Miércoles, abril 24, 2024

La licenciatura en Gestión Territorial e Identidad Biocultural, una opción para construir la vida

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¿Qué significa ser macehual en el siglo XXI?, ¿cómo tomar los conocimientos heredados por los abuelos y la cosmovisión local frente a un mundo dinamizado y globalizado en varios aspectos?, ¿qué cosas, como indígenas y mestizos, hay que reaprender y reencontrar desde lo económico, las relaciones sociales y las redes sociales que han virtualizado la vida? Esas son algunas de las preguntas planteadas entre los jóvenes que cursan la licenciatura en Gestión Territorial e Identidad Biocultural que la Universidad Autónoma de Puebla (UAP) ofrece en el complejo regional nororiental, con sede en Cuetzalan, un programa cobijado por la Facultad de Economía que se apoya en los saberes originarios para “construir la vida”.

Luis Enrique Fernández Lomelín ha sido uno de los investigadores encargados de diseñar este programa académico que, a ocho meses de iniciado, cuenta con una primera generación de alumnos que miran desde lo local conectados con lo global, “sabiendo que el mejor futuro está aquí y no desde no conocen”.

Ello, agregó el directivo de la institución, porque más que pugnar por una expulsión de esos jóvenes de su lugar natal, en algo que es costoso y doloroso para ellos mismos y para sus familias, y en donde no siempre hay éxito, la carrera lo que busca es que “desde ahí, los jóvenes construyan con dignidad local, respetando lo biocultural, sin despegarse de su suelo y desde donde pueden desarrollar su vida”.

Formar jóvenes que gestionen su territorio

Durante una entrevista, Luis Enrique Fernández recuerda que la licenciatura se gestó a partir de un esfuerzo que le llevó a él y otro tanto de especialistas e instituciones a trabajar y consolidar el Comité de Ordenamiento Territorial Integral de Cuetzalan, mejor conocido como COTIC, que surgió a partir de un conflicto por el agua.

Se inició el ordenamiento –narra el científico social- con ayuda del Centro Universitario Para la Prevención de Desastres Regionales (Cupreder), también de la UAP, que funcionó como la entidad consultora del proceso. Expuso que fue un ordenamiento trabajado desde los saberes locales que se concilian con las herramientas y las metodologías científicas.  Añadió que, aprobado durante un Cabildo abierto en 2010, el COTIC contó desde entonces con una agenda: “el formar jóvenes que ayudarían a gestionar el territorio”.

El investigador universitario señaló que, precisamente, se han ido construyendo conocimientos en torno a ese diálogo de saberes: los que son locales y aquellos que se dan por el conocimiento que dan herramientas como la evaluación, el diagnóstico, la tecnología y el método científico.

Continuó que conscientes de que quedaba un “trecho largo” de este proceso, en 2018 se fundó la licenciatura en Gestión Territorial e Identidad Biocultural que, como parte de sus objetivos, busca el reivindicar los saberes y tradiciones locales, a la par de formar especialistas que emprendan procesos bioculturales.  

Dijo que además de preguntarse qué significa ser mestizo en el siglo XXI en México, el programa académico es congruente con los lineamientos expresados en el artículo segundo constitucional: el formar personas desde una perspectiva pluricultural. Lo anterior, en un territorio –como lo es de la Sierra Norte y Nororiental de Puebla- que en los últimos 30 años ha sufrido drásticos cambios económicos que han alterado la vida y los procesos de intercambio entre sus habitantes aumentando con ello las problemáticas sociales.

Módulos para pensar en el otro, para vivir de manera digna

El director del programa abundó que en la carrera no hay asignaturas ni materias, sino que se ordena a través de módulos que atienden “16 problemas que van de lo simple a lo complejo”, que son abordados desde el modelo económico dominante y el modelo alternativo que surge en lo local y en sus saberes. Entre ellos, se alistan temas como gestión de territorio y administración municipal, seguridad alimentaria, desarrollo alternativo y bienvivir, economía social, mercados alternativos, patrimonio biocultural e identidad, y gobernanza y conflictos sociales.

