Viernes, abril 19, 2024

Elecciones en México 2018: ¿crónica de otra elección de Estado largamente anunciada?

Dr. Alejandro Alvarez Béjar

Facultad de Economía, UNAM

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Ponencia presentada en el Centro de doctorado de Estudios Latinoamericanos de la UNAM

Introducción

Hoy se replantea el viejo debate sobre los “Límites del progresismo en América Latina”, de cara a procesos electorales en varios países, México entre ellos. En el caso nuestro, hay cinco factores concurrentes que invitan a calificar estas elecciones como históricas: uno, la crisis financiera global de 2008-09 todavía no está resuelta y ya se vislumbra otra más grave, por una deuda pública y privada global que llega a 164 mil millones de millones de dólares, equivalente al 225% del PIB global .

Dos, vivimos un estancamiento de la economía nacional que es en rigor, recesión montada sobre sucesivos recortes presupuestales desde 2015 para contener el crecimiento de la deuda, y alzas de las tasas de interés para sostener los flujos de inversión extranjera de portafolio (IEP) y mantener la paridad cambiaria.

Tres, el elevado grado de irritación social con el programa económico neoliberal, que está focalizado contra la reforma energética por el “gasolinazo” (alza de la gasolina Magna que hoy ronda 18 pesos por litro, además del gas y el Diesel), la reforma laboral (que propicia la precarización de los empleos y la informalidad), la reforma laboral disfrazada de educativa y los recortes presupuestales, así como la falta de atención e intentos de control de los damnificados por los sismos.

Cuatro, la crisis de credibilidad de la alianza PRI-PAN-PRD que montó el “Pacto por México” para implantar las reformas neoliberales, deslavando la cara de los partidos y catapultando la influencia de MORENA por todo el país, pero especialmente en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México y como novedad, en el Norte del país.

Y cinco, tenemos una crisis política de credibilidad y legitimidad que, al profundizarse por el deterioro económico y la guerra contra las drogas, ha devenido en una grave crisis humanitaria: más de 250 mil muertos, cerca de 30 mil desaparecidos, millón y medio de desplazados de sus lugares de origen, generalización de la práctica de la tortura, uso excesivo de la fuerza militar, recurrencia de las desapariciones forzadas, violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos, crecimiento de una “violencia inusitada”.

Seis, debemos también añadir un recuento de las derrotas de la  izquierda social, para que se entienda cómo llegan las fuerzas sociales a esta coyuntura: incluimos el intento Calderonista de destruir al SME, los ataques coordinados de Nuño y Osorio Chong contra la CNTE por confrontar la reforma educativa (con saldo de cientos de despedidos, decenas encarcelados, miles amedrentados con despidos tras exámenes de evaluación educativa), la desaparición de los 43 de Ayotzinapa como golpe a los normalistas rurales y  al sector educativo todo, la agresión al magisterio de la CNTE y al pueblo solidario con la masacre de Nochixtlán, Oaxaca, el contubernio de  los  charros sindicales con los desastres que ha traído la crisis de PEMEX entre trabajadores petroleros de Veracruz, Campeche y Tabasco, el golpeteo judicial y político contra el dirigente del Sindicato Minero Metalúrgico Napoleón Gómez Urrutia, las luchas populares aparentemente sin éxito contra “el gasolinazo”, todo lo cual explicaría la debilidad relativa de la izquierda social y su acomodamiento aparentemente poco cuestionado al liderazgo de Morena.

Por todo eso, respecto a las elecciones en México proponemos mostrar la pertinencia de varias tesis generales que validan su carácter histórico: la primera, es que en estas elecciones se avisoran potenciales cambios políticos cruciales, comenzando por el reconocimiento explícito de la quiebra del esquema de alternancia bipartidista (PRI-PAN), que fue evidenciado como pacto entre las élites desde antes de las elecciones del 2000, pero con claridad a partir de entonces. El saldo no admitido de ese proceso: la crisis del sistema de partidos y de cada partido en lo individual, PRI, PAN, PRD, PANAL, PVEM y MC.

La segunda tesis es que, aunque aparezca en segundo plano, se juega la continuidad del modelo neoliberal entre dos versiones, la atenuada y la violenta, esta última propiciada por el PRI utilizando más la fuerza estatal mediante la puesta en práctica de la Ley de Seguridad Interior.1 No sólo eso: el PRI promueve operativos violentos para intimidación colectiva, compromete la imparcialidad de los organismos electorales, manipula a los electores con sofisticados instrumentos electrónicos y repite la tradicional compra de votos, para triunfar aún con todas las encuestas en contra.

Pero sobre todo, para hacer creíble el fraude, han realizado toda una “operación maquillaje”, presentando a la economía mexicana como gozando de cabal salud, lo que reforzaría la idea de que la población está feliz con el neoliberalismo y vota por él.

