La categoría “guerra sucia” resulta exagerada cuando se aplica a las campañas políticas, si se considera que ha sido utilizada en nuestro país y en otros como España y Argentina para denominar a las acciones que desde el Estado fueron emprendidas el siglo pasado para acallar brutalmente, o de plano eliminar a la disidencia.
Ahora que en la localidad se vive la lucha comicial, políticos, periodistas, analistas y grillos de café han dado por llamar “guerra sucia” a la propaganda injuriosa, difamatoria y evidentemente calumniante –pero sobre todo panfletaria, anónima– que han fabricado y diseminado en la calle y las redes sociales los equipos de los principales candidatos a la presidencia municipal de Puebla: el oficialista, José Antonio Gali Fayad, y el opositor, Roberto Enrique Agüera Ibáñez.
Extraordinariamente, una carrera política seria en cualquier parte del mundo se edifica sin máculas o es ajena a hechos inconfesables; en México, donde la corrupción es moneda de cambio en todos los niveles de la sociedad, eso sería tanto como un milagro y al poseedor de un prestigio a prueba de balas se le tendría más por santo o por tonto que por político profesional.
Teóricos de la propaganda política como Ull Roth consideran que la llamada “propaganda negra” sólo es tal cuando difunde mentiras, no cuando propaga aspectos biográficos o hechos verdaderos, por más vergonzosos o reprobables que éstos sean.
Para el caso poblano, en esa llamada “guerra sucia” o “propaganda negra” aparecen no sólo mentiras de calibre inverosímil, sino también, de vez en cuando, mezclas con actos reales de los que difícilmente hay pruebas fehacientes –pues se les acusa de corruptos, no de tontos–, pero que son del dominio público, con lo que la eficiencia de los dardos envenenados suele dar en el blanco: el abono a la desconfianza del electorado sobre tal o cual postulante o sobre el proceso en general.
II
A Enrique Agüera Ibáñez le ha tocado tal vez la parte más agreste y tupida. Desde que estaba por abandonar la rectoría de la UAP con el claro propósito de buscar la postulación del PRI a una senaduría o a la alcaldía capitalina, le crearon diversos canales en YouTube con videos titulados: Las princesas de Agüera, Enrique Agüera narcotraficante, Agüera style y Agüera y sus demonios, entre otros, cuya materia prima son las fotografías que una de sus sobrinas publicó en una red social en 2010 –en las que el ahora candidato priista y sus hijas aparecen en limusina, un jet privado y con bolsas de Guess, Gucci y Channel–, amén de las imágenes de la fastuosa celebración temática por su 50 aniversario, un año antes. Llegaron a decir que sus hijas eran en realidad unas prostitutas.
El video más reproducido es el de Las princesas de Agüera, con más de 28 mil vistas, pero hay algunos verdaderamente grotescos, como el de Agüera style, donde el ex rector y el ex gobernador Mario Marín Torres son parodiados en un acto sexual.
Con esas postales de la fiesta y el viaje al extranjero se armaron también páginas para fanáticos en Facebook; la más popular es Papichulo Agüera –que hasta ayer tenía más de 16 mil visitas– y La Agüera, ambas puestas en actividad el 17 y 19 de abril pasados, respectivamente. También se unió a esta campaña una página que existía desde febrero en la red propiedad de Mark Zukerberg, llamada El PRI de siempre, en cuya foto de portada se exhibe a Luis Echeverría, Carlos Salinas de Gortari, el ex rector y hasta hace poco al diputado federal Enrique Doger Guerrero, quien ya fue eliminado de dicha presentación.
La temática, discurso e imágenes de esos sitios es la misma con variaciones menores: se acusa al abanderado opositor de haber amasado una fortuna a costa de la UAP; de tener un jet y un helicóptero privados, propiedades inmobiliarias en Miami a nombre de parientes que son sus testaferros, amén de ser amigo de Mario Marín.
También lo comparan con Güicho Domínguez, un personaje de telenovela venido a rico que destaca por su mal gusto.
