La contienda del próximo domingo será una elección dentro de los cánones de la tradición priista, es decir estará llena de trampas, de prácticas viciadas y con un afán anticipado de hacer ganar, a cualquier costo, a Alejandro Moreno Cárdenas, mejor conocido como Alito, en las votaciones que definirán el nuevo presidente nacional del Partido Revolucionario Institucional.
Una de las principales trampas que se utilizará, de acuerdo a lo que narraron militantes priistas con el padrón en mano del partido, es que aparecen sus nombres en los listados del tricolor, pero no dice en qué casilla les tocará sufragar.
Y en general, no se han difundido de manera amplia la ubicación de las docenas de casillas que se instalarán en los comicios priistas.
A esa estrategia se le llama pomposamente: “sistema de extravío o desorientación de militantes”. Es decir, se busca que aquellos que tengan interés de votar se desesperen por lo complicado y tardado que pueda resultar el depositar una boleta en una urna.
Con ello, el Comité Directivo Estatal del PRI, que es dirigido por Lorenzo Rivera, buscará desalentar de la participación en los comicios del tricolor.
La apuesta principal es que no vote más del 10 o el 15 por ciento de los militantes de la capital y no más del 20 por ciento en el interior del estado.
De esa manera, se calcula que en la ciudad de Puebla se tendría una afluencia de entre 4 y 8 mil militantes, lo que posibilita que se haga una movilización de votantes, a quienes primero se les llevaría a desayunar y luego, se les trasladaría a los puestos receptores de sufragios en que no haya representantes de Ivonne Ortega Morales, la principal rival de Alito, para que de esa forma se logren un número importante de “casillas zapato o casillas embarazadas”, que es como se conoce de manera popular los sitios en donde todos los participantes se pronuncian a favor de un solo candidato.
Otra estrategia, comentada por conocedores de las mañas del PRI, es que muchos militantes del tricolor fueron borrados del padrón o su registro se les cambió a un distrito lejano al lugar donde habitan.
Queda claro que a la alta burocracia del PRI no le interesa democratizar al partido y con ello, generar una renovación de sus métodos de selección de candidatos a puestos de elección popular. Lo que en realidad se busca es la simple supervivencia política de quienes dirigen al tricolor.
Lo que se busca es dar un viraje de 180 grados, para dejar el concubinato que hubo con el PAN, entre los años 2000 y 2018, para ahora buscar en la figura de Alito una relación de entendimiento con Morena.
A eso se reduce el proyecto de encumbrar a Alito, a quien dentro del propio PRI ya lo tildan de: Amlito, en alusión a las siglas de Andrés Manuel López Obrador.