El gobierno federal, a través de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarant), autorizó a la Minera Espejeras a buscar oro durante dos años en el municipio de Tetela de Ocampo, en la Sierra Norte de Puebla.
No se puede entender cómo la dependencia federal concedió la anuencia para un proyecto de explotación que sólo augura inconvenientes y hasta desgracias para la población en el que pretende desarrollarse y las zonas vecinas.
Por principio de cuentas, Tetela de Ocampo es una localidad con mayoritaria población indígena. y por esa razón la Semarnat estaba obligada a hacer una consulta, según lo establece el Artículo 169 de la Organización Internacional del Trabajo.
Pero además, es conocido hasta la saciedad que los proyectos de extracción minera sólo acarrean la depredación de los recursos naturales, el agotamiento de los mantos freáticos, la contaminación permanente de la tierra por causa del cianuro, la irrupción violenta en las comunidades por parte de foráneos y, por ende, la destrucción del tejido social y la cultura nativa.
Si el gobierno federal incurre en la falta de alentar la destrucción de la vida comunitaria en Tetela de Ocampo, el gobierno del estado comete algo que es peor: deja en el completo abandono a los pobladores de ese municipio serrano, pues con su omisión prácticamente apoya la instalación de una industria que, seguramente, sólo atraerá vicios y otras calamidades.