En medio de una gresca entre maestros del ala disidente y encargados de seguridad del Congreso local, los diputados homologaron el marco normativo estatal con las disposiciones de la reforma educativa de Enrique Peña Nieto, tras estudiar el proyecto en sólo dos horas y sin la participación de la sociedad civil.
La iniciativa, que presentó el gobernador Rafael Moreno Valle el 27 de febrero pasado, recibió el voto en contra de los diputados petistas, quienes acusaron que la modificación “no abonará a la estabilidad laboral de los docentes” ni recibió el análisis que ameritaba.
La reforma se realizó a la Ley de Educación del estado con lo que concluyó el proceso legislativo que permitirá al Instituto Nacional de Evaluación de la Educación, organismo público autónomo, calificar la calidad, el desempeño y los resultados de los profesores en el nivel básico y medio superior.
Miguel Guerra Castillo, integrante del Consejo Magisterial Poblano, acusó que la armonización atenta contra los derechos laborales de los docentes porque pone en riesgo su permanencia, al tiempo de lamentar que los maestros y padres de familia fueron excluidos del análisis.
Entre empujones y gritos
La riña entre los maestros disidentes y los integrantes de la Policía Auxiliar que resguardan la entrada principal del Congreso se registró en los primeros minutos de la protesta contra la homologación.
Los mentores intentaron acceder al inmueble público por la fuerza, ante la negativa de los diputados a autorizarles el acceso a la sesión ordinaria en la que se sometió a votación la reforma del mandatario local.
Los elementos de seguridad hicieron frente a los docentes, con lo que iniciaron los empujones y gritos. Los policías se replegaron al interior del Congreso e intentaron cerrar el portón, pero los profesores se arrojaron con ímpetu al mismo para abrirse paso hacia el salón del pleno, donde se encontraban los diputados.
Tras cinco minutos de forcejeos, los gendarmes ganaron terreno. El último recurso de los maestros fue meter brazos y piernas en la hendidura de la puerta que estaba a punto de cerrarse.
Del otro lado los cinco policías no desistieron. Las extremidades quedaron prensadas en medio de gritos de dolor de una de las maestras. “Está atorado su pie cabrones”, prorrumpió otro de los docentes.
Con un último empujón los elementos de seguridad sellaron el acceso. Jadeantes, hicieron un último esfuerzo: colocar una tranca de fierro de dos metros de largo para impedir que los manifestantes forzaran las cerraduras a empellones.
La tranquilidad de la curul
La mayoría de los representantes populares no se dieron por enterados de la riña que se registró en la entrada del Congreso. Tampoco se les ocurrió formar una comisión para atender a las decenas de inconformes. Mientras se desarrollaba la protesta, los legisladores de las Comisiones Unidas de Gobernación y Educación dictaminaron la reforma en uno de los anexos del salón de plenos, con sólo dos horas de discusión, y la presentaron al resto de los diputados.
La reforma a la Ley de Educación se aprobó con 36 votos a favor, dos en contra de los legisladores petistas y una abstención.