Una obra de teatro que tiene como protagonista a un títere hiperrealista. Esa, es la oferta de Correo Postal, o de cómo la flecha del tiempo nunca avanza hacia atrás en la que se usa una técnica europea de marionetas de talla humana donde la titiritera solista anima, interactúa y comparte su cuerpo con el muñeco.
Montada por la Compañía Susy López-Títeres, la puesta en escena tendrá una función única este miércoles 9 de mayo a las 19 horas en el Teatro de la Ciudad, misma que tendrá una cuota de recuperación de 100 pesos en general.
Dicha pieza teatral, como ya se dijo, tiene como protagonista a un títere hiperrealista que se conjuga con el uso de máscaras y música en vivo.
Este espectáculo, explica su dramaturga, directora y actriz Susy López, apela al público joven y adulto, y trata el tema del desamor.
Mediante un boletín informativo, Susy López explica que en Correo Postal, o de cómo la flecha del tiempo nunca avanza hacia atrás, “la protagonista vive una pesadilla interminable y no sabe cómo llegó ahí”.
Ello, agrega, porque “le cuesta explicar lo íntimo, lo extraño, ya que ello nunca puede expresarse bien con palabras”.
En esta puesta, no obstante, “no hay vuelta atrás, el tiempo no perdona. Una y otra vez la protagonista busca poner orden a su universo, sin lograrlo, hasta que un día alcanza los límites de un amenazante agujero negro”.
La también autora de los montajes El Principito, El que mueve los hilos y De cómo el valiente Monsieur Épicé y el épico Negrito evitaron otra guerra de los pasteles señala que esta pieza “mantiene un tono onírico, pues cuando te encuentras en una relación co dependiente, todo parece un mal sueño”.
Agrega que en Correo Postal “nada es obvio y por tanto el espectador deberá ir amarrando cabos para entender la situación, mientras que disfruta de una animación que no se ha visto antes en Puebla”.
Ello, expone, porque la pieza de títere va alternando entre los lenguajes poético y gestual, además de que apuesta por un territorio no convencional, desapegado del texto dramático tradicional y cercano al movimiento.
“Hablamos de ese mundo subjetivo que habita en todos: el amor y su extinción. Ese lugar un poco absurdo, donde cada quien puede recordar y dudar, reflejarse desde su realidad, o desde sus fantasmas”, define la creadora formada al lado de titiriteros como Frank Soehnle, de Alemania; Greta Bruggeman de Francia; Jean Debevfe, Didier de Neck, Michel Villée y Noemie Vincar, todos ellos de Bélgica y Natacha Belova, de Rusia.
La directora de Las tablas, espacio de creación escénica destacó que la obra cuenta con la música original de Daniel Jiménez, quien también se encarga de la ejecución del piano, mientras que Josué Martínez toca la guitarra eléctrica, además de que el apoyo en cabina es de Jenny Zayas, Roberto Carrizales y Paco Corona.