- El próximo domingo culmina el proceso electoral en cuatro entidades del país: Nayarit, Coahuila, Veracruz y México. En este último estado, adquiere relevancia la elección por varios motivos, entre otros: es el más poblado del país y, en consecuencia, tiene el listado nominal más grande de la República (11 millones 336 mil 199 ciudadanos inscritos, que representan 57 por ciento del listado de esos cuatro estados) y, sobre todo, es el lugar de origen del presidente Enrique Peña Nieto y del cártel de Atlacomulco, al que pertenece el propio mandatario.
Pero, además, esta elección se significa porque, de acuerdo a la experiencia, los métodos utilizados por el PRI–gobierno es este proceso, son los mismos que pondrá en práctica en las próximas elecciones 2018. Así sucedió hace seis años y, sin duda, así sucederá en las elecciones de 2018.
Pronto, entones, sabremos si al partido del gasolinazo, del país ensangrentado, la impunidad, la burla y el cinismo, del bajo crecimiento, de la devaluación y ahora la inflación, de la corrupción, del deterioro laboral y salarial, y todo lo que usted quiera agregar, le siguen funcionando sus prácticas tendientes a torcer la voluntad de los ciudadanos, lucrando con la pobreza que sus gobiernos han ampliado y profundizado; o si una candidatura distinta, que habla el mismo lenguaje de la gente, que propone soluciones viables a los problemas concretos planteados por la población puede triunfar sin sospechas.
La campaña sucia emprendida contra la maestra (la maestrita, le dicen aquellos de doble moral que, en sus promocionales de la reforma educativa, glorifican a los maestros y en los hechos muestran su odio de clase contra ellos), tiende, fundamentalmente, a desalentar la asistencia de los ciudadanos a las urnas, sabedores de que el abstencionismo sólo beneficia al partido en el poder, pues el voto duro de que dispone le es suficiente para ganar elecciones en las cuales la participación ciudadana es reducida. Por eso, hoy, como en el cercano futuro de 2018, es indispensable lograr que la ciudadanía reconozca el valor de hacer política en la vida cotidiana y de acudir a las urnas para decidir a quiénes quiere como gobernantes.
- Una expresión del presidente Peña Nieto, tal vez, poco reflexiva, pero reveladora, mostró la característica esencial de la reforma educativa: su alejamiento de los protagonistas del proceso educativo. El martes pasado, al hacer una evaluación de la reforma en la educación, dijo el presidente: “los maestros del país, poco a poco, han venido haciendo suya la reforma educativa”. Quién sabe si los maestros estén haciendo suya la reforma, lo que sí es seguro que nunca ha sido de ellos, que les ha sido, y les es, ajena e impuesta, que fueron excluidos de su elaboración y eso, quiérase o no, le resta legitimidad a la mentada reforma. Al final de la reunión de evaluación, hizo el presidente sin quererlo otra revelación: “(la educativa) Es una reforma que parece agotada, pero no lo está” ¡Uf! ¿Estará seguro Peña Nieto de que esa, tanto como sus otras reformas, no está agotada?