En ese sentido, Fernández Lomelín señaló que los jóvenes que cursan la licenciatura –actualmente 10- ya “saben cosechar, ya saben de procesos, tiene un bagaje de información, saberes y experiencias”, que conviven y contrastan con los conocimientos globales, tal y como fue construido el programa académico. “Aprenden a investigar, a hacer desde la cosmovisión local y desde una manera de pensar al otro, de vivir de manera digna”, mencionó.

Destacó que tras cursar cada módulo –cada uno de nueve semanas-, los estudiantes realizan un viaje a algún lugar del país que refleje o tenga que ver con la problemática abordada en el aula, para que, tras la visita, realicen un proyecto de investigación con diversas propuestas que se apoyan en lo local.

Como ejemplo, recordó que en el primer módulo se abordó el tema de los “megaproyectos” como la llamada Ciudad Modelo, las mineras en Ixtacamaxtitlán o el problema del agua en la Reserva de la Biósfera Tehuacán – Cuicatlán, en donde se enfrentan los modelos locales a los modelos económicos dominantes.

El segundo módulo sobre Bioculturalidad e identidad, en cambio, llevó a los alumnos a conocer la Reserva Biocultural Estatal del Puuc, en la que se puede conocer el trabajo comunitario maya. Ahí, “se conocieron conocimientos sobre la forma en cómo se construye la vida”.

Luis Enrique Fernández destacó que la carrera dota a quienes la cursan una capacidad: la de argumentar, la de hacer análisis y diversas lecturas, así como contrastar y reflexionar para ir construyendo un discurso en el que se unen saberes locales con conocimientos globales. “A ocho meses, es notable cómo jóvenes de 19 años van discutiendo, hacen encuestas y estructuran una mente crítica”

Asimismo, señaló que, en el desarrollo de los módulos, se contempla la participación de reconocidos especialistas, investigadores y académicos de los diversos temas, como ha sido la presencia de Víctor Toledo, Eckard Boege Schmidt y Alejandra López, entre otros.

Un compromiso con la integración de saberes

Si bien la primera generación de la licenciatura en Gestión Territorial e Identidad Biocultural se integra actualmente por mujeres indígenas, el programa académico está pensado y abierto para quien tenga un compromiso con la integración de saberes y con la metodología que dotan materias como la biología, la agronomía, la antropología, la sociología y la agroecología.

En la carrera -que tiene una duración de cuatro años-, los jóvenes conocen del sistema campesino que es amenazado por prácticas destructivas de biodiversidad, los problemas de deforestación y deterioro ambiental, la ausencia de innovación tecnológica, la “chatarrización” alimenticia, la pérdida de patrimonio biocultural, el desempleo y abandono del territorio, así como el acelerado proceso de urbanización.

Frente a este contexto, los universitarios reflexionan sobre formas alternativas de desarrollo local para el bienvivir, estrategias de organización social comunitaria para una mejor convivencia y buen gobierno, formas y modos de producción local con tecnología apropiada, medios y estrategias de intercambio con un enfoque de economía social y solidaria, respeto a los derechos humanos y derechos de los pueblos indígenas, desarrollo de tecnologías limpias y generación de energía a partir de fuentes locales, gestión del territorio y sistemas de información geográfica, seguridad alimentaria, procuración de fondos para proyectos y gestión municipal.

La carrera está pensada para jóvenes que tienen ciertas características como sentido de servicio a la comunidad, actitud de trabajo en equipo, empatía, apertura al diálogo, tolerancia hacia la diversidad cultural, actitud responsable por el medio ambiente, respeto por la diversidad biológica, apertura al diálogo, y respeto por las expresiones artísticas y estéticas de las culturas.

Quienes egresen podrán desarrollarse en consultoría, procuración de fondos, comercialización alternativa de productos y servicios, procesos educativos, como perito evaluador de proyectos productivos en instituciones gubernamentales, en el campo de la planeación de proyectos municipales, políticas públicas, normas y reglamentos, así como programas de desarrollo de ciencia y tecnología ligados a la bioculturalidad; además como asesores de proyectos para grupos de la sociedad civil en el ámbito del desarrollo y medio ambiente, en la propuesta de proyectos productivos alternativos y en la gestión de procuración de fondos para proyectos ligados al tema.

Dado que el proceso de admisión 2019 de la UAP está abierto, la información de la licenciatura está disponible en la página de Facebook:LIC-En-Gestión-Territorial-e-Identidad-Biocultural

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