La tercera tesis, es que en las elecciones de México 2018 no está explícitamente en juego el abandono del modelo económico neoliberal, pese a que hay un candidato (Andrés Manuel López Obrador) al que se le considera de izquierda por muchos de los grandes empresarios, por el gobierno de Estados Unidos, por sectores de la izquierda y por amplios sectores populares, (algunos prefieren el despectivo “populista”, como los funcionarios del gobierno de Peña Nieto).

La cuarta tesis es que, a veces abierta a veces encubiertamente, la Coalición Gobernante ensayó en las elecciones de 2017 del Estado de México un operativo de Estado para deformar la voluntad popular e imponer al candidato del PRI y que, con modalidades y en escala ampliada, pretende repetirlo ahora en las elecciones federales de 2018: recurriendo al condicionamiento de programas sociales, al aumento del presupuesto de éstos por parte de la SAGARPA, la SEDATU, la SEDESOL y el IMJUVE, así como al programa PROSPERA, a la compra masiva de votos, de representantes de casilla, la redistritación, el uso de “bots” y “trolls” saturando las redes sociales, manipulando mensajes mediante la empresa Cambridge Analytica; y según expertos asociados a AMLO, los priistas están preparándose hasta para pedir eventualmente al Tribunal Superior Electoral de la Federación (TRIFE) la nulidad de las elecciones por asuntos como el “incumplimiento de comprobación de gastos de campaña” (una de las causales).2

A todo eso es que llamamos “una elección de Estado”. La Coalición Gobernante se ha preparado minuciosamente, cosa que advirtió hace poco el Comandante Galeano del EZLN: “la hidra capitalista no permitirá ni LULAs ni AMLOs. Está enloquecida y va por todo y por todos; no dará respiro”.3 Mientras que las fuerzas populares temen el fraude y han estado denunciando activamente varias de las medidas usadas, no han desarrollado suficientes mecanismos para contrarrestarlo y parecen confiadas en que una confluencia masiva el día de las elecciones, podría reventar los mecanismos de fraude e imponer el triunfo de AMLO.

La moneda está en el aire, por eso lo delicado de la coyuntura y el refuerzo de su carácter histórico: si la votación es tan masiva que rebase los operativos de fraude, aterrizaremos en la continuidad atenuada del neoliberalismo, esto es, ahora con énfasis distributivos. Si eso no ocurre, veremos el colapso de la credibilidad del sistema electoral y de las elecciones, seguido de una explosión de descontento que corre el peligro de sufrir la confrontación directa con quienes buscan usar a las fuerzas armadas bajo el pretexto de que los perdedores “no aceptan su derrota”.

De ahí la puesta en marcha de una subrepticia militarización ahora extendida a la vida cotidiana (la suprema Corte ha autorizado ya cateos de autos y residencias sin orden judicial, la ANUIES pactó con la PFP operativos para “combatir al narco en las universidades”, el PRI ofrece militarizar la lucha contra las drogas en la ciudad de México) y muchas grandes y pequeñas comunidades están a tope, con sus luchadores sociales sufriendo la violencia impersonal y ubicua (asesinato de defensores de Derechos Humanos en Taxco, en Cuetzalán, de estudiantes en Guadalajara, de alumnos de la UACM, de alumnos en Chihuahua, feminicidios en Guanajuato, en el Estado de México, etc.).

En una primera parte, presentamos el entorno económico -político de las fuerzas en contienda y los perfiles de sus propuestas. En la segunda parte, examinamos la dinámica política y los límites más estructurales al cambio, evidenciando la preparación de una elección de Estado. En una tercera parte, mostramos primero lo que el maquillaje gubernamental quiere ocultar respecto a la economía mexicana y el saldo nefasto de las reformas neoliberales. Y en seguida, hacemos un breve recuento de problemas en la continuidad del crecimiento de EU y los riesgos de otra crisis financiera. Al final, presentamos algunas conclusiones básicas.

El país atraviesa estructuralmente una delicada crisis política de legitimidad y credibilidad porque la economía vive el eufemístico “estancamiento estabilizador” en el que destacan, la conservación de los “equilibrios macroeconómicos” (que ya ni lo son tanto, pues se dan a costa de grandes desequilibrios, un pronunciado deterioro salarial por una inflación que ha subido a casi el doble de los niveles de los últimos cinco años, 7.5% en 2017), la precarización del empleo (que en esencia es la destrucción de empleos relativamente bien pagados y creación de empleos relativamente peor pagados) y la persistencia de alta desocupación, recortes presupuestales sucesivos, devaluación cambiaria atizada por el fortalecimiento relativo del dólar (hoy rondamos 20 pesos por dólar), alza desmedida de los precios de los energéticos (gasolina, gas, luz).

