Ayer se consumó el triunfo de la tendencia progresista del país, al frente de la cual se ha colocado Andrés Manuel López Obrador. Es un hecho de la mayor importancia porque de una u otra manera el rumbo del país virará en una dirección que puede preverse como muy positiva.
En Puebla, hasta el momento de escribir estas líneas, no se había definido la elección, en primer lugar porque los institutos electorales estatal y federal difirieron su reunión hasta este lunes a las 8 de la mañana, lo que despierta las mayores inquietudes.
Las horas entre las 11 de la noche del domingo y la siguiente sesión habrán sido claves, pero la experiencia sobre el comportamiento de Rafael Moreno Valle despierta una enorme preocupación, tanto por lo que hemos visto en materia de su respeto a la voluntad popular, pero también por el significado de su derrota frente a sus aspiraciones políticas.
Las encuestas de salida más serias daban una ventaja de unos 10 puntos en favor de Barbosa, pero esto no es reconocido por el equipo de Alonso. Ya vimos de qué manera se condujo Moreno Valle durante toda la campaña electoral y en la misma jornada de ayer, plagada de violencia provocada a todas luces por sus operadores, que produjo muertes, robo de urnas y sabotajes, además de las tradicionales prácticas de compra y coacción del voto.
Deseamos que la voluntad popular sea respetada a cabalidad. Daremos cuenta cuidadosa y precisa de lo que ocurra en este proceso, tal como lo hemos hecho en todo momento.
Creemos que Rafael Moreno Valle debe desistir de ganar la gubernatura a como dé lugar, porque ello solo devendrá en una situación insostenible para el estado.