El gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, sus palaciegos y aliados coyunturales pueden creer que el asunto de la privatización del agua fue enviado a la congeladora, luego de que las bancadas del PRI y del PAN en la Cámara Baja mayoritearon ayer a la perredista Roxana Luna Porquillo, para evitar la discusión del pleno sobre su punto de acuerdo.
Se sabe que la línea para los legisladores derechistas fue dictada por Gustavo Madero Muñoz, quien desde 2011 es un personero de lujo del huésped de Casa Puebla.
La claque morenovallista se encargó ayer de pregonar la especie de que los del tricolor obedecieron ordenes directísimas de Los Pinos para votar en contra de la propuesta de Luna. La verdad es que levantaron el dedo pastoreados por su coordinador, Manlio Fabio Beltrones Rivera, quien tiene un pacto particular más o menos añejo con el gobernador del estado, gracias a los buenos oficios de Melquiades Morales Flores, tutor político de éste e íntimo amigo de aquél.
Por ese pacto particular, el punto de acuerdo que propone un exhorto del Poder Legislativo a la Comisión Nacional de Derechos Humanos emprenda una acción de inconstitucionalidad a fin de evitar la entrega del líquido a la iniciativa privada, fue turnado a la comisión homóloga de la Cámara Baja del Congreso de la Unión.
Los números, el oráculo del que más abrevan los morenovallistas, apuntan a que ahí el dictamen dormirá el sueño de los justos, pues el Revolucionario Institucional tiene 10 miembros en la comisión, que equivalen a 38.5 de los votos, mientras que por Acción Nacional hay seis integrantes, iguales a 23.1 por ciento de los votos del organismo. Juntos suman una mayoría que rebasan 60 por ciento.
También es cierto que el PRD tiene sólo seis diputados integrantes de la mentada comisión y que sus posibles aliados a la hora de dictaminar –el PT y Movimiento Ciudadano– tienen apenas un integrante cada uno, equivalente a 3.8 por ciento de los votos.
Pero se trata de política y no de matemáticas. Y así como Moreno Valle contó con los oficios de Morales Flores para frenar la discusión, se anticipa que el estira y afloja sobre el sentido del dictamen que será regresado al pleno no sucederá en la harto mencionada comisión legislativa, sino entre los líderes parlamentarios.
Aquí es donde el nombre de Ricardo Monreal Ávila cobra sentido. Porque el líder del PMC en la Cámara Baja es uno de los principales operadores de Andrés Manuel López Obrador. Y el Movimiento de Regeneración Nacional que encabeza el tabasqueño ha indicado a sus militantes en Puebla colocar al principio de la lista de prioridades la lucha contra la privatización del agua.
No hay que olvidar que Puebla es la segunda entidad con mayor estructura del Morena. Y que, en términos reales, antes de la intervención gubernamental que volteó con dinero los resultados, esa organización hizo que aquí las presidenciales de 2012 las ganara López Obrador.
Así que, puede ser que el punto de acuerdo de Roxana Luna no prospere en el ámbito legislativo. Pero seguramente será llevado al pleno, por un tribuno que sabe bien como acicatear el debate y manejar los reflectores mediáticos.
Además, sólo por si acaso, un grupo de constitucionalistas expertos ya prepara la ofensiva en tribunales contra la privatización del agua, una vez que ésta se consume. Cuentan que la estrategia jurídica es parecida a la que se aplicará a la Reforma Energética que promueve Enrique Peña Nieto.
El de ayer fue, pues, un round.
Esto no se acaba hasta que se acaba.