Jueves, abril 18, 2024

“Lumbrera Chico”

Destacamos

En la madrugada del pasado martes 8, Jaime Avilés Iturbe dejaba de existir, víctima de una metástasis recientemente descubierta. Hijo del recordado y combativo cronista “Lumbrera” (Jaime Avilés Ortiz), y no menos apasionado por la vida y los toros que su progenitor, Jaime adoptaría el alias de “Lumbrera Chico” en sus escritos taurinos, invariablemente caracterizados por el amor, el dolor y el humor. El amor por lo auténtico y verdadero; el dolor ante la progresiva pérdida de estos atributos en la fiesta brava mexicana; y el humor para sazonar sus crónicas con un inimitable toque satírico, envuelto en esa impecable escritura que también hizo de él un novelista de gran originalidad.

En la esquela que sus hijos dedicaron a Avilés Iturbe con motivo de su deceso podían leerse las siguientes líneas: “… dedicó su vida a la noble profesión del periodismo sin temor a entrarle al toro, siempre dando naturales con la panza de la muleta.” Significativo epitafio, pues conviene recordar que la temática más recurrente en Jaime, por encima incluso de la tauromaquia, fue la política, entendida como lúcida e imaginativa lucha por un proyecto de país más justo y solidario, como sus numerosos libros reflejan. También incursionó como autor de hilarantes piezas de cabaret político, en las que daba rienda suelta a su inseparable vena humorística.

 

Remembranza. Hace siete años, cuando La Jornada de Oriente juntó sus primeros 20 circulando por esas calles y animando las conciencias, pude reunir en Profética –la casa del libro a la que tanto debe la cultura en Puebla– a “Lumbrera Chico” y Leonardo Páez, cronistas taurinos de La Jornada nacional. La noche de ese 22 de julio, en el hermoso patio poblano de tan querida librería, tuvimos un provechoso y extenso intercambio de puntos de vista, en el que participó también un auditorio numeroso. Y de ahí, entre bromas y veras, salieron una serie de ideas que me permití agrupar en un pequeño glosario sobre México y su tauromaquia en estos tiempos turbulentos.

Glosario que ahora se me ocurre puede servirnos para homenajear a Jaime, cuya dolorosa desaparición física tanto lamentamos.

 

El glosario táurico–jornalero

 

En contra de lo que es usual, estas glosas no respetan un orden alfabético, sino que se irán enlazando semánticamente para mejor esclarecer su sentido. Al toro, pues.

 

Toreo. Arte popular tradicional que, para llevarse a cabo, requiere la unión indisociable y dinámica de ética y estética. La ausencia de cualquiera de estos dos elementos lo malogrará irremediablemente.

 

Estética. Disciplina abocada al estudio de la belleza en cualquiera de sus formas; muy relacionada con las bellas artes y su perfeccionamiento conceptual, técnico y estilístico.

Ética. Rama de la filosofía que trata sobre los principios rectores del bien y del mal. Está relacionada con las conductas y actitudes humanas, sustentadas en virtudes y valores de carácter moral.

 

Testigo. En la Roma clásica, el hombre que presentaba testimonio ante un juez o ante los dioses se tomaba los testículos para simbolizar, a modo de juramento, su compromiso con la verdad. En tauromaquia, el testimonio que está obligado a dar el torero se traduce en la actitud viril de enfrentar con arte y sin trampa al toro íntegro que demandan la tradición y el reglamento vigente.

 

Afición. Enfermedad –hereditaria o adquirida– que aqueja a una parte de la población nacional cada día más escasa.

 

Taurófilo. Aficionado al toreo o a cualquier forma de tauromaquia. Persona que gusta de las corridas de toros.

 

Mexhincado. Vocablo creado por Páez, aludiendo a la variedad del taurófilo nacional firmemente convencido de que todo lo que venga de España es, por ese solo hecho, superior al producto nacional correspondiente, que él considera un mero sucedáneo, despojado de las mejores virtudes del original.

 

Taurino. Como sustantivo, se refiere a las personas operativamente implicadas en cualquier aspecto relacionado con la organización y puesta en escena de las corridas de toros o novillos. Así los ganaderos, empresarios, apoderados, publicronistas… Como adjetivo, califica todo lo relacionado con toro de lidia y las cosas de su entorno y el de la tauromaquia.

 

Publicronista. Periodista especializado que se caracteriza por entender su oficio como mercancía expendible o alquilable a cualquier postor interesado en que lo ensalce exageradamente y sin motivo justificado a través de sus actividades profesionales. Normalmente implica una tendencia clara a la autocensura y a la complacencia generalizada con lo que ocurre en el mundo del toro y sus actores más influyentes.

 

Biodiversidad. Suma de especies animales y vegetales que se alojan y dan forma y vida a los ecosistemas del planeta Tierra. Si un ecosistema dado sufre alteraciones profundas, es posible que algunas de las especies que lo conforman, o el ecosistema en su conjunto, se encuentren en peligro de extinción.

