Jueves, abril 25, 2024

Embajada de Honduras busca a su connacional agredido por agentes del Instituto Nacional de Migración

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El primer secretario de Asuntos Consulares de la embajada de Honduras en México, Rigoberto López Orellana, informó a esta casa editorial que está en busca de su connacional que fue detenido, golpeado, amenazado y torturado por agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) y luego soltado a su suerte en Puebla.

El vicecónsul se comunicó a La Jornada de Oriente para profundizar en la historia de José, quien narró un testimonio que pone al descubierto el trato discriminatorio, violento y hasta criminal que el personal del Instituto otorgan los migrantes centroamericanos que pasan por México y que ha sufrió él en carne propia.



López Orellana explicó que la embajada de Honduras busca brindarle la atención a su connacional luego de la golpiza que le propinaron los agentes migratorios después de encontrarlo en una revisión a bordo de un autobús que se dirigía a la Ciudad de México la noche del martes 29 de noviembre.

El funcionario hondureño tomó conocimiento de que personal de la Comisión de Derechos Humanos (CDH) del estado de Puebla realizó un chequeo médico y entrevistó al centroamericano de 35 años que intentaba llegar, primero, a San Luis Potosí para ahí trabajar y luego conseguir.

Si bien el personal de la Comisión local vio y comprobó las condiciones en las que se encontraba José, el caso fue turnado a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) al tratarse del una agresión de parte del personal del INM.

El secretario de Asuntos adelantó que se comunicaría con la delegada en Puebla del INM, Carla Morales Aguilar, pues en la estación migratoria de este estado se le concedió la visa humanitaria con terminación 1425421.

En entrevista con La Jornada de Oriente, José, narró que salió de Puebla la noche del pasado martes y al llegar a la caseta de cobro de San Marcos Huixtoco, en Chalco Estado de México, agentes de migración abordaron el camión para buscar centroamericanos.

Luego de detenerse frente al asiento de José le preguntaron de dónde era, él mintió sin éxito. Lo obligaron a descender del autobús y le hicieron una seña al conductor para que se fuera, a partir de ahí iniciaron las 72 horas más largas en la vida del migrante que terminaron al jueves siguiente, cuando luego de los hechos le dieron el documento migratorio por “razones humanitarias”.

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