Y la barbarie misma era cultura
Enrique González Rojo del poema Nuestro señor desollado
Las revoluciones
se producen
en los callejones sin salida
Bertold Brecht
A las maestras y los maestros rurales que con su esfuerzo y su sangre
han trabajado y trabajan para construir una nueva patria
X PP
Ayotzinapa madre del alma de profesores rurales que viven y enseñan entre los más pobres, en aquellos que encuentran en el alfabeto la escalinata endeble que les permita emigrar a la ciudad en busca de chamba, chamba con salarios miserables que apenas alcanzan a matar el hambre, pero que al menos mitigan la angustia de la panza vacía y del mañana qué comemos.
La parcela de secano que sólo produce una cosecha de maicito que no alcanza para toda la familia: tienes que salir a buscártela, m’ijo, porque aquí nomás no l’haces.
Pero ya ni eso. A los gobiernos neoliberales no les interesa la alfabetización. Cómo habría de interesarles si en educación pública ponen a analfabetas funcionales, que consideran a la educación un gasto, un ejercicio inútil, porque segun ellos los pobres, la prole, no tienen remedio, son prescindibles. Y si los más pobres son prescindibles sus posibles mentores también lo son.
Con argumentos de esta clase, hace algunos años el gobierno y la dizque “maestra” Gordillo intentaron cerrar las normales rurales. La respuesta de sus estudiantes por la defensa de sus escuelas fue inmediata: Teteles, Amilcingo, El Mexe, Tenería, Ayotzinapa, San Marcos, todas y todos normalistas rurales se pusieron en pie de lucha y ecgaron atrás al intento de cierre.
Desde entonces han sido una piedra en el zapato del régimen. Particularmente en Guerrero, los chavos de Ayotzinapa han sido el blanco de la brutalidad policíaca.
Lo sucedido el 26-27 de septiembre es un ataque más de para asesinar a quien se atreva a poner en tela de juicio las acciones del gobierno. Larga serie de asesinatos de estudiantes y luchadores sociales que sigue impune.
La justicia está ausente, solo priva la ley de los poderosos, el “estado de derecho” es una farsa. En Guerrero, Tamaulipas, Puebla, Chiapas, Guanajuato, en prácticamente todo el territorio nacional ha cedido su puesto al “terrorismo de Estado”, como en la ley bala, los policías pueden disparar a quien altere el orden. Y los que manifiestan su desacuerdo con el régimen son alteradores del orden y pueden, impunemente, ser “abatidos” o ser sujetos de desaparición forzada.
En este país el terrorismo de Estado se ejerce a través del homicidio doloso y la impunidad, mancuerna trágica que busca anular la voluntad de lucha de la ciudadanía: el que se mueve, se muere.
Las cifras del sexenio muestran cerca de 30 mil homicidios que se añaden a los 100 mil de Calderón, y ya son más de ocho mil personas desaparecidas que con las de Calderón suman 30 mil personas que no dejaron rastro. Así los números, porque hasta eso ha llegado el terrorismo de Estado, a desaparecer a los sujetos, a borrar su personalidad y a convertirlos en cifras vagas, sin cuerpo, sin rostro.
Este es el marco de Ayotzinapa, de Guerrero y de la república. El Estado decidió imponer la paz de los sepulcros para actuar a sus anchas. Porque el Estado es el espacio legal en el que operan las “autoridades”, los tres poderes, es decir el gobierno y éste es el caldo de cultivo en el que medran los políticos.
Lo evidencian sus acciones: los políticos no gobiernan para la ciudadanía, sino para el capital, local y transnacional, por eso las reformas y el pacto por México. Buscan que haya negocio porque de ahí es de donde van a sacar más dinero cuando se acabe su periodo. Muchos antiguos funcionarios del gobierno, son ahora ejecutivos de las empresas que recibirán las concesiones petroleras, del gas y la energía o como Zedillo quien es ejecutivo de la empresa a la que su gobierno vendió los ferrocarriles.
Esta desvergüenza envuelve a los políticos, que lo único que buscan es sacar raja de los negocios: están en la política para enriquecerse, no para servir a la ciudadanía. Y para ello se agachan frente al capital y oprimen a los ciudadanos que intentan protestar.
Por eso el terror, para que el capital opere a sus anchas en un país con los salarios más bajos del mundo y donde el capital en una de sus facetas más poderosas y violentas, el narcotráfico, puede actuar sin restricciones. ¿Dónde termina el Estado y dónde comienza la dominación del crimen organizado?
Los acontecimientos muestran que esas fronteras se han borrado. Dicen que los chavos fueron asesinados y secuestrados por policías ligados al narco. Pasaron seis o siete días antes de que Peña se diera por enterado. Después de más de tres semanas el procurador sigue haciéndole al cantinflas, habla mucho y no dice nada. El gobernador con licencia finge demencia, él “no sabe nada”. Dicen que los malos son el presidente municipal y su esposa. Y…estos funcionarios “buenos para nada” ¿Son cómplices o son socios? ¿Qué tratan de ocultar? Cobran más de 100 salarios mínimos en un país con más de 60 millones de pobres. !!!
Recuperemos la memoria: Chauyfett era el secretario de gobernación cuando paramilitares al servicio del gobierno ejecutaron la matanza de Acteal. Peña era el gober del Edomex cuando el asalto alevoso, el asesinato y las violaciones policiacas en San Salvador Atenco. La violencia no les es ajena, son viejos conocidos.
La publicidad se emplea para completar el cuadro, a los que se mueven y protestan los etiquetan como grupos de revoltosos que quieren impedir el progreso que el Preciso presume que trae bajo el brazo. Todos los días hay noticias buenas:ya estamos moviendo a México. No importa que los pronósticos de crecimiento se reduzcan a diario, Peña insiste: “la economía se fortalece” “estoy al frente de las investigaciones”. La mentira se ejerce para justificar sus acciones y mantener a la gente a la expectativa.
Una conseja dice que los pueblos tienen el gobierno que se merecen ¿será verdad? El pueblo tiene que despertar y construir un futuro digno.