Miércoles, abril 24, 2024

Edil de Tehuacán usa dinero público para alberca y dársela a un particular

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El talón de Aquiles de Eliseo Lezama Prieto, el edil panista de Tehuacán, es sin duda la obra pública, que ha sido un verdadero desastre por su mala calidad, atraso, altos costos y el enorme enojo causado en la población. Ahora otro factor se suma a la lista de yerros, consistente en que se quiere entregar en concesión a un particular una alberca olímpica, la cual es la única en su tipo en el municipio y se construyó con recursos del erario, en una zona que es propiedad pública.

Para cumplir con ese propósito se citó a una sesión extraordinaria de cabildo, en donde se aprobó que en breve se emitirá la licitación para que la alberca quede concesionada a una empresa privada de aquí al año 2028, es decir ¡que el contrato durará 15 años!

La alberca ya está construida, se ubicó en la Unidad Deportiva Sur, que es propiedad del municipio, y en una colonia popular, en donde la gente no tiene capacidad de pagar por el uso de esas instalaciones para poder hacer ejercicio.

Dicha instalación hidráulica se financió con fondos públicos en su totalidad y en un principio se creyó que se hacía para responder al reclamo de varios nadadores de Tehuacán, que han acudido a competencias nacionales y siempre se quejan de que el gobierno local nunca los apoya. Una vez que la alberca estuvo terminada, de manera sorpresiva se dijo que es necesario entregársela a una empresa privada porque la Comuna no tiene capacidad económica para hacerse cargo del mantenimiento, el cual es oneroso.

El ayuntamiento invirtió poco más de 40 millones de pesos en la remodelación de dos unidades deportivas, y en ese proyecto se incluyó la construcción de la alberca en cuestiónn. Ahora estaría pidiendo que el particular que se quede con la concesión del estanque de agua haga una aportación inicial de por lo menos millón y medio de pesos, sin establecer de qué manera el beneficiario va a recuperar ese dinero.

Frente a este esquema surgen algunas preguntas básicas: ¿si el ayuntamiento no tiene capacidad económica para darle mantenimiento a una alberca olímpica, entonces para qué la construyó?

¿Por qué se tiene que tomar esta decisión cuándo se está en la recta final de la administración y no se planteó la posibilidad de entregar a un particular esa instalación cuando se empezó a realizar la obra?

¿A cuánto asciende el mantenimiento de una alberca como para que el segundo ayuntamiento más importante del estado se declare con insolvencia económica para darles cuidados?

¿Si se quería entregar a un particular la alberca por qué desde un principio no se licitó para que un constructor privado invirtiera en la construcción y se justificara al final la concesión bajo el esquema de que debía recuperar el dinero?

Todo este asunto tiene un tufo de que probablemente alguien desde el ayuntamiento quiere hacer un jugoso negocio con una instalación pública, aprovechando que se está en la recta final del ayuntamiento y el gobierno de Eliseo Lezama ya no tiene nada que perder en materia de imagen pública o de prestigio, pues es un edil repudiado por mucha gente por los conflictos provocados por sus principales proyectos de obra pública.

Aunque pareciera que en el fondo es que en Tehuacán se quiere cometer el absurdo de entregar a un particular una instalación que se hizo con recursos públicos siguiendo el ejemplo del gobierno del estado, que gasta 400 millones del erario en el Parque Lineal, y al final es una empresa privada la que se beneficia de la obra con la administración de la rueda de la fortuna que se instaló en la zona de Angelópolis.

 

Los desastres

 

Tehuacán fue la plaza más importante que ganó el PRI en los últimos comicios locales y donde el PAN sufrió su único descalabró fuerte. En mucho ese desastre panista se debe a los yerros del gobierno de Eliseo Lezama en materia de obra pública.

Uno de sus proyectos más ambiciosos fue la remodelación del Centro Histórico, que se dividió en tres etapas, en la cual la primera tuvo una inversión de 14 millones de pesos y la licitación de la obra estuvo a cargo del gobierno del estado, así como la ejecución fue responsabilidad de la Secretaría de Infraestructura.

Esa primera etapa se volvió un tormento, ya que tardó casi un año en que concluyeran los trabajos y éstos fueron de pésima calidad, ya en algunas zonas el suelo se levantó, aparecieron baches y las nuevas banquetas tienen pisadas plasmadas en el cemento.

La segunda etapa estuvo a cargo del ayuntamiento de Tehuacán y se cometió el gran error de que se colocó un piso distinto al de la primera etapa, lo cual rompe con la uniformidad que debía haber en las plazas públicas. El tercer tramo del proyecto regresó al control del gobierno del estado, y es la fecha que no pueden concluir los trabajos.

A todo lo anterior se debe sumar que se emprendió la construcción de un enorme colector sanitario, cuya obra ya rebasó los plazos para su ejecución, además de que la obra registra hundimientos, fallas y ha provocado inundaciones, junto con la presencia de enormes hoyos en la vía pública que nadie se ocupa de advertir su presencia para evitar accidentes.

¿De qué tamaño es la molestia de estas obras? Por lo menos en lo que refiere a los comerciantes algunos de ellos por dichos trabajos no pudieron abrir sus establecimientos durante las ventas del último día de las madres, de la matanza de chivos en Tehuacán, de las fiestas patrias y de navidad. Es decir les provocaron un desastre económico total.

Por eso la gente votó contra el PAN. Y quien pagó los platos rotos es el edil Eliseo Lezama, ya que la opinión pública  de esa ciudad no acaba de identificar la parte de responsabilidad que le toca al gobierno de Rafael Moreno Valle Rosas.

 

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