El delegado especial del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) para Puebla del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Fernando Moreno Peña, anunció ayer que la posición crítica que ese instituto político tuvo durante la contienda electoral local pasada hacia el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas será moderada, toda vez que el mandatario estatal apoya las reformas que alienta el presidente Enrique Peña Nieto.
Se entiende, aunque no se justifica, que terminada la lucha comicial, los rivales puedan llegar a acuerdos e incluso colaborar. Y es así que Peña Nieto ha llegado a acuerdos con las fuerzas políticas para que, a través del Pacto por México, se aprueben las enmiendas constitucionales y a leyes secundarias que impulsa.
En ese sentido, Moreno Valle ha sido un aliado de peso para el titular del Poder Ejecutivo federal, no importando que las reformas sean verdaderos retrocesos a logros históricos de los mexicanos e impliquen el saqueo de sus recursos.
Lo que ahora salta inmediatamente es la pregunta acerca de si el acuerdo para tener una relación de relativa cordialidad con el gobernador poblano la asumió el tricolor antes o después de la contienda del 7 de julio, pues esa puede ser la razón de que el PRI haya perdido estrepitosamente la elección y que las críticas que en su momento hicieron los dirigentes partidistas hacia el primer magistrado estatal, fueron parte de una estrategia para simular una contienda que de antemano estaba arreglada.
No es difícil tener sospechas sobre los arreglos perversos que pueden darse en la clase política, porque los ejemplos sobran.