De ahí que el deterioro y la irritación social alcancen hoy niveles sin precedentes. Por eso también, hay que explicitar la estrategia neoliberal completa en estas elecciones: reproducir y legalizar lo que ya tenemos, una virtual dictadura militar con fachada civil, en beneficio de la oligarquía financiera.

Está como actor principal el gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), que viene aliado con el Partido Nueva Alianza (Panal) y  el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), integrando la Coalición “Todos por México” que ha postulado a José Antonio Meade, un tecnócrata neoliberal que navegaba timoneando las finanzas públicas con bandera de “apartidista” en dos administraciones, una panista y otra priista, para encabezar hoy al PRI como “candidato ciudadano preocupado porque el narco contamine las elecciones”.4

Corresponsable directo del desastre económico de Enrique Peña Nieto y especialmente responsable del “gasolinazo”, Meade hereda también fuertes ligas con el Partido Republicano de EU y el alineamiento del gobierno de Peña Nieto con el de Donald Trump en su cerco contra Venezuela y en la consolidación de los saldos negros de la reforma energética, orquestada por Luis Videgaray, aunque todos sorprendidos de que su “flamante” candidato vaya en el fondo de las preferencias. Y ni así aplicó el Gobierno de Peña Nieto el aumento de 10% al salario mínimo que se había acordado en la Comisión Nacional del Salario Mínimo (CONASAMI) revisar en abril de este año.

El Partido Acción Nacional (PAN), aliado ahora al Partido de la Revolución Democrática (PRD) y al del Movimiento Ciudadano (MC), integra la Coalición “Por México al Frente” que postula a Ricardo Anaya, un joven medio empresario y medio político, sin ninguna experiencia en cargos públicos, elitista pro-yanqui al punto de vivir él en México y su familia en Estados Unidos, inteligente y agresivo, aferrado al poder y comprometido con la aprobación de todas las reformas neoliberales de Peña Nieto pero ahora negándolas cuando le conviene, ambicioso y muy bien asesorado por las fuerzas de la Democracia Cristiana Internacional y del Partido Demócrata de EU, ofrece como fórmula de gobernabilidad integrar un “Gobierno de Coalición” y aumentar el mini-salario a 100 pesos diarios. Y desde esta campaña electoral, carga sobre sus espaldas la acusación judicial de ser responsable de “lavado de dinero”, una acusación que difícilmente quedará sólo en el aire.

Y finalmente está el Partido del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), que postula a Andrés Manuel López Obrador aliado con el Partido del Trabajo (PT), y el ultra derechista Partido Encuentro Social (PES, otrora aliado del PRI como opción religiosa evangelista que defiende “la familia tradicional”), sumando además a personalidades controvertidas que se han desprendido de las otras fuerzas políticas, lo que configura una suerte de frente amplio con la izquierda y la derecha unidas bajo la sigla de la coalición electoral “Juntos Haremos Historia”, que integra además a sectores progresistas de la Iglesia Católica y/o de las pequeñas localidades y municipios, agobiadas por el narco.

La coalición que encabeza MORENA arrancó y continúa en la delantera con más de 20 puntos porcentuales de diferencia en la intención de voto hacia finales de mayo y en la mayoría de las encuestas, de modo que, sin haber segunda vuelta electoral, se prevén sacudimientos profundos para forzar un claro repunte de la segunda fuerza en las preferencias (entre otras cosas, para que arrastre el “voto útil” de los votantes del tercer lugar).

Tenemos también en este proceso el experimento fallido de las candidaturas “independientes”, diseñadas para “abrir espacios ciudadanos fuera de los partidos”, pero fracasando en el intento por no reunir las firmas requeridas para ser candidato y tres de ellos, quedar políticamente descalificados por no probar verdadera independencia.

En el caso de Margarita Zavala, el Instituto Nacional Electoral (INE) pasó por alto que tuvo 708,606 firmas anuladas5 y no obstante le validó su registro; y en el caso de Jaime Rodríguez “el Bronco”, el Tribunal Federal Electoral (TRIFE) lo habilitó como candidato, pese a las graves anomalías detectadas por el INE en su colecta de firmas.6

Además de haber provocado una primera confrontación de poder entre el INE y el TRIFE, los independientes sembraron semillas para marcar la competencia electoral futura: Margarita Zavala renunció al dinero oficial para los comicios y pidió al INE que ampliara el monto permitido de “aportaciones privadas”. “El Bronco”, gobernador de Nuevo León con licencia, pretendió popularizar castigos brutales contra los corruptos (“cortarles una mano”), y tratar de exhibir a AMLO negándose a devolver su financiamiento público.