Esos mismos señalamientos fueron puestos en trípticos, pegotes, volantes y panfletos que se han distribuido desde antes del inicio formal de las campañas por la ciudad de Puebla y su zona conurbada. De hecho, la madrugada del 9 de junio fueron detenidas 12 personas que portaban maletas con ese tipo de propaganda.
III
Sobre José Antonio Gali Fayad no se han publicado imágenes ni ataques tan ácidos, pero uno de sus más duros momentos lo sufrió en las redes sociales, cuando se publicó un video amateur en el que se evidenció su intolerancia con un joven que en la Universidad de las Américas Puebla que le dijo que los estudiantes de esa casa de estudios no lo querían escuchar, a lo que el candidato de la coalición Puebla Unida respondió corriéndolo.
El video de ese incidente en You Tube tiene más de 35 mil reproducciones, mucha más que el titulado Tony Gali tú no serás mi candidato, que es el video más antiguo denostándolo que hay en la red y hace referencia al proceso en que el ex secretario de Infraestructura fue impuesto como candidato dentro del PAN.
En la recta final de la campaña, apenas el sábado pasado, hubo otro golpe bajo contra el candidato oficialista, pues se difundió ampliamente en Twitter que se había liberado una orden de aprehensión en su contra por el delito de enriquecimiento ilícito, derivada de la denuncia penal que le interpuso el ex dirigente nacional del PAN, Manuel Espino Barrientos. El equipo de Gali respondió que se trataba de una farsa urdida por Enrique Aquino, el community manager tricolor más famoso, quien trabajó para la campaña de Enrique Peña Nieto el año pasado.
A Enrique Aquino, quien en su biografía dice que labora para la causa de Enrique Agüera Ibáñez, el portal Aristegui Noticias lo ha calificado como “el tuitero golpeador del PRI”, pues su estilo es sumamente agresivo.
IV
Siendo Twitter la red social más utilizada para polemizar, obviamente ha tenido un lugar destacado en las campañas de desprestigio entre adversarios. Uno y otro bando echaron mano de bots –perfiles programados que imitan el comportamiento de un usuario real–, trolls –tuiteros verdaderos dedicados a atacar a objetivos claros–, “sicarios digitales” –una modalidad de troll pero más sofisticado y agresivo, que suele publicar documentos de alto impacto o afiches grotescos– y hasta “guaruras digitales” –usuarios reales que se dedican a combatir a “sicarios” y trolls.
En varios momentos los ejércitos tuiteros de Agüera y Gali se enfrentaron duramente, pero sin duda uno de los momentos más fuertes sucedió cuando Enrique Aquino discutió con el dirigente estatal del Partido Nueva Alianza, Gerardo Islas, a quien entre otras cosas tildó de “gato de Elba Esther Gordillo” (sic), obligando a que el joven dirigente lo bloqueara.
V
En la calle, que muchos consideran la verdadera red social, lo que más abundaron fueron volantes y panfletos que replicaban la misma campaña lanzada en internet. Prácticamente todos los días y en todas las colonias se diseminaron estos impresos. También se aplicó otra modalidad de difusión de encuestas en las que algunos periódicos aportaban su cabezal para que se hicieran ediciones especiales que se repartían en los hogares.
Los candidatos de la coalición Cinco de Mayo se han quejado de que la coalición Puebla Unida paga a grupos vandálicos cuotas de 40 a mil pesos por pendones y lonas bajadas o destruidas o por despintar bardas.
También se supo que todas las empresas de anuncios espectaculares se negaron a colocar un espectacular de la alianza PRI–PVEM en la que se po
nían juntos los rostros de Gali Fayad, el gobernador Rafael Moreno Valle y su mentora, la ex lideresa del SNTE, Elba Esther Gordillo Morales.
Seguro que hay más tela de dónde cortar a la hora de hacer un balance de las inmundicias vistas hasta ahora en la contienda poblana.
Y eso se debe en buena medida al crédito que los medios masivos, particularmente los portales de internet, le brindan a esa propaganda anónima o rubricada con pseudónimo. Los periodistas y políticos no se quedan atrás, y hacen su contribución a este coctel a título personal, a través de sus redes sociales.