Como todos los años, la temporada española empieza a cobrar vida en marzo. Muy atrás quedaron las campañas de mil corridas o más que tanta bonanza parecían prometer en la alborada del siglo XXI. Ciertamente, de aquella explosiva proliferación pocas migajas recogieron los diestros aztecas –así llamados allá en sustitución del peyorativo indios que acompañó constantemente de Rodolfo Gaona a Hugo Sánchez, si vale la analogía–. ¿Cambiará tal ninguneo en este tiempo de vacas si no flacas sí escasas? Dar por exclusivos responsables a los empresarios iberos es reducir a una sola el entramado de causas de la persistente ausencia de reciprocidad que, prácticamente desde el boicot de 1936, ha marcado las relaciones entre la torería de ambos países. Digamos, por abreviar, que no son ajenos a semejante injusticia los mandones iberos –tratados aquí a cuerpo de rey– ni, por supuesto, el medio azteca en su conjunto, cuya sumisa postración parece calca de la observada por sucesivos gobiernos federales ante el vecino del norte, esa sombra negra que, cuando faltan arrestos, aplasta la dignidad y paraliza la capacidad de reacción.
¿Mentiría si afirmara que la ética del torero debe estar, por definición, por encima de la del político medio(cre), y por lo tanto tendría que obligar a nuestros coletudos –y, por contagio, al resto del taurinismo nacional– a asumir una actitud de digna oposición y beligerancia ante injusticia tan notoria? Claro que para que eso llegue a darse hace falta una conciencia del propio valer que sobrepase inhibiciones, temores y amenazas, acompañada de la decisión y valentía que se presupone en el lidiador de reses bravas por el simple hecho de serlo. Reciedumbre inclaudicable en los ruedos y valor a espuertas fuera de ellos. Y ya veríamos entonces cómo las cosas iban a cambiar. Y si el muro hispano no cediese, autosuficiencia para desarrollar intramuros nuestra propia fiesta. Como tantas veces ocurrió.
Lo cierto, por ahora, es que la temporada española empieza a tomar vuelo, y que detrás Olivenza esperan la Magdalena en Castellón y las Fallas de Valencia; y que luego que Luis David rompiera el torear antier en Olivenza, literalmente a sangre y fuego –allí mismo, la víspera, se había presentado con picadores Alejandro, su hermano novillero– le llegará el reto de Madrid, como a José los de Sevilla y por supuesto San Isidro.
Joselito Adame
Con éste serán ya ocho años consecutivos de campaña europea. Esto habla de una voluntad de ser y crecer, pero también de su capacidad y perseverancia para hacerse de un sitio contra vientos y mareas nada favorables para los nacidos a este lado del Atlántico. Lo malo del asunto es que el trato empresarial hacia el hidrocálido no diferirá del de años anteriores; es decir, que entrará con calzador en unas pocas ferias fundamentales y el resto del año se las tendrá que arreglar por plazas de tercera, sin compartir cartel con las figuras ni verse anunciado con los selectos hierros que éstas eligen.
Ausente en Olivenza, Castellón y Valencia, su presentación será el 12 de abril en la feria sevillana, una sola tarde y encartelado con el colombiano Luis Bolívar y el local Rafael Serna, toros de La Palmosilla. Vendrán luego el consabido par de actuaciones isidriles, el 11 de mayo con José Garrido y Román, ganado de Fuente Ymbro, y el jueves 14 con Curro Díaz y Juan del Álamo ante reses de Alcurrucén. Y después, sólo dios sabe. Eso sí, las tres ganaderías firmadas, sin estar en auge, suelen ofrecer posibilidades.
Luis David Adame
El hermano de José Guadalupe ha encontrado, hasta ahora, mejor acogida en España. Y, para empezar, el sábado inició, con triunfo y cornada y bajo un diluvio, su andadura de 2018 en la corrida matinal de Olivenza. Anunciado en Valencia para el 14 de este mes con David Mora y Álvaro Lorenzo, ganado de Alcurrucén, es de esperar que para entonces esté en condiciones de reaparecer. Luego no irá a Sevilla pero sí a Madrid, en circunstancias similares a las de Joselito. O quizá un poco peores, porque, de acuerdo con la programación tentativa para San Isidro solamente enfrentará tres toros, dos de Juan Pedro Domecq el 15 de mayo, en terna con Finito y Román, y un astado más en corrida de seis espadas con la que Simón Casas empieza a cumplir su promesa de convertir Las Ventas en una plaza realmente internacional: el día 31, con un encierro de El Pilar, actuarán el francés Juan Bautista, el colombiano Luis Bolívar, el hispano Juan del Álamo, el peruano Joaquín Galdós, Luis David Adame por México y Jesús Enrique Colombo por Venezuela. Una primicia algo exótica pero que no deja de tener su interés.