La verdadera convergencia de los “independientes” en esta contienda: en contra de AMLO, descalificando a los partidos y proponiendo que el financiamiento a éstos quede en manos de los “privados”. Poco antes del segundo debate presidencial, Margarita Zavala abandonó la contienda, sin explicitar todavía a quien iría su “voto útil”. El “Bronco” declaró su intención de votar por AMLO, poco antes de enfrentar una multa por haber gastado mucho más de lo permitido, usar empleados estatales pagados para recolectar sus firmas y usar a terceras personas para esconder el financiamiento que le dieron empresas mercantiles (no permitido en esa fase de la contienda).

Desde marzo de 2018, la estrategia priista reveló tres pinzas maestras: una, la judicialización de los ataques usando a la PGR contra Ricardo Anaya para eventualmente plantarse como segunda fuerza, una acusación en la que el PRI ya comprometió a agencias del Gobierno Español (a través de su aliado estratégico, el Partido Popular de Mariano Rajoy).

Dos y para eventualmente justificar un “triunfo” sobre MORENA, el PRI bajo el mando del experimentado y mafioso ex gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, ha fomentado la desconfianza en las elecciones practicando la llamada “guerra de baja y mediana intensidad” contra las fuerzas populares, ignorando institucionalmente la violencia en contra de muchos candidatos y ha propuesto descalificar a algunos aliados de AMLO como violentos o corruptos (Nestora Salgado, Napoleón Gómez Urrutia).

Pero también, se sospecha que el PRI ha pagado empresas para saturar las redes sociales con 8 millones de “bots” y “trolls” atacando a MORENA, a AMLO y a Anaya. Dicen los periodistas investigadores que se trata de cuentas automatizadas que propagan videos, datos de encuestas desde los equipos de campaña o de empresas especializadas como Cambridge Analytica, que buscan crear tendencias y posicionar figuras entre el electorado, promover agendas políticas, difundir información favorable o contraria a los competidores electorales, sin que haya información de quien las paga.7

Tres, otra pinza importante, es que el PRI postuló a Mikel Arreola, exdirector del IMSS y salinista de hueso colorado, candidato con un agresivo programa de derecha para la Ciudad de México: la defensa de la familia tradicional, la negativa a legalizar el uso lúdico de la mariguana, los matrimonios gays, responsabilizando a la izquierda del desempleo y la violencia, promoverá además el uso de las fuerzas federales contra el narco en la ciudad de México, para tener el sistema de seguridad “más severo del país”.

Arreola ha recurrido a las movilizaciones de masas, ha intentado colocarse en segundo lugar de preferencias apoyado en encuestas a modo y en los debates, ha atacado a Alejandra Barrales por enriquecimiento ilícito y a Claudia Sheinbaum por “seguir fumando mariguana”.

Por su parte, MORENA ha puesto en práctica una estrategia de desdibujar su inicial perfil izquierdista con alianzas del centro a la derecha, atrayendo personalidades del PAN y del PRI a su “gabinete”, escogiendo más de 50 candidatos al Congreso entre los militantes del PES, a empresarios de diversa relevancia en apoyo a su Coalición y echando a andar un grupo de asesores que buscan “tranquilizar a los inversionistas”, mientras el candidato presidencial recorre los más variados rincones del país, especialmente por el Norte de México, con manifestaciones masivas de apoyo.

Aunque también es cierto que en la ciudad de México, la candidatura de Claudia Sheinbaum ha movido a MORENA a la izquierda, por su trayectoria y por un programa que destaca la innovación, la equidad y la inclusión para recuperar la esperanza de un cambio progresista, la suspensión de las privatizaciones, la defensa de los espacios públicos, la recuperación del fomento y promoción de la diversidad cultural, el fortalecimiento  y ampliación de los derechos sociales, la gestión integral de los riesgos de la ciudad (sismos, inundaciones, hundimientos).

Atacada por el Frente panista-perredista y por el PRI, Sheinbaum mantiene su presencia y gana adeptos, pero arriesga al minimizar los daños que las fuerzas contendientes han hecho sobre su figura y su programa entre sectores de la población.

Sin duda, la colocación de AMLO como puntero en las preferencias y su eventual llegada, abre una oportunidad de cambio político y hasta cierto punto económico, por eso conviene insistir en que sería todavía un cambio estructuralmente condicionado y limitado por los candados incluidos en el TLCAN y su renegociación que cerrará en 2019 (especialmente los temas de las reglas de origen del sector automotriz y los contratos otorgados a grandes petroleras), por la influencia del gobierno norteamericano ahora con retórica racista y nacional-fascista y por las reformas del Estado aplicadas en los últimos 30 años de neoliberalismo en México por la alianza PRI-PAN-PRD (una compleja trama jurídico-política que incluye desde la creación del IFE- INE, la autonomía del Banco Central, las reformas constitucionales en  energía, materia agraria, laboral, los cambios en el Sistema Judicial -en la Suprema Corte de Justicia de la Nación SPJN- la creación de instituciones “autónomas” como el IFE-INE, el IFAI, el INEE, el Instituto Nacional Anti- corrupción, la propuesta de transformar a la PGR en Fiscalía General, y finalmente la promoción de la Ley de Seguridad Interior), que integran todas varios y diversos candados contra cambios radicales. 8

