera pasó lo mismo y una barda del estacionamiento se vino abajo, lo que casi aplasta a una persona que estaba en su auto. Todo eso pasó sin que llegara alguna autoridad a atender los llamados de urgencia.

Cuando ya había pasado la lluvia y el susto se había transformado en malestar por los documentos, computadoras, mobiliarios y vehículos dañados, es cuando aparecieron los encargados de Protección Civil.

La demora solamente fue de cuatro horas. Algo así como el tiempo que un automovilista a velocidad moderada tarda en ir desde Puebla a la Ciudad de México y regresar hasta la caseta de San Martín Texmelucan.

Con el pequeño detalle de que a principios de mayo de este año la Unidad Operativa Municipal de Protección Civil se mudó a Rancho Colorado, sobre el bulevar de San Felipe Hueyotlipan, que es un lugar que está a una distancia de dos calles de donde ocurrieron las inundaciones, entre las que se encontraban los edificios del SNTE y de Prospera.

Testigos narran que se les llamó a los encargados de Protección Civil cuando apenas arreciaba la lluvia. Por tanto les daba tiempo llegar en unos tres o cuatro minutos hasta el lugar donde se les pidió ayuda.

Es evidente que cuando llegaron los enviados de Protección Civil a la zona siniestrada ya no había nada que hacer.

Tal situación pone en evidencia que en la Unidad Operativa Municipal de Protección Civil solo se finge que se atienden llamados de auxilio.

Quienes ahí laboran le mienten al alcalde Luis Banck haciéndole creer que actúan ante las advertencias sobre la generación de desastres.

Aunque no son los únicos.

Las brigadas del Bachetón también engañan a Luis Banck con las cifras de baches tapados.

Manuel Alonso, el titular de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal, lo engaña con su estrategia de combate a la inseguridad.

Vivimos un ayuntamiento de Puebla lleno de simulación.

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