Con todo cariño y admiración para el doctor Rafael Antonio Marín y López
Fue en 1998, en el programa de radio Tiempos Oscuros en la XECD, 11.70 de AM conducido por Moisés Ramos, quien salía a la calle con todo el equipo para hacer periodismo social de frente a la gente, cuando conocí al doctor Rafael Antonio Marín y López, secretario de Salud del gobernador Manuel Bartlett y director del Centro Nacional de Transfusión Sanguínea (CNTS). Fuimos invitados a una explanada para hablar de la pandemia del VIH–Sida. Yo que dirigía desde 12 años antes (1986) el primer programa en el mundo para la Defensa de los Derechos Humanos de las personas dedicadas a la prostitución. Entre sus miembros había un gran número de personas de preferencia homosexual y desde luego el lugar se encontraba repleto de ellas. Era el 1º de diciembre de 1998, Día Mundial de la Lucha contra el VIH–Sida.
Desde entonces había una gran estigmatización hacia las personas de preferencia homosexual en particular en referencia a la transmisión del VIH–Sida. Después de nuestras intervenciones iniciales y las grandes cifras oficiales dadas por el doctor Marín, Moisés tocó el tema de que uno de los grandes mitos del VIH–Sida: la estigmatización a los homosexuales por considerárseles la principal causa de la transmisión del VIH. El doctor Marín negó la discriminación y minimizó el estigma argumentando que: “Aún hoy, las amas de casa sigue siendo la población más afectada”. Ante esa declaración, con gran desparpajo y gallardía me le fui al cuello: “Ustedes tienen un doble lenguaje. Dice que no es verdad que los hombres con preferencia homosexual están estigmatizados al ser considerados causa principal de la transmisión del VIH. Y cuando estas personas se presentan a hacerse el examen para detectar VIH, o se sabe que son portadores o están desarrollando la enfermedad, los tratan con un desprecio e indignidad que evidencia lo que ustedes realmente piensan. Y desde luego no les dan el mismo trato que a las amas de casa más afectadas. Es evidente su doble moral y lenguaje: Uno para las declaraciones oficiales y públicas, y otro para el trato hacia estas personas en la realidad”. Ante la afrenta el doctor Marín se defendió con enjundia y argumentos. Pero el encontronazo estaba dado y por ahí nos fuimos, azuzados por Moisés Ramos.
Después sólo supe de sus grandes logros como director en el CNTS durante 12 años (1998–2010). Entre éstos: la prohibición la compra–venta de sangre. La integración de los 32 Centros Estatales que cumplen en la República las funciones del CNTS como parte de la descentralización de los Servicios de Salud. La ideación e implementación de las mejores pruebas para la obtención de sangre 100 por ciento segura para transfusiones. También puco en marcha el programa de autotransfusión, donde las personas se donan su propia sangre, abaratando costos y con mayor seguridad. Y los resultados más importantes y significativos: Se fundó el primer banco en América Latina, y desde luego México, de células progenitoras hematopoyéticas cordón umbilical. Así como la erradicación de 98 por ciento de las enfermedades transmitidas por transfusiones de sangre.
Hace unos meses, mi brody Nacho del Castillo, lo invitó a Radio BUAP al programa Nuestro Espejo, que conduzco. Nos reencontramos con un gran abrazo y le pregunté si se acordaba de mí. Se rió y dijo: “¡Cómo no!”. Bromeamos al recordar el encontronazo. Y de invitado pasó a ser nuestro coconductor de excelencia.
Hoy quiero compartir otro gran logro del doctor Marín: El pasado 11 de diciembre recibió un gran reconocimiento en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM): En el marco de los 70 años de la Secretaría de Salud, los 25 años del Centro Nacional de Transfusión Sanguínea y el 8 Foro Internacional de Seguridad Sanguínea realizado en el Auditorio Raoul Fournier Villada, de la Facultad de Medicina de la UNAM, les otorgaron reconocimientos a tres ex directores del CNTS: al doctor Moisés Rangel hematólogo y fundador del CNTS, a la doctora María Soledad Córdoba Caballero y, desde luego, a nuestro querido y admirado doctor Rafael Antonio Marín y López. Grandes pendones del escudo de la UNAM y de la Facultad de Medicina franqueaban el estrado.
Estuvieron presentes el rector de la UNAM, José Narro Robles; el director de la Facultad de Medicina de la UNAM, Enrique Grahue, y el coordinador de los Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de referencia de la Secretaría de Salud, Guillermo Ruiz Palacios, entre otros muchos. Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo de la doctora Julieta Rojo Medina, actual directora del CNTS.
Impactante fue ver el rostro del doctor Marín enfocado por más de media hora y proyectado sobre la pantalla que se encontraba arriba del estrado, y en grandes letras: “Egresado de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla”. Y desde luego, al ser mencionado para pasar a recibir su reconocimiento, no se pudo evitar escuchar el único grito a todo pulmón de ¡Bravo!, de mi hermano del alma Nacho del Castillo.
Ante los hechos tengo que decir que es un gran honor haber tenido ese férreo encontronazo con este admirable hombre. Enorme deferencia que la vida me otorgó. ¡Felicidades Toño Marín y que siga la mata dando!