Dibujos híbridos, composiciones en muro, imágenes anatómicas que funcionan como paisajes, y un espacio hecho a través de un programa de computación en el que cuerpo modelado en tercera dimensión se inserta en él. Todas son acciones de la artista Mónica Zamudio para asumir su corporalidad, su relación y estancia en un lugar real, y las posibilidades de transgresión que hay en el arte.
Desde hace un par de días, la artista egresada de la UNAM, de la Facultad de Arte y Diseño campus Xochimilco, expone en Puebla ejemplos del trabajo que ha realizado en los últimos años, primero desde la pintura y ahora desde el dibujo.
Bajo el título de Condición materialidad, Mónica Zamudio habita con su obra la Sala de exposiciones de Bellas artes UPAEP tras la invitación hecha por Paula Natoli, encargada de Artes plásticas de la Dirección de Bellas Artes.
En esta muestra, explica la creadora durante una entrevista, hay una experimentación sobre sus obras. Ejemplo de ello es la serie de impresiones en pequeño formato que resultaron de proceso de modelado en computadora sobre la galería.
En dicho ejercicio, la artista hizo una recreación del espacio, imaginando cómo se insertaría su cuerpo en él, con factores naturales como la luz del sol, la dimensión del lugar y el paso de los transeúntes.
“Hay una espacialidad de la obra. Un cuerpo situado en un espacio concreto. Una proyección que es un contraste con el material de la otra obra que hay en la galería: un dibujo hecho con grafito sobre muro”, señala.
Expone que esa convivencia entre proyecciones virtuales y grafito es un ejercicio a todas luces lúdico, proyectivo y de contraste que tienen que ver sobre un asunto: la experimentación que hace sobre el cuerpo, que es su propio cuerpo.
En ese sentido, dice que el dibujo en muro tiene que ver con la representación médica que ella retoma y apropia para diseccionar, “abrir y deconstruir”, y luego volver a construir y con ello criticar un imaginario.
“Lo que me gusta es la idea de lo concreto y de lo digital que es más como proyectivo. Es obvio que una obra no es material y corporal mientras que la otra es más directa con el grafito, que trabaja y se proyecta en la retícula, lo que lo hace una herramienta potencial”, define Zamudio,
Agrega que el dibujo, aquí expandido, es una disciplina que poco a poco va siendo más revalorada y retomada por los artistas. Es, en su definición, “la experiencia más económica, ya que es fácil portarlo por cualquiera, no solo en un sentido artístico, a la par que va a todas partes porque es un medio de representación básico”.
El dibujo, acota, también empata con las impresiones del trabajo de modelación virtual debido al color neutro que los caracteriza como es el gris, que es opaco, sin brillo, básico y casi estructural, que comunica una “neutralidad flexible”.
Destaca que a la intervención en muro y a la experimentación virtual se suma la hechura de una fotografía a partir de una técnica antigua de impresión, como lo es el colodión, para trabajar sobre su propio ojo, con el propósito de expresar el proceso óptico y la estructuración de la vista en cuanto a la forma de concebirse a sí misma y a los demás.
En suma, concluye Mónica Zamudio, en Condición materialidad el cuerpo es el tema principal, tal como lo ha sido en la historia del arte.
Además de que “siempre fue el tema, ahora es visto como un territorio político”, y como un vehículo por el cual ejercer una suerte de apropiación y libertad.
La muestra, que también contó con la curaduría de Santos Cuatecontzi, estará vigente hasta el 31 de marzo en esta galería universitaria ubicada en la 11 Oriente número 1921, en el barrio de Santiago.