El presidente Enrique Peña Nieto informó que en este 2014 su gobierno impulsará una “profunda reforma” del sector agropecuario, a fin de convertirlo no sólo en una de las principales fortalezas del país, sino también en un espacio de vida digna para quienes viven del campo. Al encabezar en Boca del Río, municipio conurbado del Puerto de Veracruz, el 99 aniversario de la promulgación de la Ley Agraria de 1915, el titular del Ejecutivo destacó la importancia que tiene el campo para el país, que lo ubica entre los primeros 15 países productores de alimentos y el decimotercer país exportador en dicho rubro a nivel mundial. La contraparte que no se resaltó es la dificultad que tiene buena parte de la población rural para subsistir, que engrosan las estadísticas de la pobreza en el país.
A partir de estas declaraciones la pregunta inmediata que me surgió es ver si existía alguna modificación a lo planteado en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2013–2018 y en el Programa Sectorial Agropecuario, Pesquero y Alimentario 2013–2018, publicado en el Diario Oficial de la Federación el viernes 13 de diciembre de 2013. Como en otras ocasiones, dentro de las consideraciones señaladas del Programa sectorial se menciona que el mismo se adecua a la estrategia general planteada en el PND, que es “elevar la productividad para llevar a México a su máximo potencial, por lo que se orienta la actuación gubernamental en torno a cinco metas nacionales: México en Paz, México Incluyente, México con Educación de Calidad, México Próspero y México con Responsabilidad Global, incluyendo además tres estrategias transversales: Democratizar la Productividad, Gobierno Cercano y Moderno, y Perspectiva de Género, donde la “meta nacional México Incluyente constituye una prioridad transversal en todos sus programas, y tiene por objeto, entre otros, alcanzar una sociedad con equidad, cohesión social e igualdad de oportunidades”.
El gran desafío, se afirma, no sólo del campo sino de la economía nacional, es elevar la productividad, lo que implica enfrentar los obstáculos al crecimiento con una estrategia integral y teniendo claro que el objetivo es cambiar el rostro del campo con una nueva visión de productividad y seguridad alimentaria. El reto, se afirma, es elevar la productividad, con modelos de asociatividad –clúster– que le den escala productiva al minifundio y permitan integrarlos a la cadena productiva. El esquema adjunto resume la propuesta y permite ver que la misma no es nueva, y que podrá encontrar sectores y regiones específicas donde la integración y la asociatividad a partir de fortalecer cadenas de valor sea viable. Pero generalizar al conjunto del campo mexicano buscando solucionar lo que ellos caracterizan como la “bipolaridad” de campo, reflejo de su diversidad y resultado de un proceso histórico complejo de lucha y reparto de tierras, me parece un exceso.
La visión productivista tiene también historia; fue y sigue siendo la visión dominante para enfrentar los problemas económicos y sociales. La idea de producir más para lograr un mayor bienestar se ha visto confrontada a lo largo de los años, al igual que la visión que sostenía que hay que crecer para poder generar procesos redistributivos más equitativos. (Fuente: Programa Sectorial Agropecuario, Pesquero y Alimentario 2013–2018).
Un problema central para los pequeños productores de básicos que no sólo producen para el autoconsumo sino para la venta, es la fijación de los precios, se llamen de garantía u objetivos, pero que den cierta certeza en materia de valor de la producción. En los tiempos de liberalización y apertura y con precios a la baja en el mercado internacional, acorde a los excedentes y subsidios otorgados por los países industrializados a las producciones que controlan, cualquier producción nacional se ve desestimulada. Desde 2007 han existido diversos picos de elevación de precios en el mercado internacional, pero la inestabilidad también es un elemento presente y recurrente. Sólo que exista una propuesta de establecer precios o que existen precios al alza en el mercado internacional de manera constante ( lo cual no es posible controlar), la propuesta de aumentar la producción y la productividad agropecuaria puede ser viable para los pequeños productores.