Martes, marzo 19, 2024

Peña Nieto, el peor en cuatro sexenios

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En los años 1995 y 2009 la economía decreció a tasas de 6.2 y 6.5; aun así, las valoraciones de la gestión de los entonces presidentes Ernesto Zedillo y Felipe Calderón fueron mejores que las registradas por Enrique Peña Nieto al concluir nueve meses de su gestión. Cuando Ernesto Zedillo presentó su primer informe de gobierno, 32 de cada 100 ciudadanos del municipio de Puebla calificaron de mala o muy mala esa administración; en los primeros informes de Vicente Fox y Felipe Calderón, 17 de cada 100 ciudadanos las calificaron de malas; la semana pasada, 42 de cada 100 ciudadanos dijeron que la gestión de Peña Nieto era muy mala o mala. A Zedillo, en plena crisis económica, le otorgaron una calificación de 5.5; a Peña Nieto, con una economía en recesión le dieron 5.4 puntos en una escala del 1 al 10. No es sólo el desempleo, la inflación, la pérdida de poder de compra, el incremento de la pobreza y la fractura de las expectativas lo que explica esa baja valoración de Peña Nieto; es también la ilegitimidad de su arribo a Los Pinos, su incondicionalidad al capital extranjero y a los poderes fácticos y la regresividad de sus contrarreformas: hasta la investidura de virrey de la República mexicana le queda grande; mejor sería nombrarlo administrador para América Latina de Exxon y asociados.


La percepción de los ciudadanos del municipio de Puebla acerca de sus finanzas y las del país son más dramáticas que las de 1995; en aquella ocasión, 35 por ciento opinó que su situación de ese año era peor que la del año anterior; hoy es 54 por ciento quien eso afirma. En el primer informe de Zedillo, 43 de cada 100 decía que el año venidero sería peor, y 66 afirmaba que la economía no iba a crecer ese año, hoy son 48 y 75 los ciudadanos que así lo consideran. Hemos matado toda esperanza de mejoría, y aún falta endosarle al capital extranjero los recursos no renovables y gravar el consumo de alimentos, medicinas y educación, lo que aumentará la pobreza alimentaria en otros 10 millones.

Cuando gobernaban los panistas, uno de cada tres decían que mostraban debilidad  ante el gobierno de Estados Unidos; hoy de Peña Nieto dicen lo mismo tres de cinco. En el primer informe de gobierno de Vicente Fox, 35 por ciento de los ciudadanos dijeron que mostraba debilidad ante el crimen organizado; de Felipe Calderón dijeron lo mismo a cuatro de cada 10, y hoy son ya siete de cada 10 lo que así se expresan de Peña Nieto. Cuatro de cada 10 ciudadanos dijeron, en los primeros informes de Fox y Calderón, que esos presidentes eran muy ineficientes para atender los asuntos propios de sus gestiones; hoy son siete de cada 10 los que afirman lo mismo de Peña Nieto. A finales de agosto de 2007 era 45 por ciento quien le creía poco o nada a Calderón; hoy es 70 por ciento quien dice lo mismo de Peña Nieto. En el primer año de Fox, 23 por ciento lo desaprobó; en 2007 era 26 por ciento, y la semana pasada fue 66 por ciento quien desaprobó la gestión. Del actual presidente desconfía 80 por ciento de los ciudadanos, de Calderón desconfió 52 por ciento en su primer informe y 57 por ciento desconfió de Fox en 2001. Más que promover reformas, Enrique Peña Nieto debería poner a discusión pública su permanencia en la presidencia.

Es mayoría calificada (dos terceras partes o más) los que afirma que Enrique Peña Nieto es inepto, corrupto, ineficiente, no le creen, desconfían de él y desaprueban su gestión. Aun así, se da valor para despilfarrar los recursos de la nación para promover sus regresivas reformas energética y fiscal. No entiende que dos de cada tres ciudadanos del municipio de Puebla rechaza cambiar los artículos 27 y 28 constitucionales, que cuatro de cada cinco ha manifestado que la extracción de hidrocarburos, petroquímica básica y generación de electricidad es monopolio de Estado, y no habrá para ello concesión ni contrato que avale lo contrario, y nueve de cada 10 ciudadanos avalan que con las utilidades de Petróleos Mexicanos (Pemex) se cree un fondo para infraestructura de salud, educación y ferrocarriles. Si Calderón fue ilegítimo y mediocre en su gestión, Peña Nieto lo ha superado en tan sólo nueve meses.

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