 

Habitauro. Ecosistema endémico –es decir, limitado a unos pocos nichos culturales– en el que interactúan como elementos esenciales el toro, el torero, la autoridad competente, el público aficionado y los cronistas y críticos en los diversos medios, en una relación dialéctica cuyas tensiones han dado como resultado el hecho cultural llamado toreo. En los últimos tiempos, este peculiar ecosistema ha acusado una considerable degradación que hace peligrar su futuro, particularmente en México.

 

Toro de lidia mexicano. Variedad del toro de lidia de origen español desarrollada por el talento y la dedicación de los ganaderos escrupulosos de este país, especialmente en la primera mitad del siglo XX. Esta subespecie bovina se distingue por su buena casta, que redunda en una movilidad exigente, atenuada por la excelente calidad de sus embestidas. Su tamaño y el de su cornamenta era respetable pero también armónico, nada que ver con la mastodóntica presentación de las actuales reses hispanas.

 

Post toro de lidia mexicano. Sucedáneo del anterior, se presenta en los cosos despojado de sus cualidades de bravura y acometividad congénitas, reemplazadas por demostraciones de desganada pasividad y ausencia de poder y casta; evidentemente, es el resultado indeseable de una equivocada selección ganadera, realizada con el exclusivo propósito de satisfacer los deseos de comodidad de los toreros y sus apoderados. Se puede considerar un subproducto degenerado por décadas de dicha selección al revés.

 

Sufrimiento. Categoría psicológica exclusivamente humana que sobreviene de manera súbita o continuada cuando la mente se abstrae en pensamientos relacionados con su finitud, las injusticias y paradojas de la existencia, o cuando el dolor físico o moral vence las resistencias sensibles del organismo. Los animales pueden experimentar dolor, enfermedad y muerte, pero nada ni nadie ha podido demostrar que sufran en sentido estricto, salvo en las fábulas antiguas y contemporáneas, representadas éstas por numerosos productos de la casa Disney, donde los animales hablan y actúan como humanos, invariablemente afincados en los usos y valores de la cultura estadounidense.

 

Animalista. Persona empeñada en hacer que las especies animales que pueblan la Tierra sean sujetos de una serie de derechos que, en su opinión, deberían quedar consagrados cultural y jurídicamente. Su evidente hipersensibilidad suele desaparecer cuando se trata de la defensa y promoción de los derechos humanos, tanto individuales como, sobre todo, colectivos. Tampoco suele manifestar preocupación por la manipulación, desprecio y maltrato dispensados a animales destinados al abasto de carne, experimentos clínicos, o si son víctimas de enfermedad, abandono o desaparición debida al “progreso”.

 

Taurófobo. Persona que experimenta incontrolable fobia hacia el toreo, al que miopemente califica de tortura animal. Sólo que a diferencia de lo que ocurre con las personas aquejadas por cualquier otra especie de fobia, el afectado por ésta no se limita a eludir precautoriamente la causa de su repulsión, sino que clama por la supresión definitiva de dicha causa. Muerto el toreo se acabará su rabia, opina con ciega ingenuidad.

 

Abolicionista. Animalista taurófobo cuya mentalidad, claramente integrista, lo ha convertido en militante activo en favor de la supresión de las corridas de toros.

Integrista. Quien ha decidido imponer a los demás su ideología y visión del mundo, o una parte fundamental de la misma. Muy común en fanáticos de cualquier credo religioso, o en la especie, muy siglo XXI, de quienes abrazan compulsivamente “buenas causas” a través de las redes sociales.

 

Riqueza. Acumulación inmoderada de capital, generalmente económico (potenciada por el neoliberalismo en boga), que implica el sometimiento al dinero de los valores individuales y culturales, base del antiguo humanismo.

 

Olinarquía. Según definición de Jaime Avilés Iturbe, creador de esta atinada síntesis verbal, es la unión perversa que se da en determinados países (como el nuestro) entre las oligarquías nacionales y las bandas organizadas dedicadas al narcotráfico y otras productivas prácticas delictivas, multiplicando así el daño infligido a la sociedad.

 

Sociopatía. Desarreglo mental, inducido por un medio social perverso y un narcisimo incontrolable, que se traduce en incapacidad para sentir empatía hacia el prójimo. Con frecuencia conlleva una total ausencia de autocrítica, lo que le impide al sociópata percibir cuándo sus actitudes, actos o declaraciones caen en lo absurdo, grotesco o ridículo. Ejemplo típico: la actual olinarquía mexicana, especialmente la dedicada a la política.

 

Ninis. Designa a los 7 millones de jóvenes mexicanos que en la actualidad ni estudian ni trabajan. E indirectamente, subraya la incapacidad de los promotores taurinos para encontrar entre esa población ávida de oportunidades al menos un novillero con hambre y personalidad capaces de apasionar a la aletargada afición taurina. A cambio, los ninis, el ejército de la desesperanza y los sin futuro, abastece sin cesar a las fuerzas del crimen organizado, aportando sicarios al servicio de la muerte.

Este glosario forma parte de un libro de próxima aparición, cuyo autor –ni modo– es el firmante de esta columnilla semanal.

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