Antes de que concluya el año la Secretaría de Finanzas y Administración (SFA) asumirá el control de la relación laboral con el magisterio poblano, lo cual constituye un nuevo intento del gobernador Rafael Moreno Valle Rosas de reducir el poder y tener controladas a las secciones 23 y 51 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE); las cuales han pasado de ser aliadas políticas del mandatario a empezar a sufrir el autoritarismo de la administración morenovallista.
Hace 10 días, de manera indirecta, los dirigentes de las secciones 23 y 51 del SNTE se enteraron de que existen planes del gobernador de pasar a la SFA el manejo de la contratación de personal en el sector educativo, así como autorizar movimientos de adscripciones de los maestros y los ascensos. De esa forma se quiere marginar lo más posible al sindicato en la toma de decisiones en esas áreas estratégicas.
Y al mismo tiempo, se le quiere quitar a la Secretaría de Educación Pública (SEP) esas funciones –que primero la tenían los directores de nivel y ahora le corresponde a la Dirección de Recursos Humanos– debido a que un alto número de funcionarios son maestros y por ende tienen algún tipo de influencia del SNTE.
Una vez que se autorice la intervención de la SFA en los asuntos laborales del magisterio, se ha dispuesto que todo lo relacionado con contrataciones, cambios de adscripciones o ascensos se tramiten en oficinas instaladas en el Centro Integral de Servicios, ubicado en la vía Atlixcáyotl, y dejen de ser asuntos que realicen en el edificio central de la SEP.
Se dice que esta determinación se tomó en Casa Puebla ante de la lógica de que si no se puede tener de aliado político al sindicato de maestros, es necesario empezar a minar su fuerza para evitar que en el mediano plazo se convierta en un rival electoral peligroso del morenovallismo. Dicho comportamiento obedece a que se ha “enfriado” por completo la relación entre la cúpula nacional del SNTE y Moreno Valle Rosas.
En la tercera semana de septiembre en esta columna se hizo la observación que Juan Díaz de la Torre, el líder nacional del SNTE, tenía un evidente alejamiento de Rafael Moreno Valle, como parte de los planes del dirigente gremial de acabar con toda influencia del grupo político de su antecesora Elba Esther Gordillo Morales. Sin embargo, en esa misma semana, se produjo una repentina visita a Puebla de Díaz de la Torre a la capital del estado para entregar ayuda a damnificados por lluvias y reunirse con el gobernador.
Fuentes confiables del SNTE indican que la visita de Juan Díaz de la Torre en nada cambió la ríspida relación que ya existe entre el SNTE y Moreno Valle. El secretario general del sindicato solamente cumplió con las formas, pero no pudo conseguir un acuerdo con el mandatario para que cese el acoso que el gobierno del estado ha venido desplegando contra la organización.
El apoyo que importantes grupos de maestros dieron este año al ex candidato del PRI a la alcaldía de Puebla, Enrique Agüera Ibáñez, junto con la defenestración de Mónica Arriola –la hija de Elba Esther Gordillo– como secretaria general del Panal, han sido agravios suficientes para que Moreno Valle decidiera abandonar sus alianzas con el SNTE.
Fin a una relación de 21 años
Desde 1992 el gobierno del estado, para llevar una relación estable con el SNTE, había concedido que las siete direcciones de niveles de la SEP fueran otorgadas a maestros propuestos por las dos secciones del SNTE. En esa oficinas es donde se emitían los órdenes para ejecutar todo tipo de operaciones en el orden laboral del magisterio.
Con el gobierno de Moreno Valle se mantuvo intacto el acuerdo y los directores de niveles también fueron propuestos por el SNTE, pero con la peculiaridad de que en la primera semana de octubre de este año les quitaron a los responsables la facultad de tomar decisiones en el ámbito laboral, función que ahora la tiene la Dirección de Recursos Humanos de la SEP y próximamente recaerá en la SFA.
Un fuerte rumor que ha privado en el magisterio poblano es que el gobierno del estado tiene información de malos manejos de los fideicomisos de ahorros y de retiro de las secciones 23 y 51, que involucraría a maestros que han sido miembros del anterior y el presente periodo de gestión. Con ello se ha evitado de parte de la administración morenovallista que en el sindicato asuma una actitud de confrontación contra el gobierno del estado.
Sea cierta o falsa esa versión, resulta incomprensible el marasmo del SNTE en Puebla frente a la actitud represiva del gobierno, que el año pasado cesó a más de 40 maestros por no aplicar la prueba Enlace, y que hace unas semanas de manera arbitraria cambió de adscripción a un grupo de 18 directivos por mostrar simpatías con las protestas contra la reforma educativa que se produjo en el Congreso de la Unión.
Ahí no termina todo. Se sabe que se tienen listos los expedientes contra 108 mentores que han participado en la “liberación” de casetas de cobro de diferentes carreteras estatales y federales, a quienes se les buscará cesar sin darles derecho de audiencia o antes la SEP busque negociar con el sindicato.
Y como colofón, se sabe que en Puebla hay la intención de marginar al SNTE en el proceso de armonización de las leyes federales con las locales para aplicar la reciente reforma educativa.
En Veracruz, Campeche, Quintana Roo, Zacatecas, Chihuahua, Querétaro y Chiapas, los gobernadores de esas entidades han buscado en las últimas semanas llegar a acuerdos con las secciones locales del SNTE para evitar que crezca el malestar de los maestros con la reforma educativa. Aquí en Puebla se avizora que ocurrirá lo contrario, habrá más mano dura contra el magisterio.