Sostenemos pues, que a diferencia de otros casos en Latinoamérica en donde en los últimos quince años se ha jugado la carta del progresismo post neoliberal, el cuadro electoral mexicano en 2018 ha sido caracterizado por algunos como una disputa entre tres candidatos y coaliciones de centro-derecha (pese a que una de ellas, cuenta con importante base social de una izquierda dispersa) pues no hay una definición programática alternativa al neoliberalismo, sino sólo ideas sueltas y para colmo repartidas entre las diversas coaliciones electorales: en el PAN, brillan ahora el ingreso básico universal y la rápida sustitución de las energías fósiles por las energías solar y eólica; en MORENA, destacan la propuesta de recuperación nacional de la petroquímica, el abandono de la reforma educativa y el impulso a la producción del campo para alimentar a los mexicanos.

De modo que la continuidad programática neoliberal es el rasgo principal de la contienda y en una de las coaliciones (MORENA), incluso destaca la promesa de austeridad “republicana” variante nueva de la contención del gasto público (bajando los sueldos de los altos funcionarios, para contar con un “ahorro”), pero el común denominador es que “los fundamentos macroeconómicos neoliberales” los respetarían todas las opciones.

Así esbozado, el panorama se percibe desalentador y, sin embargo, no todo se ve perdido porque hay una crisis política manifiesta del esquema bipartidista adoptado oficialmente a partir de 2000, con el PRI y el PAN alternando en el poder, rubricado votando en conjunto todas las reformas neoliberales, en el Senado y en la Cámara de Diputados desde 19889, pero como incluyeron al PRD después de 2006 en alianza fáctica con el gobierno de Felipe Calderón y luego suscribiendo el llamado de Peña Nieto a la firma del “Pacto por México” en 2013, la crisis es de todos los partidos.

Advirtiendo que hay evidencias de preparación de un fraude, hay que decir que en estas elecciones no está contando sólo la experiencia ciudadana en tres rebeliones electorales diferentes: la de 1988, la de 2006 y la del 2012 a nivel nacional (y la de 2017 en el Estado de México). Está contando también la propia experiencia de la oligarquía que, con diversidad de herramientas, ha podido mantener el poder presidencial por encima de rebeliones electorales, de viejos y nuevos actores políticos en el sistema de partidos. De auges y  crisis en la economía.

Por eso decimos que convergen ahora la ultra-modernidad y la pre- modernidad en materia electoral. Por ejemplo: salió a la luz pública la actividad de la empresa británica Cambridge Analytica que, utilizando una base de datos de 87 millones de usuarios de Facebook en EU, los manipuló para orientar el voto a favor de Donald Trump10.

En eso se manifestó ya el uso del “Big Data” y de la “Inteligencia Artificial” como mecanismos de control social y político, pues se ha comprobado que las élites ya tienen la capacidad tecnológica para propiciar un cambio psicológico y de conductas de audiencias a través de “mensajes  hechos a la medida”, especialmente en procesos electorales.

Lo más preocupante es que Cambridge Analytica, según declaró el propio Vicente Fox, ha estado en contacto desde hace tiempo con el Centro Fox en Guanajuato. Y que poco después de que aparecieron evidencias de lo hecho por esa empresa en EU, el INE anunció un acuerdo con Facebook para “evitar la filtración de noticias falsas, especialmente el día de entrega de resultados electorales”. Pero esa “tranquilizante” noticia, llegó justo cuando convocaban al fundador de Facebook a comparecer ante la justicia para explicar el uso de sus datos por Cambridge Analytica.

Más recientemente, nos enteramos de que la seguridad de la información del INE quedará finalmente a cargo de una empresa que en sus orígenes desarrolló un sistema de espionaje de preferencias electorales, “Scitum”, empresa ahora con dos propietarios con intereses en la vigilancia del sistema de conteo: Carlos Slim y Diego Hildebrando Zavala, hermano de Margarita Zavala, que por cierto tuvo a su cargo el PREP en 2006. Como quien dice, ahora en 2018 ¿tendremos a los lobos encargados de cuidar a las ovejas?

