En 2013 los recursos destinados para la cultura en el estado de Puebla fueron de 135.7 millones de pesos, que significaron un recorte presupuestal de 5.6 por ciento con respecto al monto que el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes (CECA) manejó en 2012, que fue 143.8 millones de pesos.
Con dicha cifra, el presupuesto para cultura en la entidad quedó prácticamente al mismo nivel que el destinado para los gastos en comunicación social, como son la difusión e imagen del gobernador Rafael Moreno Valle y de las diversas dependencias, los cuales ascienden a 126 millones de pesos.
Por si fuera poco, los 135. 7 millones de pesos no se comparan con los mil 390 millones de pesos que se ocupará, de concretarse, el Museo Internacional del Barroco (MIB), que contará con 18 mil 500 metros cuadrados de construcción y estará ubicado en el Ecoparque Metropolitano de la zona de Angelópolis.
Con ello, la inversión que el gobierno del estado pretende destinar a la construcción del MIB equivale a 10 veces el presupuesto anual del CECA y cuatro veces el recurso programado a la Secretaría de Desarrollo Rural y los pueblos indígenas para todo un ejercicio fiscal.
Dicho proyecto parece ser ya una realidad, ya que apenas unas semanas atrás se decía que se abriría la convocatoria para la licitación del proyecto en agosto de 2013. Ahora se estima que su construcción comenzará en los primeros meses de 2014, luego de la visita del arquitecto japonés Toyo Ito, quien será el encargado de su edificación.
El MIB ha levantado polémica entre el gremio intelectual y cultural de Puebla y de la capital del país, pues desde un inicio fue calificado como “una ocurrencia y no un buen proyecto” (La Jornada de Oriente, 10 de agosto de 2012).
Una de las opiniones más sólidas y argumentadas ha sido la emitida por Monserrat Galí Boadella, investigadora de la UAP, quien ha señalado que el MIB se distingue por la falta de conocimiento y de consenso con los expertos, a los que se suman el gasto oneroso hacia cosas innecesarias para Puebla.
La historiadora del arte por la UNAM ha dicho que lo cuestionable es que este proyecto sigue en la misma línea trazada por Moreno Valle: la banalización de la cultura, la cual es concebida como un espectáculo, como sinónimo de entretenimiento y de construir parques temáticos, como lo fue con la intervención de los Fuertes de Loreto y Guadalupe con motivo del sesquicentenario de la Batalla del 5 de mayo.
Otra opinión bien sustentada ha sido la del historiador del arte por la UNAM, Iván Ruiz, quien uniéndose a la opinión de los 20 académicos que cuestionaron el MIB, señaló que el proyecto revela el carácter mercantil que se le quiere dar a la cultura, a la que con el menosprecio acostumbrado se le utiliza para hacer un proyecto que carece de algún sustento social, cultural o artístico.
Con dicho proyecto, señaló Ruiz, se denotan dos aspectos que se contrapuntean entre sí: por un lado, el trato que el Estado tiene hacia el arte y la cultura, el cual queda consignado en la falta de programas atractivos, y por otro, la conveniencia personal del gobernador Moreno Valle, quien utiliza el barroco para crear “este proyecto infundado y fuera de lugar, como ha sido el teleférico o cualquier otra de las obras de infraestructura”.
“Es una perversión política porque existe un uso sobre el arte para legitimar al gobernador como alguien culto, porque se utiliza perversamente el arte hacia una desviación de interés y proyección política personal”.
Destaca que incluso los investigadores sindicalizados del Instituto Nacional de Antropología e Historia han advertido que “Moreno Valle continúa destruyendo el Centro Histórico de Puebla. No le bastó destruir Los Fuertes de Loreto y Guadalupe, así como el Cerro de Acueyamatepec. Sigue con la edificación de su teleférico, y ahora incrementará sus arcas –como lo hiciera Felipe Calderón con la Estela del Luz– con un museo no sólo inapropiado, sino ilegal e ilegítimo”.