Trump prometió un muro fronterizo y deportaciones masivas, y el tema de la suerte de los migrantes latinoamericanos, adquiere relevancia y gana atención no así los migrantes. En este contexto, desde hace unos días, la Caravana de Madres Centroamericanas toca territorio mexicano.
Tanto El Universal como Excélsior dan nota del inicio de su recorrido, el tiempo que estarán aquí, y a grandes rasgos, el objetivo de la caravana: encontrar migrantes desaparecidos. Solo La Jornada hace hincapié en la búsqueda de justicia y la dimensión política que adquiere la Ccaravana. Excélsior, además, menciona el reencuentro de dos hermanas en Veracruz, una de las cuales fue dada por muerta hace ya varios años y da nota de la apertura momentánea de la frontera. Los reencuentros, descritos como “emotivos,” son acompañados por fotos en donde se ven familiares abrazándose, como si diera cuenta de un final feliz. Milenio no se centra en la parte emotiva de la migración. La columna de Eduardo González del lunes de esta semana, a propósito de la caravana hace una reflexión sobre el papel del país en materia de violación de derechos humanos de migrantes en suelo mexicano. Para ejemplificar, recordemos lo sucedido el 27 de octubre de este año: un policía disparó a migrantes menores de edad, la nota fue publicada por La Jornada y recuperada por el portal de noticias, Central. Nada más en periódicos de alta circulación.
Aun cuando el tema de la migración es noticioso en estas semanas, los medios se rehúsan a dar protagonismo a los propios migrantes, han puesto un muro mediático ante la caravana y ante los migrantes en México. Antes, prefieren dar voz a quienes hablan desde una posición de poder: la Arquidiócesis y Moreno Valle, por ejemplo. Al inicio de esta semana El Universal presentó la nota titulada: “Iglesia critica plan migratorio de SRE; pero luego se retracta;” Excélsior: “Arquidiócesis ratifica su apoyo con migrantes en EU;” Milenio: “Gobierno envía mensajes improvisados a migrantes: Arquidiócesis.” “Plantea Morena Valle atención a la migración en lugar de muros,” se lee en Milenio, con un cierto error de ortografía. Además, se prefiere hablar de las comunidades migrantes que ya están radicadas en Estados Unidos o del TLC y su renegociación o “modernización.”
¿En qué momento es mejor dar voz a los que ya la tienen y no a los que necesitan hacer un llamado a la sociedad desde su dolor? ¿En qué momento dejan de ser relevantes los miles de desaparecidos en tierras mexicanas? Iniciamos la era de la xenofobia, la era de los muros.