Pero no sólo eso, Primitivo Rodríguez Oceguera denunció que el Instituto Nacional Demócrata asesora al INE, lo que encierra dos problemas políticos delicados, uno, que el IND es brazo de la Fundación Nacional para la Democracia (NED por sus siglas en Inglés); y dos, que esa fundación es un organismo conservador bipartidista que se sabe está ligado a la CIA y al Partido Demócrata de EU.11

Estructuralmente, hemos topado también con dos límites económicos: pasar de una economía orientada a exportar, a una economía orientada al mercado interno cuando hay contracción general de los salarios y restricción del flujo monetario, asuntos que parecen tan simples de resolver, en realidad requieren toda una reformulación a largo plazo del modelo concentrador de riqueza, enfatizando a partir de ahora aspectos distributivos, asunto social y políticamente complicado dados los duros golpes neoliberales contra variados sectores sociales (trabajadores electricistas, petroleros, maestros, estudiantes normalistas, universitarios, de aviación, médicos, trabajadores del Estado, colonos damnificados por los sismos, indígenas, afectados ambientales, ecologistas, defensores de Derechos Humanos, campesinos).

Por eso y contra la operación maquillaje montada desde el gobierno de Peña Nieto, destacamos un breve balance del modelo neoliberal: a lo largo de más de 30 años la abigarrada agenda de “reformas estructurales” muestra cuatro saldos palpables: uno, que la economía ni crece, ni crea empleos de calidad y con salarios suficientes para la reproducción del trabajador y su familia, ni distribuye la riqueza como la población del país lo requiere; dos, que los esquemas de libre comercio del TLCAN han fortalecido a las empresas monopólicas, pero han destruido a millones de empresarios medianos y pequeños.

Tres, que la guerra contra las drogas ha ensangrentado al país con dinero de EU mediante la Iniciativa Mérida y con recursos presupuestales del Gobierno Federal beneficiando al Ejército y la Marina, sin parar el flujo de drogas y militarizando formalmente la vida nacional.

Y cuatro, que la continuidad del crecimiento a largo plazo de la economía, está hoy cuestionada por la debilidad de las finanzas públicas agobiadas por el peso del servicio de la deuda, los recortes del gasto, la baja recaudación fiscal, el deterioro de las condiciones de vida y de trabajo de la población, el asentamiento especulativo de la inversión privada y la descomposición económico-social por la violencia inducida a partir de la guerra contra las drogas.

Y además, tenemos que sortear el peligro de que el crecimiento de EU derive de inmediato en otra recesión por factores geopolíticos (debido a tropiezos del gobierno de Donald Trump) y dada la extensión que lleva su recuperación económica después de la crisis financiera de 2008-09.

Donald Trump dijo recientemente que “se respira entre los empresarios del mundo un ambiente de optimismo por las condiciones de la economía norteamericana y mi programa económico”;12 cree que el nacionalismo, el proteccionismo y el cuestionamiento de la globalización, que ahora se asientan en un importante sector de las élites, el ultraconservador, es aprobación generalizada.

Los hechos reales son que tras la Gran Crisis Financiera de 2008-09, la economía norteamericana ha vivido 8 años de recuperación económica y precisamente el primer año de Trump se ligó a esa inercia y esa tendencia se verá como positiva; y que, al menos en el muy corto plazo, mientras que la mayoría de los economistas advierten de los peligros que entraña la combinación de proteccionismo, grandes recortes fiscales y endeudamiento descontrolado del gobierno, en un período en que la economía estadounidense está cerca del “pleno empleo”, eso tenderá a traducirse en crecientes presiones inflacionarias. Pero un programa populista de proteccionismo, podría descarrilar a la economía estadounidense, pues pese a gobernar como plutócrata, en materia de comercio Trump se mueve como “populista” (tratando de ganarse las simpatías de empresarios y trabajadores amenazados por la competencia externa).13 Posen, “Trump´s ´America is open for Bussiness´ speech at Davos – Annotated and explained”

Varios autores coinciden en que la economía de EU lleva 8 años de recuperación y crecimiento, modesto (2%) pero continuo 14 lo que ha permitido el crecimiento del empleo aunque con un crecimiento lento de los salarios y de la productividad.

En abono de eso se cuenta el aumento de 5.1% de la inversión doméstica bruta año con año, respecto al cuarto trimestre y que fue más alto que durante la gran recesión de 2009. Aumentó el gasto de Inversión en bienes durables, aumentó el Indice de Producción y utilización de capacidad instalada, que tuvo en 2017 un récord que no veía desde 2010 (aumentó 3.6%).

De igual forma, podemos decir que ha sido importante el crecimiento del mercado de valores y que hay indicios de que una burbuja financiera se gestó nuevamente después de la crisis de 2008-09, sugiriendo que las “burbujas financieras” ya forman parte de una forma de crecimiento que emerge explosivamente desde comienzos del 2000. Por todo ello, otro criterio general compartido es que ese crecimiento después de 2008-09, al filo de 2018 no tiene mucho que ver con las políticas de Donald Trump, sino que viene de atrás.