Triunfo y cornada
Prendido por la axila izquierda al entregarse a cara o cruz en el volapié al tercer toro, Luis David hizo el sábado, en Olivenza, lo más relevante de un festejo celebrado bajo un aguacero y sobre el lodazal resultante. Lo mejor del buen encierro de Joselito Arroyo cayó en manos de Padilla –tres morlacos y tres orejas, a favor siempre de su valor y empatía proverbiales– y el toro de la tarde, el quinto, fue para José Garrido, que prácticamente toreaba en casa y le cortó una oreja tras sobreponerse a una voltereta aparatosa y a un espadazo bajo que lo privó del doble premio. Pero para la afición y la crítica, los titulares los ganó el de Aguascalientes, cuya herida, de siete centímetros de profundidad en un sitio peligroso, ha sido calificada de grave pero debe sanar en dos semanas. Lo cual, a priori, pareciera dar luz verde a su presentación en la corrida de Fallas.
Sergio Flores
Dicen en Madrid que, en premio a sus “triunfos en la temporada grande mexicana”, habrá para él un único cupo isidril, el 13 de mayo y con toros de Baltasar Ibán. Cartel flojito, al lado de Alberto Aguilar y Francisco José Espadas. Y nada más.
Menudo premio.
Novilleros
Como también es usual, hay varios jóvenes paisanos cursando estudios en las escuelas hispanas de tauromaquia, de los cuales, por ahora, los únicos que han conseguido ser tomados en cuenta para las primeras ferias del año son Alejandro Adame –tercer representante de la prolífica saga aguascalentense–, que estuvo el viernes en la apertura de Olivenza ante un bicho incómodo en cartel de seis espadas, pese a lo cual se le apreciaron buenas hechuras toreras.
También partirá plaza muy pronto Arturo Gilio, vástago del bravo matador del mismo nombre y de Torreón como el padre. Él está anunciado para abrir las Fallas el próximo sábado 10, en novillada sin picadores con utreros de Nazario Ibáñez y al lado de José Antonio Valencia y Borja Collado, otros par de noveles deseosos de abrirse camino.
Ya veremos que va ocurriendo con ellos. Y con los demás diestros mexicanos que emprenderán este año la aventura española.
¿Regresarán los toros al Batán?
Hablando de José Miguel Arroyo, artista inolvidable, está al lado de Enrique Martín Arranz, su apoderado de siempre y padre adoptivo, a la cabeza de Tauromaquias Integradas A. C., plataforma que está cumpliendo interesante labor en España en defensa de la Fiesta. El miércoles último, Martín Arranz reportó con optimismo los primeros resultados en su lucha por encontrar apoyos gubernamentales y privados para que pueda reabrirse la Venta del Batán y vuelvan a exhibirse en sus corrales las corridas destinadas a la feria de San Isidro, luego de un abandono de años por parte tanto de las autoridades capitalinas como de empresas y taurinos madrileños. En principio, las gestiones de la dupla Arranz–Joselito ante la alcaldesa Cristina Cifuentes parecen haber fructificado, al menos eso fue lo que comunicó Enrique en rueda de prensa, al afirmar que el ayuntamiento de Madrid está dispuesto a ceder el predio de El Batán a una Fundación, y que la Comunidad Autónoma de Madrid aportaría los 830 mil euros en que se evalúan las obras necesarias para acondicionar debidamente las instalaciones del añejo y descuidado predio.
Magnífica noticia para la Fiesta en general, pues no cabe duda que la visita al Batán antes y durante la feria isidril era uno de los paseos tradicionales con más sabor y alicientes, mismo que contribuyó a despertar y crear afición en varias generaciones de madrileños.