- Colectivo El Zenzontle, mayo de 2014. www.elzenzontle.org
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Aquí se plantean ideas sobre la función de la educación formalizada, es decir la escuela como un sistema que sirve para la reproducción del sistema de dominación y explotación capitalista, pero en la que a la vez se reproducen las contradicciones que podrían contribuir a su transformación y al cambio del sistema.
El profesor, investigador y militante Peter Mclaren plantea que el capitalismo (él lo llama nuevo imperialismo), nos va ganando la lucha ideológica. Uno de los componentes de la lucha ideología y, una de las de formas de dominación es el lenguaje, las palabras, que como signos que empleamos, están cargadas de significados. Asimismo, los signos, en este caso las palabras, no son inocuos tienen una motivación, es decir una intencionalidad que está oculta y los hablantes no lo percibimos y que están dentro del ambiente escolar y fuera de él.
Por ejemplo: si analizamos el uso asociado a la palabra «conocimiento», este se ha alineado para justificar políticas de exclusión, de comercialización y de intervención, en la llamada sociedad del conocimiento. Una alternativa es el concepto saberes, que se refiriere entre otras cosas al cúmulo de información, prácticas, habilidades y transformaciones culturales, así como a la relación entre ellas mismas y con las personas que conforman los pueblos que las construyen y acopian a lo largo de la historia.
Lo mismo sucede con palabras como «calidad» o «competencias», introducidas en todos los niveles educativos en México y en los países de habla hispana; palabras que algunos profesores nos resistimos a emplear, no por la construcción de su significado en sí, no por su génesis, sino por el carácter ideológico que cada palabra arrastra consigo. Ideología alienante pues busca ganarse las conciencias de los profesores y de los alumnos para la reproducción del sistema capitalista. Las palabras calidad y competencias, entre otras, son introducidas en la escuela como «nuevo lenguaje», son expresión de la capacidad del poder hegemónico tiene para unificar las maneras de ver y de pensar la realidad en función de sus intereses. Los signos tienen una motivación, son creados y usados con el fin de insertarnos en un lenguaje que gane nuestra conciencia para contribuir a la reproducción del sistema y del poder. Es un derecho y también un deber de los profesores negarse a usar ese lenguaje. Es más, tenemos el derecho de acuñar un lenguaje con una motivación distinta, que nos permita descubrir las contradicciones y los intereses de los distintos actores en una sociedad y actuar en consecuencia. Con una pedagogía que busque el bienestar de todos y cada uno y no sólo de unos pocos, tenemos el derecho de participar en una guerra de poder simbólico, tenemos el derecho de producir significados.
Es necesario desenmascarar la intencionalidad del discurso escolar hegemónico del poder capitalista y poner al descubierto su carácter ideológico, no para decir que no existe ideología, sino para que el profesor pueda tomar una posición, pueda definir cuál es la ideología que está asumiendo y por lo tanto defina en cuál proyecto pedagógico quiere participar o, mejor dicho, cuál proyecto pedagógico quiere construir.
Otro aspecto de la lucha ideológica y de la alienación es el relacionado con la reproducción de la fuerza de trabajo en la que el trabajo con máquinas, requiere un aprendizaje temprano del obrero, para que éste pueda adaptar su propio movimiento al uniformemente continuo de un autómata. La escuela educa al futuro obrero para que tenga las especificaciones necesarias (competencias) para la producción capitalista,
La escuela, en particular la de educación básica, es la encargada de adiestrar a sus alumnos como posibles obreros generales y estandarizados, dado que una gran parte de la población mexicana sólo accede a este nivel educativo. Adquiere gran relevancia para el sistema que los alumnos obtengan las llamadas competencias, para ser adiestrados fácilmente como operarios en el uso de las nuevas maquinarias y procesos automatizados; ver las políticas para instituir el inglés como segunda lengua o las habilidades digitales.
En la relación educación-trabajo está oculta la transformación de los trabajadores en apéndices de los sistemas de producción, son vistos como parte del proceso productivo, una parte de toda la maquinaria. En los sistemas cada vez más automatizados, el talento del obrero es desplazado, despojándolo de su creatividad, volviéndolo simple operador de botones y palancas; o ejecutor de órdenes provenientes del capataz o de un manual de usuario.
Otro aspecto de la dominación es la idea de bienestar con base en el consumo. Así con «la tecnología de mercado», basada en las Tecnologías de la Comunicación y la Información (TIC), en la educación, se fomenta una cultura del aparente progreso-bienestar en la que estas palabras se identifican con consumo. Se crea el espejismo de que entre más consumas más progresas y más asciendes en la escala social.
La escuela alienta al consumo en general y fomenta el consumo de las TIC, por medio de planes nacionales, reformas y programas de estudio, como «habilidades digitales para todos», «una computadora por alumno» o una tableta para cada alumno, etc.
En el proceso se enseña, la disciplina para la producción como el comportamiento central en el trabajo. Para ello se inventa un código disciplinario acorde con las necesidades y la velocidad del sistema automático y la maquinaria; y a las TIC empleadas por las empresas.
Los profesores son -sin darse cuenta- clave en la función de reproducción, por ejemplo: le dan mucha importancia al aspecto del control y al entrenamiento de la obediencia. La mayoría de los profesores forman a sus alumnos en filas de hombres y mujeres, antes de entrar a clase. Algunos los enumeran o les asignan un lugar específico, el cual no pueden cambiar, los conminan a no moverse, a no hacer ruido, en general, a no interactuar a usar un lenguaje estandarizado. De ahí también que las reformas a la educación básica estén orientadas a exámenes estandarizados con un lenguaje universal también estandarizado.
En la escuela también se reproducen las contradicciones, las fuerzas que empujan hacia la transformación social. Siempre y cuando los profesores y alumnos tomemos conciencia de que esta transformación es posible y que para ello es necesario crear, desarrollar y utilizar modelos educativos basados en una pedagogía liberadora.
Las transformaciones en la escuela afectan al sistema socioeconómico, y los cambios en este sistema tienen repercusiones en la escuela. La acción de los sujetos que intervienen en los procesos educativos escolares necesita construirlos como sujetos transformadores y la pedagogía es fundamental para dichos procesos, sin ser ingenuos, pues como se ha mencionado el capitalismo nos lleva ganada la lucha ideológica y en la escuela se encuentran los mecanismos y las estructuras para la reproducción de la explotación y la opresión.
Es necesario desenmascarar la ideología que existe en el discurso y la práctica educativa y exhibir que hay otras formas de ver, de pensar y de hacer en el mundo. En una educación con un enfoque pedagógico se trata de que los profesores y alumnos amplíen sus experiencias de vida, que las cuestionen y las transformen, no para que las reproduzcan, lo que se busca no es una educación para la vida sino una educación para transformar la vida de los estudiantes, una vida en común con los otros y con el mundo en que viven. Una vida para el bien común, que busca la desaparición de toda forma de abuso del poder y la desaparición del sistema patriarcal y capitalista.