Este es un amor que tuvo su origen
y en un principio no era sino un poco de miedo
y una ternura que no quería nacer y hacerse fruto
Efraín Huerta: Este es un amor
Cuando pediste que besara tu boca
yo me tenía cargado de cerrojos
de esa soledad gris que me acunaba,
carecía de cualquier lazo
que me atara a las nubes
y me hundía en los temores.
No fue una equivocación besarnos,
lo sería el detenernos.
Morimos una y otra vez
esa noche. Se nos salía la pasión
en las ojeras. Dulce, tierna
repetías los dios mío
cuando comulgaba en el pan y el vino
de tus piernas. Y con tu escandalar
de giros, se me iban en temblores esos miedos.
Un poco de aprensión volvió al alba,
las sombras disueltas te mostraban
ansiada de sueños, puestos en un pobre
y rengo corazón surcado de dolencias.
Levantaste la sábana para que viera
que no quedaba sino esa balsa,
la tabla para salvarnos del océano,
para cabalgarlo enriquecidos con aromas,
tripulantes perennemente sonámbulos,
con la piel pegada en los abrazos a deshoras.
Y se me fue derritiendo el miedo.
Tus soles consumían las tristezas.
Las dudas eran efímeros luceros.
La certeza enredaba nuestras lenguas.
Ha pasado tiempo y aquel miedo
me hace falta: no dejo de bogar y renacerme
en este mar inacabable, en este pan
que me alimenta; mas sin temor no alcanzo tierra,
no veo mi huella, soy del aire y de tu ola.
Ya no sé de mi nada,
me he convertido en otro
apasionado Jonás en la ballena.
Si me lanzas de tus entrañas,
quiero buscar la tierra ignota
cual autónomo nauta,
temerario y con ropa nueva.
Poema15 de la serie Las locuras no son simétricas