El posible término del periodo armado en Colombia que se prolongó durante 52 años demuestra que cuando las partes implicadas tienen la intención de llegar a algún acuerdo es posible llegar a la paz, no obstante el tiempo que sea necesario para establecer el diálogo. En México con sus distancias, si se compara lo que sucede entre el gobierno mexicano y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), es notorio que aquí no existen las ganas de ceder ni de uno ni de otro bando.
En México, dijo Nora Arrollo Carrasco, especialista en Relaciones Internacionales, lo único que se quiere es “ganar ganar”, es decir, ninguna de las partes quiere moverse o ceder ni sentarse en la mesa para dialogar; es decir, no hay voluntad política para hacerlo.
Durante una rueda de prensa, la directora de la licenciatura en Relaciones Internacionales de la UPAEP, estableció que lo que sucede en Colombia es un tema importante no sólo para ese país sino para toda América Latina.
Ello, explicó, porque el conflicto de 52 años está por terminar, siendo este un referente del tipo de conflictos que suceden en la región y a nivel global.
“Cuando dos grupos tienen la intención de dar término a un conflicto en un mesa que ha durado el tiempo necesario –cuatro años-, es motivo de júbilo para los países y los ciudadanos”, dijo Arrollo Carrasco.
Señaló que un paso importante para lograr este acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) será el Plebiscito por la paz que se realizará el próximo 2 de octubre, y que llamará a la población a votar por el sí, para que se termine el conflicto; o por el no, para que continúe la división.
“No podemos descartar que la población vote que no, ya que este ha sido un año de sorpresas a nivel mundial: la salida de Inglaterra del Reino Unido, y las elecciones y los candidatos en Estados Unidos”.