Miércoles, abril 24, 2024

En el Consejo Político Nacional del PRI unen a los grupos de Marín y Doger para apoyar a Alito

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En la sesión extraordinaria de ayer por la noche del Consejo Político Nacional del PRI hubo un intento deliberado –aunque fallido– de generar “una cargada” a favor del gobernador de Campeche, Alejandro Moreno Cárdenas, mejor conocido como Alito, para que se convierta en el próximo presidente de este partido. Y como parte de ese esfuerzo, de pronto se vieron de la mano en ese propósito dos grupos de Puebla que desde hace 15 años son rivales, antagónicos, irreconciliables, el del exmandatario Mario Marín Torres y el exedil de Puebla Enrique Doger Guerrero.

La reunión del Consejo Político del PRI, en la que formalmente arrancó el proceso interno para elegir el 11 de agosto al próximo presidente del partido, para el caso de Puebla, llamó la atención por dos razones:

Primera razón: se nombraron como dos nuevos consejeros políticos del PRI nacional al excandidato a la gubernatura Alberto Jiménez Merino y su coordinador de campaña, Valentín Meneses Rojas.

Del primero de ellos se entiende su designación como consejero porque acaba de ser candidato del PRI a la gubernatura, pese a que obtuvo el peor resultado electoral de toda la historia del Partido Revolucionario Institucional.

Del segundo de ellos no tiene ninguna justificación su incorporación a ese órgano de gobierno, toda vez que Valentín Meneses no encabeza ninguna organización o sector del tricolor, no ocupa algún cargo de elección popular y tampoco tiene un puesto oficial en la dirigencia local del partido.

Todavía fue más llamativo que Alberto Jiménez Merino aunque se estrenó como consejero no asistió al encuentro de ayer. En cambio, Valentín Meneses Rojas fue ubicado en la octava fila del auditorio Plutarco Elías Calles, como una manera de darle presencia a la cabeza más visible del grupo político del exgobernador Mario Marín Torres.

La doble lectura que se puede dar a la inesperada presencia de Meneses Rojas es la siguiente: por un lado que en el PRI no hay pudor ni sentido común, no le interesa que Mario Marín sea prófugo de la justicia y sea el causante de que el tricolor perdiera el poder político en Puebla.

Y por otro lado, que se está buscando incorporar a la estructura marinista en la “cargada” a favor de Alito, quien se supone es el candidato de los gobernadores priistas para ganar la presidencia del tricolor.

Segunda razón: dos personajes priistas que –ayer en la sesión del Consejo Político– estuvieron muy activos buscando sumar a los consejeros políticos de Puebla a favor de la causa de Alito fueron Javier Casique Zárate e Isabel Merlo Talavera, quienes no hace mucho fueron mancuerna en la presidencia y la secretaría general del PRI estatal, respectivamente.

Ambos llegaron a esos cargos en la dirigencia local del PRI de la mano de Enrique Doger Guerrero, el exedil de la capital y candidato perdedor de la contienda por la gubernatura de Puebla en 2018.

Casique y Merlo, en sus intentos de convencer a los priistas poblanos que no ven con buenos ojos la casi segura candidatura del gobernador de Campeche, con todo desparpajo les decían que desde Morena y del próximo gobierno estatal –que entra en funciones el 1 de agosto– se va a apoyar el proyecto de convertir a Alito en el presidente del PRI nacional. ¿Será cierto?

Llama la atención que Casique y Merlo estén involucrados en la campaña de Alejandro Moreno, luego de que ambos fueron las cabezas del PRI que en 2018 llevaron al partido a una de sus peores derrotas electorales y que ambos operaron a favor de la entonces candidata del PAN a la gubernatura, Martha érika Alonso, y ahora quieren aparentar cercanía con importantes políticos de Morena. Habrá que preguntarse: ¿Ellos en algún momento han tenido lealtad política por algo?

Narro y Ruiz, los contrapesos

No cabe duda, la presencia ayer en el mismo evento del PRI de Valentín Meneses y Javier Casique es un esfuerzo de Alejandro Moreno de utilizar a los grupos de Mario Marín Torres y Enrique Doger para que encabecen “la cargada” a favor del mandatario de Campeche, sin importar la animadversión que existe entre ambas corrientes priistas. De alguna manera, esa construcción política suena a que se echa mano de lo único que queda en el tricolor, luego de que el partido en Puebla se encuentra hundido en la inanición electoral.

Esa colaboración de alguna manera ya se había visto en el cierre de campaña de Alberto Jiménez Merino, del domingo 26 de mayo, en el que la figura central del acto no fue el entonces candidato del PRI a la gubernatura, sino Alejandro Moreno, quien echó mano de acarreados de Tlaxcala para llenar dicho acto proselitista. En esa visita del gobernador de Campeche metieron la mano por igual Valentín Meneses y Javier Casique.

El problema de fondo de la próxima elección del presidente nacional del PRI, para el caso de Puebla, no es que estén involucrados los grupos de Marín y de Doger, sino que en la militancia priista no acaba de cuajar el proyecto de Alito por ser visto como una extensión del grupo político del ex presidente Enrique Peña Nieto, el autor de la actual debacle electoral del priismo nacional.

Una prueba de ello es que ayer, aunque la presidente del PRI, Claudia Ruiz Massieu, junto con los gobernadores priistas, buscaron cobijar a Alito, entre los consejeros del PRI se dividían sentimientos de adhesión hacia Ulises Ruiz y José Narro, los otros aspirantes a la dirigencia priista, o simplemente hay un rechazo a que otra vez todo se decida por “una cargada oficial”.

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