Directivos de la Minera Gorrión, filial de la compañía transnacional de origen canadiense, Almaden Minerals, presentaron ayer a un grupo de medios de comunicación poblanos el Proyecto Ixtaca, asegurando que las actividades de la mina que pretenden explotar en Ixtacamaxtitlán no causará daños al medio ambiente ni trastocará la vida de las comunidades anfitrionas.
En una exposición larga y detallada, los emisarios de la empresa aseguraron que su tecnología y procesos son de punta y mantienen un contacto permanente, casi familiar, con los pobladores de la zona, al punto en que dicen estar abiertos con los grupos naturalmente opositores al proyecto y dicen estar confiados en quela consulta obligada por la ley para que en asamblea las comunidades acepten o rechacen la explotación de yacimientos de oro y plata a cielo abierto, será favorable a los intereses de corporación.
De entrada las explicaciones y argumentos de la empresa pueden resultar convincentes, pero el historial de las empresas del sector es amplio en ecocidios y destrucción del tejido social en cualquier localidad donde se asientan.
Cuando una firma canadiense de ese sector —ya sea Goldcorp, New Gold, Yamana Gold, Torex Gold Resources o Metallica Resources— se asienta en un lugar, provoca enfermedades, desplazamiento de población, corrupción y aumento del crimen organizado, ha advertido, por ejemplo, Miguel Ángel Mijangos, miembro de la Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA).
Sobra decir que las actividades mineras también tienen amplias restricciones en Canadá, por los efectos sumamente nocivos, por no decir letales que han dejado en comunidades de ese país.