Si en Morena realmente se tiene un compromiso de impulsar cambios de manera pacífica, es necesario que el partido y autoridades emanadas de esta fuerza política intervengan en Pahuatlán para apaciguar a grupos de morenistas que están generando un ambiente de crispación que ha llegado al extremo de que en días pasados el director de Cultura del municipio y periodista, Ociel Mora, fue objeto de un atentado y de amenazas de muerte, por el único motivo de no ser oriundo de esa localidad y laborar en el ayuntamiento.
Ociel Mora con el apoyo de secretario de Cultura del gobierno del estado, Julio Glockner Rossainz, el pasado 15 de septiembre logró que en el municipio se presentará el grupo de música barroca Tonos Humanos, entre otras actividades, lo cual de manera irracional desató la ira de un grupo de Morena hacia su persona, pues ese día hubo un atentado en su contra al ser embestido por un vehículo a unos metros de la plaza principal.
Todo se reduce a que en Pahuatlán la pasada elección de alcalde la ganó Guadalupe Ramírez Aparicio, quien fue postulada por la alianza PAN–PRD. Sin embargo, el coraje en su contra se debe principalmente a que es mujer. Por esa razón desde hace varias semanas un grupo identificado con Morena formó una asociación civil para buscar ganar la próxima elección, lo cual no está mal, pero el problema es que su mecanismo de lucha se traduce en utilizar métodos violentos.
Ese odio de los morenistas lo han focalizado contra el director de Cultura, Ociel Mora, bajo el irracional argumento de que no es del pueblo y está provocando una invasión de personas ajenas a la localidad. Sin importar que este personaje tiene una larga trayectoria como antropólogo que ha estudiado el desarrollo de las etnias náhuatl y otomí de la región, labor que inició desde que fue delegado en el estado del organismo Culturas Populares. En la actualidad, ha emprendido un proyecto cultural desde el ayuntamiento, que no se había hecho con anterioridad y que no tiene que ver nada con la disputa de partidos políticos.
El domingo pasado, cuando Ociel Mora iba con rumbo a la plaza principal, al cruzar la calle una camioneta roja de doble cabina se le fue encima. El director de Cultura caminada sobre la calle del portal Zaragoza debido a que la banqueta estaba tomada por vendedores de artesanías que vienen de los pueblos de San Pablito y Xolotla a vender sus productos aprovechando el día de fiesta. El también periodista apenas logró esquivar el embate.
En un primer momento, Mora pensó que se trataba de un falla visual o mecánica del conductor. Por lo que la primera reacción fue preguntar: ¿qué pasó?. A lo que el conductor de nombre “Tito” Garrido Aparicio respondió contundente: “A la otra te mato hijo de tu chingada madre”. Más sorprendido el periodista respondió: “Oye ni siquiera sabes quién soy”, suponiendo que se había confundido de persona. A lo que el mentado Garrido Aparicio respondió: “Te tengo bien identificado. Se que trabajas en la presidencia, y me vale verga que seas el director de Cultura. A ti y a todos ellos les voy a poner en su madre”.
Los insultos siguieron a lo largo de toda la calle hasta la desembocadura de la 5 de Mayo.
“¿Qué te he hecho?”, preguntó el comunicador. “Nada, pero me caes mal y eso se paga con sangre”, respondió el agresor. Hizo gala de que viajaba en una camioneta de un millón de pesos, mientras que el periodista “no tenía ni para zapatos”, porque en efecto iba de huaraches.
En el pueblo Garrido Aparicio tiene fama de ser un hombre violento. Hace un par de años, cuando un familiar suyo era careado en las oficinas del Juzgado local, llegó en estado de ebriedad, sacó la pistola para amenazar al juez y se le fue un tiro dentro de las oficinas. Allí sigue en la pared el agujero del disparo. En aquella ocasión estuvo a punto de matar a su propia madre. Es dado a amenazar personas con la pistola. En una ocasión, atrás de la iglesia, en una taquería sobre al calle, saco el arma y se la puso en la cien a un comensal.
Un día anterior, el sábado 14 un exempleado el municipio, de nombre Abel Loyala, con un micrófono y con volantes en el kiosko de la plaza principal, se la pasó toda la mañana arengando contra el periodista porque no es originario de Pahuatlán y no tiene identidad pahuateca. Y que ocupa un puesto que no le corresponde. En algún momento, Ociel Mora fue hasta él y le tendió la mano en son de amistad y de que la cultura no es para polarizar sino para reconciliar. Lo dejó con la mano estirada con el argumento de que sus principios ideológicos le impedían corresponder al saludo.
Es un conflicto en el que debe intervenir la Secretaría de Gobernación y la Fiscalía General del Estado antes de que la sangre llegue al río.