El debate entre expertos que hoy es más pertinente plantea: ¿cómo y cuándo terminará la recuperación en EU? ¿Qué tan pronto vendrá una recesión? A la luz del desplome en enero-febrero de 2018 del mercado de valores, regresamos sobre la preocupación inicial preguntando: ¿ya estamos en la antesala de otra crisis financiera o los mercados financieros gozan de cabal salud, porque el mercado de bonos de EU sirve como red de protección sumamente estable? ¿Podemos esperar shocks externos (geopolíticos afectando los mercados de energía, de las nuevas tecnologías, o militares con una crisis escalada artificialmente contra Corea o contra Irán)?, o serán más bien internos, aumento de la resistencia social que dificulte la gobernabilidad, dados los cuestionamientos que podrían llevar a la eventual destitución de Donald Trump en un extremo, que los demócratas logren quitar el control absoluto del Congreso a los Republicanos o que de plano se haya vuelto más alto el riesgo populista del gobierno de Trump, al instrumentar políticas comerciales proteccionistas y mayores controles de capital, al punto de que eventualmente pueden descarrilar el crecimiento?

Si vamos un poco adentro del auge de los mercados de valores, veremos que un factor importantísimo ha sido la canalización masiva de fondos en dos grandes áreas: la de energía para impulsar la explotación del “shale gas” y el “tight oil” para alcanzar la soberanía energética americana por una parte, (aspirando a hegemonizar el mercado petrolero global), por la otra, una oleada de inversiones en Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC´s).

Sobre esto último, William Robinson ha llamado la atención diciendo que la clase capitalista global está invirtiendo miles de millones de dólares en la rápida digitalización del capitalismo global para dar salida a sus excedentes de capital, a la vez que abre el campo a inversiones para construir un estado policíaco global. “La inversión en el sector tecnológico pasó de $17 mil millones en 1970, a $65 mil millones en 1980, y luego a $175 mil millones en 1990, a $496 mil millones en 2000, y a $654 mil millones en 2016. Un  puñado de compañías norteamericanas de tecnología absorbió enormes cantidades de efectivo por parte de los financieros desesperados por encontrar nuevas oportunidades de inversión rentable. En 2017, Apple había acumulado $262 mil millones de dólares de reserva, mientras Microsoft registró un total de $133 mil millones de reserva, Alphabet (la sociedad matriz de Google) tuvo $95 mil millones, Oracle tuvo $66 mil millones, etcétera”. 15

El propio Williamson advierte límites al crecimiento de EU por el rápido aumento de la deuda de los hogares (préstamos estudiantiles, tarjetas de crédito, pago de hipotecas, préstamos automovilísticos). Pero el dato más preocupante es el de la acumulación militarizada: la guerra contra el terrorismo, contra las drogas, la construcción del muro, la ampliación del complejo prisiones-industria, la militarización de los cuerpos policíacos, etc., que se ahonda justo en el momento en que la infraestructura pública falla por todos los rincones. Esos son también límites para el crecimiento del modelo mexicano orientado a exportar. Demasiada incertidumbre indica que estamos al filo de nuevas condiciones en la economía global y eso es lo que hoy tiene a las élites en graves contradicciones.

Varias conclusiones son pertinentes:

  1. Está en quiebra el esquema de alternancia electoral bipartidista entre PRI y PAN. Ambos partidos atraviesan por fracturas internas y desprendimientos.
  2. Hay una crisis profunda del neoliberalismo en México, pero conserva su hegemonía porque ninguna fuerza política articula una alternativa sólida e incluyente. Sólo hay esbozos y prácticas locales de utilidad limitada en sociedades complejas como las de la mega- urbanización.
  3. El montaje de una elección de Estado, de un fraude sofisticado, se debe a las rebeliones electorales precedentes (la de 88, la de 2006 y la de 2012) y al desastre económico nacional, encubierto en grandes ganancias para la oligarquía
  4. Por todo eso, una opción fuerte es que continúe el neoliberalismo salvaje, ahora crecientemente militarizado y
  5. Es débil la organización popular para enfrentar los peligros del fraude y canalizar la rabia contra el neoliberalismo, más allá de algunas reivindicaciones distributivas estratégicas.
  6. Aunque no esté en juego un cambio radical del modelo económico neoliberal en estas elecciones, las fuerzas populares tienen que ejercitarse en la profundización del descrédito del modelo neoliberal, en el ejercicio democrático del voto, en el ataque a las reformas estructurales que atentan contra el patrimonio nacional y la defensa de los logros de las luchas de los trabajadores de la ciudad y del campo.
  7. Sobre la base de que el artículo 39 Constitucional establece que la soberanía nacional reside en el pueblo y que éste tiene en todo momento el derecho de modificar la forma de su gobierno, tenemos que actuar y mostrarnos como mayoría emergente con una nueva hegemonía, denunciar las acciones fraudulentas y promover la organización popular para detenerlas. Es preciso, ampliar los senderos del progresismo, defendiendo el voto popular, como paso necesario para un caminar firme de la democracia representativa a la democracia.
  8. Tenemos que impulsar el voto de castigo contra la trinca infernal PRI-PAN-PRD que nos ha llevado a la peor crisis de nuestra historia y atender la crisis
  9. Tenemos que defender la paz de la república y la soberanía nacional, fortaleciendo la gestión pública y dinamizando el mercado interno en beneficio de la amplia masa de productores urbanos y rurales no monopólicos.
  10. Levantar en alto las banderas de empleo formal con ingresos suficientes, así como el derecho a la salud, la educación y la seguridad social para
  11. Prepararnos para desplegar las más amplias alianzas sociales, nacionales e internacionales, caminando con los sectores populares en lucha y defendiendo en todo el mundo el derecho de los pueblos a una vida digna y en paz.

