Desde 1993 en el estado de Puebla no se había generado un clima propicio para que avance la presencia en el estado de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), la cual está ganando muchos simpatizantes, sobre todo en el corredor que va de Izúcar de Matamoros hasta Acatlán de Osorio, así como en las regiones de Tehuacán y de Huauchinango, como resultado de la política represiva del gobierno de Rafael Moreno Valle Rosas.
Un aspecto fundamental es que la mayor parte de los 73 docentes que el actual gobierno ha reprendido, primero por no aplicar la prueba Enlace y recientemente por participar en un paro, no son maestros de la CNTE o la disidencia magisterial local, sino han sido destacados integrantes de las dos secciones que tiene en la entidad el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
Y frente a esta ola represiva, el SNTE se ha mostrado taciturno e incapaz de defender a sus representados que han sido injustamente sancionados, ya que algunos ni siquiera participaron en las protestas de la disidencia, sin contar que el magisterio fue una parte esencial hace tres años para llevar al poder a Moreno Valle Rosas, quien ahora actúa con “garrote en mano” contra los maestros que se atreven a disentir o protestar.
A lo anterior hay que sumar la actitud torpe, por no decir estúpida, de Juan Díaz de la Torre, dirigente nacional del SNTE, quien antier definió que su sindicato sólo defiende a los maestros “cumplidos” y que los demás deben ser despedidos.
Esa conducta lo único que está provocando es que el SNTE entre en una fase de extrema debilidad, luego de que fue encarcelada la ex cacique de esa agrupación Elba Esther Gordillo Morales y perdió capacidad de defensa de los maestros. Una crisis que se palpa mucho en Puebla.
A Juan Díaz de la Torre y en general a los dirigentes del SNTE se les olvida que todos los maestros, incluidos los que están protestando contra la reforma educativa, se les descuentan cuotas sindicales mensuales de manera automática por la vía de la nómina, y esa situación obliga a dicha organización gremial a defender, sin ninguna distinción ideológica o política, a los profesores frente a los abusos gubernamentales. Pero tal parece que en esa organización se perdió la brújula.
Debilidad y crecimiento
de la CNTE
A principios de las década de los años 90 la CNTE en el estado de Puebla ganó una importante presencia en las regiones que iban desde Acatzingo y Tepeaca, hasta Tehuacán e Izúcar de Matamoros; sin embargo, en 1993 una de las principales dirigentes de la disidencia, Saturnina Martínez Ramírez, fue interceptada en la carretera federal a Huejotzingo por tres sujetos, quienes la mataron a tiros.
Nunca se esclareció el homicidio. Lo mismo se dijo que había sido un asalto de una banda dedicada al robo en carreteras o que un ajuste de cuentas entre maestros de la región de Acatzingo o que había sido un homicidio de Estado, pues la agresión formaba parte de una persecución que el gobierno de Carlos Salinas de Gortari y la cúpula oficial del SNTE habían desatado contra los miembros de la disidencia del magisterio.
Lo cierto es que a partir de la muerte de Saturnina Martínez se desató una persecución contra maestros de la CNTE en Puebla; asimismo, se desataron purgas internas en esa organización, lo cual derivó en que la Coordinadora de Trabajadores de la Educación perdiera toda presencia e influencia en el estado, la cual quedó reducida a tener unos pocos seguidores en los municipios de Acatzingo y Tehuacán.
Luego de 1993, los gobiernos de Manuel Bartlett, Melquiades Morales y Mario Marín Torres hicieron todo lo posible para evitar la penetración de la CNTE, pese a que el tercero de estos mandatarios propició en 2009 un conflictos magisterial tendiente a debilitar al SNTE, que era el brazo electoral de Rafael Moreno Valle Rosas, quien ya se perfilaba a ser aspirante a la titularidad del Poder Ejecutivo de Puebla.
Esa contención de la CNTE ahora parece estarse derrumbando, pues se sabe que en muchas zonas del estado, sobre todo en el sur y el norte, se está incrementando de manera acelerada el malestar contra la reforma educativa del gobierno de Enrique Peña Nieto y hacia las causas de la coordinadora, la cual en general en el país creció en los estados de Veracruz, Tabasco, Jalisco y Tamaulipas, que eran lugares en donde no había penetrado.
Pese al discurso oficial queda claro que la reforma en cuestión tuvo un carácter laboral y que tendrá repercusiones en el ámbito educativo, y no como decía el gobierno de Peña de que era un proyecto estrictamente con un contenido de mejora académica del sistema de enseñanza pública. Dicha situación es la que tiene inconformes a los maestros de todas las latitudes del país.
En el caso de Puebla, ese malestar podía haber sido menor si el gobierno de Moreno Valle hubiera tenido una Secretaría de Educación Pública con destacados pedagogos como funcionarios de primer nivel, en lugar de un grupo de represores, que se dedican a vigilar a los maestros que critican las políticas oficiales.
Los yerros de la administración morenovallista comenzaron con el cese de 43 maestros que no aplicaron la prueba Enlace en 2012, después de hace unos días con 32 maestros que se les cambió arbitrariamente de adscripción de sus plazas por participar en un paro o no proporcionar los nombres de profesores que se han quejado de la reforma educativa. Asimismo, se le debe sumar el uso de la fuerza pública para frenar dos manifestaciones de trabajadores de la educación.
Todos estos actos represivos son consecuencia de que el gobernador quiere infundir miedo en la base magisterial, pero en realidad solamente están provocando que crezca el enojo de los maestros que están cansados de los abusos gubernamentales, que se les quiere culpar solamente a ellos de las fallas del sistema educativo y que sus condiciones de vida siguen por los suelos.