A pesar de haber tenido sellos de clausura del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y del ayuntamiento de Puebla, un particular destruyó la casona ubicada en la calle 4 Norte y el bulevar 5 de Mayo, que estaba considerada dentro del catálogo de inmuebles históricos de la ciudad. Ahora el lugar luce con tablones donde había una fachada de piedra de cantera del siglo XIX. Se presume que ahí se construirá un hotel.
Nos encontramos por enésima ocasión ante un hecho que pone en evidencia que las instituciones y organismos encargados legalmente de preservar y defender el patrimonio histórico y cultural en el terreno de la realidad carece de peso suficiente para hacer valer su autoridad.
Es así que nuevamente los inmuebles del Centro Histórico de Puebla, declarado por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés), van perdiéndose paulatinamente, pues no faltan particulares –como en el caso que nos ocupa– que se aprovechan de la debilidad de las instituciones o cuentan con la franca complacencia de las autoridades.
Lo que resulta inaceptable es que, a pesar de las restricciones que supuestamente impuso el Instituto Nacional de Antropología e Historia y el ayuntamiento de Puebla para defender a la casona de la 4 Norte y el bulevar 5 de Mayo, ésta haya sido destruida.
No es difícil imaginar que el artífice del atentado contra el patrimonio esta vez haya sido, como suele suceder, una persona con amplio poder económico y grandes influencias políticas.