El pasado 29 de abril de este 2014 fueron publicados dos artículos en la Revista Médica Británica (BMJ por sus siglas en inglés) en donde se plantea una probabilidad de establecer modelos predictivos de mortalidad, a través de unas pruebas bastante sencillas, prácticamente al alcance de cualquier médico que atienda un consultorio de primer nivel.
La investigadora Rachel Cooper y colaboradores del “Medical Research Council Unit for Lifelong Health and Ageing at University College London, United Kingdom” (Consejo de Investigacion Médica para la salud a lo largo de la vida y envejecimiento, en el Colegio Universitario de Londres, Reino Unido), utilizaron una encuesta nacional en el que se ha establecido un seguimiento en los hábitos de mil 355 hombres y mil 411 mujeres, para incluir desde 1999 hasta 2012 tres indicadores de mortalidad: Fuerza de prensión en la mano, número de veces en las que se puede sentar y levantarse de una silla y una prueba de tiempo de equilibrio. El hacer estas maniobras puede parecer demasiado simple como para poder predecir el riesgo de morir a una determinada edad; sin embargo, las bases que se tomaron en cuenta para la investigación incluyeron la visita a domicilio de una enfermera específicamente entrenada para esto y se consideró el rendimiento físico de los individuos a quienes se les sometió a estas mediciones, en cinco grupos, evaluando estadísticamente comparaciones entre las tres pruebas; lo que, si se considera que fue un grupo muy grande de individuos, le brinda al estudio un alto grado de confiabilidad, sobre todo porque estos valores se ajustaron al índice de masa corporal (que es la relación entre el peso y la talla), nivel socioeconómico, estilo de vida y estado se salud.
Las pruebas no requieren sofisticados aparatos electrónicos. Solamente un medidor manual prensil que debe costar alrededor de 20 dólares, una silla para que una persona pueda sentarse y pararse con las manos cruzadas en el pecho y finalmente, el piso para mantenerse en equilibrio con uno u otro pie.
Los datos revelan que en la medida en la que no se superen estas pruebas de acuerdo a unos parámetros universalmente validados, las probabilidades de fallecer por padecimientos cardiovasculares o incapacitarse por enfermedades músculo esqueléticas se incrementan sustancialmente a partir de los 53 años, lo que puede llevar a establecer medidas preventivas que se orienten al control de la alimentación y una actividad física cotidiana, no necesariamente rígidas y estrictas.
En un segundo estudio también publicado por el BJM, la investigadora Dorothy D. Dunlop y colaboradores del “Institute for Public Health and Medicine Center for Healthcare Studies, Feinberg School of Medicine, Northwestern University, Chicago, Illinois” (Instituto de Salud Pública y Centro de Estudios en salud, de la Escuela de Medicina Feinberg, de la universidad Northwestern de Chicago Illinois), analizaron asociaciones entre las actividades llevadas a cabo a la luz del día y limitaciones en los movimientos por osteoartritis de rodilla.
Este estudio se llevó a cabo estableciendo un seguimiento de los hábitos desde el 2008 hasta 2012 en diversos lugares (Maryland, Pensilvania, Ohio y Rhode Island). También el tamaño de muestra fue grande, pues valoraron la frecuencia con la que desarrollaba osteoartritis incapacitante en 1814 individuos, a quienes se les entregó un acelerómetro digital (aparato para medir el movimiento), de costo muy barato.
Como es de suponerse, los resultados no solamente sorprenden por el impacto que en un momento dado tienen los factores de riesgo por todos conocidos, para desarrollar enfermedades cardiacas y músculo esqueléticas sino porque efectivamente no es necesario “hacer mucho” para obtener un beneficio bastante provechoso en términos de longevidad y calidad de vida.
El describir los resultados de ambas investigaciones, escapa de la intensión de este documento; sin embargo algo que me dejó sorprendido es cómo en países desarrollados, buscan establecer parámetros con investigaciones que no requieren equipos sofisticados o bien, costos exorbitantes.
En México cada vez hay menos investigación, menos recursos y mínimos estímulos para científicos, lo que redunda en una verdadera catástrofe de dependencia tecnológica que no debemos permitir.
Pero una cosa es lo que como ciudadanos demandamos y otra lo que la clase política lleva a cabo, sin bilateralidad social. Entonces lejos de construir un país mejor, nos encontramos en un punto de demolición nacional, razón suficiente para explicar la innumerable cantidad de enfermedades nativas que debemos enfrentar y que nuestros políticos no ven.
Sin embargo, como en estas investigaciones se revela, no es necesario llevar a cabo rígidas y estrictas medidas de actividad física y mejoría en los hábitos para aspirar a vivir mejor. Una manifestación que se vaya dando entre las personas con quienes convivimos, debe ser una opción que en una alternativa de red social, eleve nuestra voz en la búsqueda de un mejor bienestar social.
Referencias:
1. Cooper R et al. Physical capability in midlife and survival over 13 years of followup: British birth cohort study. BMJ 2014; 348:g2219 doi: 10.1136/bmj.g2219
2. Dunlop DD et al. Relation of physical activity time to incident disability in community dwelling adults with or at risk of knee arthritis: prospective cohort study. BMJ 2014;348:g2472 doi: 10.1136/bmj.g2472
Quien deseé una copia de ambos artículos, me lo puede solicitar por medio del correo electrónico.