 

1 El abogado Raúl Jiménez ha señalado que la ministra Olga Sánchez Cordero, encuentra en esa ley graves vicios de inconstitucionalidad: permite al Ejecutivo militarizar el país ya que no tiene contrapeso alguno, permite al Ejército intervenir en caso de resistencia no agresiva, esto es, contra manifestaciones pacíficas, y además, viola el artículo 21 de la Carta Magna que establece con claridad impresionante que las instituciones de seguridad pública deben ser de naturaleza civil. Véase Raúl Jiménez Vázquez, “Seguridad Interior y os Murales de Cauduro”, en Revista Siempre!, México, 28 de Abril de 2018, Articulistas.

2 Véase Alma E. Muñoz, “Asesores de López Obrador no descartan que el PRI busque la nulidad electoral”, en periódico La Jornada, 27 de mayo de 2018, p. 8

3 Elio Hernández, “Enloquecido, el capital no va a permitir que AMLO gobierne, advierte Galeano”, en periódico La Jornada, México, 19 de abril de 2018, p. 11

4 Véase Roberto González , Fabiola Martínez y Agencias, “Triunfo de AMLO, riesgo para macroeconomía: Fitch”, en periódico La Jornada, México, 17 de marzo de 2018, pp. 4, 7 y 17

5 Alfonso Urrutia, Georgina Saldierna y Alma Muñoz, “Trampas de Ríos Piter y Bronco en 2.7 millones de firmas. INE registra a Zavala pese a 708,606 anuladas”, en periódico La Jornada, 17 de Marzo de 2018,p.4

6 Véase Alfonso Urrutia, “ El Bronco entra a la contienda presidencial: el TEPJF ordena al INE registrarlo como candidato: se violaron sus derechos”, en periódico La Jornada, México, 10 de abril de 2018, p. 11

7 Véase Unidad de datos/Sinembargo/abril-23-2018 http://www.sinembargo.mx/13-05- 2018/3417524

8 Alejandro Alvarez Béjar, ¿Cómo el Neoliberalismo enjauló a México (y el Eco-Socialismo Democrático para sacarlo de la jaula de hierro del capitalismo), Facultad de Economía, UNAM, México, 2018, en prensa, caps. 2, 3, 4 y especialmente cap.5

9 PRI y PAN han votado juntos en las Cámaras de Diputados y Senadores, desde la quema de las boletas electorales del fraude electoral de 1988, pasando por la privatización de paraestatales, cambios constitucionales a los arts. 27,28, 3°, reformas a la ley eléctrica, a la de PEMEX, las modificaciones al SAR, a la de pensiones del ISSSTE, aprobaron el FOBAPROA, firmaron el Pacto por México, la reforma laboral, la educativa, la de telecomunicaciones, La Ley de Seguridad Interior, al igual que validaron los fraudes de 2006 y 2012, etc.,etc.

10 Véase nota en La Jornada, 21/03/18, p.26

11 La Jornada, sección “El correo ilustrado”, 5/04/18 p. 2

12 Véase Project Syndicate, enero de 2018 en <projectsyndicate.org>

13 Véase “The Daily 202: Trump Triangulates on Trade. Here are 5 takeaways from the tariffs announcement” and Peterson Institute for International Economics, Adam S.

14 Se puede destacar Executive Office, Council of Economic Advisers, Economic Report of the President, 2017, President Barack Obama, January 2017, ch. 1 (eight years of recovery and reinvestment), GPO´s Federal Digital System.

15 William Robinson, ¿La próxima crisis económica? Capitalismo Digital y Estado Policíaco Global, <https://www.alainet.org/es/articulo/189343

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